¿Puede ser escarlatina?

La escarlatina, una infección infantil que se pensaba había quedado casi relegada cuando no es así. José Julián Revorio es el Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital San Pedro y ha explicado a Rioja2 que “al tratarse de una infección bacteriana no puede erradicarse, es como el sarampión y las paperas que, de repente vuelven. Cualquier enfermedad infecciosa tiene un momento de vuelta”.

Se trata de una enfermedad exantemática causada por una bacteria, el estreptococo beta-hemolítico del grupo A, perteneciente a la misma familia que los gérmenes responsables de la amigdalitis. La bacteria se difunde a través del contacto directo con el moco o la saliva del niño infectado, con las gotitas emitidas con la tos, los estornudos o simplemente hablando, y penetra en el organismo a través de las mucosas de la nariz y de la boca. A veces, también puede transmitirse a través de objetos usados por el niño, como juguetes... y los periodos de máxima incidencia son el final del otoño, el invierno y la primavera.

Los niños que padecen escarlatina suelen tener la garganta muy enrojecida y dolorida además de fiebre. Asimismo, suele aparecer un sarpullido rojo con aspecto áspero y textura de papel de lija y la piel se torna de color rojo intenso en los pliegues de las axilas, los codos y la ingle mientras que la lengua presenta un revestimiento blancuzco.

Pese al rechazo y miedo que pueda generar el nombre, estamos hablando de una enfermedad que se detecta muy fácilmente. “Con una simple prueba se puede detectar, prueba que se realiza en todos los centros de salud. Después, se trata con un antibiótico de los primarios, de los que usamos habitualmente”.

Por esta razón, Revoiro lanza un mensaje de “absoluta tranquilidad” a todos los padres y es que, “no se ha registrado ningún ingreso por escarlatina en Logroño”, a pesar de que sí se ha notado cierto incremento de casos, “aunque nada fuera de lo normal”. De todas formas, recomienda a los padres que detecten algún síntoma, “acudir al centro de salud para que el pediatra revise al niño y, ante la mínima sospecha, éste le realizará la prueba”. En caso de que dé positivo, “el pediatra le pondrá inmediatamente el tratamiento adecuado”. Una vez detectado y medicado, apunta Revorio, “el cuadro médico irá remitiendo”. Aunque el tratamiento dura una semana, “los síntomas pueden remitir en un par de días”.

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