La fiesta está en la calle

El sonido de San Mateo es el de los compases de una de las charangas que cada día recorren las calles de Logroño hasta la Plaza de Toros. También es el sonido de la gaita que acompaña a los Cabezudos y Gigantes o simplemente los acordes del altavoz que alegra el trabajo de las Peñas cuando preparan las degustaciones en la Plaza del Mercado.

Y es que la fiesta está en la calle. Desde primera hora de la mañana hasta las tantas de la madrugada. En la recta final de San Mateo, los logroñeses no dejan que la fiesta decaiga y se han propuesto ir a todos los actos.

Por ello, las calles están abarratodas de gente que pasea, se decide por tomar algún pincho en la Calle Laurel o la San Juan o ir a las Barracas. Los más madrugadores no se lo piensan y acuden casi en masa a la Plaza de Toros para ver las Vaquillas.

Los más atrevidos participaron del famoso juego “Tiro a la Rana”, un juego con mucha tradición y al que también se apuntan los más pequeños.

Por las tardes, las terrazas se llenan de gente. Eso sí, es necesaria una chaqueta pues aunque el sol acompaña a las fiestas, la temperatura empieza a ser algo más que fresca.

Y por la noche, los conciertos de la Plaza del Ayuntamiento y por supuesto, los Fuegos Artificiales en el Parque de La Ribera, un acto que congrega a mucha gente.

Por todo ello, San Mateo se vive en la calle.