Así se despidió el Café Clásico
“Buenas noches, amigos. Hace nueve años el Café Clásico abrió sus puertas con una fiesta y mucha ilusión. Nueve años subiendo y bajando la persiana, que hoy definitivamente y con la ilusión perdida bajaré para no subirla más”. Así comenzó el adiós del Café Clásico. Un adiós en forma de fiesta que se celebró este viernes en el mismo Café Clásico, en la calle San Millán número 2.
Nacho y Maite decidieron, hace nueve años, abrir “un nuevo rincón en Logroño, un café parisino con aire logroñés” en el que en sus paredes lucían fotografías de personajes de Logroño y de La Rioja y textos, poesías de autores como Gonzalo de Berceo o Rafael Azcona. Echando la vista atrás, Achútegui recuerda que “han sido años de compartir momentos inolvidables, alegres la mayor parte”.
Y es que, este mismo viernes, Achútegui reunió a “un montón de amigos”. A unos, cuenta a Rioja2, “ya los trajimos puestos, venían de serie; otros los hemos ido haciendo día a día. En el Clásico se ha ofertado un buen café, buen vino, mejores pinchos y buena amistad; se ha exaltado la amistad y se ha brindado siempre por ella”.
En estos nueve años, el Café Clásico se ha convertido en un “lugar de encuentro, de fomento de la amistad”. De hecho, recuerda que abrió el Café “sin televisión porque, para mí, un café es el lugar para charlar”. La televisión finalmente llegó, cuenta resignado.
Achútegui aprovechó para dar las gracias: “gracias a aquellos que apoyaron la idea del Café Clásico, esa idea que nos llevó a sacar la financiación de donde solo se nos ponían trabas al principio y que, con tesón y convicción, logramos superar”. Y más gracias a tanta gente que, a lo largo de estos nueve años, se ha ido encontrando por el camino.
Pero, sobre todo, concluye Achútegui, “gracias también a todos los clientes, amigos ya, la mayoría de ellos”.
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