Siria ahoga a tiros las manifestaciones
La última de las manifestaciones se convocó en Homs, a 165 kilómetros al norte de Damasco, a pesar de las amenazas reiteradas de las autoridades para que los convocantes desistieran de su intento de protesta. Sin embargo, se terminó llevando a cabo, y las fuerzas de seguridad sirias decidieron disolverla a tiros.
En el momento en que comenzaron los disparos, miles de manifestantes se arremolinaban en un punto céntrico de la ciudad de Homs. Según la cadena de televisión Al Yazira, los agentes abrieron fuego contra lo que las autoridades han denominado “insurreción armada”. Su intención, explican, era disolver a los convocantes, previamente advertidos de las represalias si decidían finalmente slir a las calles.
Algunos de los activistas han informado a la prensa internacional de la existencia de heridos entre los manifestantes, mientras que Al Yazira ha confirmado un número indeterminado de ciudadanos heridos que tuvieron que ser trasladados hasta hospitales cercanos para ser atendidos. Otros convocantes han sido arrestados por la Polícia Secreta del Gobierno sirio.
Desde el lunes por la tarde, no han podido confirmarse las informaciones en torno al número total de manifestantes ni de heridos en las duras represalias gubernamentales, puesto que la mayor parte de los medios de comunicación de índole internacional han sido expulsados de Homs para evitar así cualquier imagen o información acerca de esta nueva convocatoria de protesta, que se suman a otras que se vienen preparando desde el pasado mes de marzo.
Además el país observa con incredulidad el incumplimiento de las promesas del Gobierno, que hace semanas prometía derogar la Ley de Emergencia , decisión que hasta el momento no ha sido tomada.
El Gobierno responde
Del lado del presidente de Bashar Al Assad, los argumentos son bien distintos. Su ministro del Interior, que fue quien calificó de “insurreción armada” esta protesta, ha explicado que “la evolución de los acontecimientos ha revelado que se trata de una insurrección armada realizada por grupos que pertenecen a organizaciones salafistas, especialmente en las ciudades de Homs y Banias”.
El número de víctimas registrado en el marco de estas concentraciones no deja de crecer y, según grupos pro Derechos Humanos, supera los dos centenares.
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