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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Enfermeras y administrativos se unen a la huelga de la atención primaria de Madrid: “Somos las que más palos nos llevamos”

Trabajadores sanitarios posando en la puerta del centro de salud Nuestra Señora de Fátima.

Clara Angela Brascia

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La lucha de los médicos en defensa de la atención primaria ha trascendido a todas las categorías profesionales. Este jueves, se han registrado paros temporales en todos los centros de salud de Madrid, y durante dos horas a lo largo de la mañana y de la tarde los sanitarios han interrumpido sus labores. A la protesta se han unido médicos, pero también enfermeros y administrativos, que insisten en la necesidad de trabajar en simbiosis para garantizar la mejor asistencia posible a los pacientes. 

“La huelga nos está repercutiendo muchísimo. Los pacientes entienden las razones, pero cada día se hace más complicado seguir así”, lamenta Montserrat Cantelar, enfermera del centro de salud Nuestra Señora de Fátima, en Carabanchel. A las 12.00 horas cerró con llave su consulta y salió a la calle para apoyar a los otros profesionales del centro que participaban en el paro. “Se ha perdido toda la esencia de la atención primaria, que es el trabajo en equipo, conocer a los compañeros y a los pacientes. Este vínculo es la clave para que el sistema funcione. Es un problema que nos afecta a todos”, asegura.

Mientras que en la puerta se empezaban a juntar sanitarios y vecinos, los pacientes que entraban en el centro se encontraban con una sola ventanilla abierta y la imposibilidad de tomar números para ser atendidos. “Ahora no hay médicos ni enfermeros trabajando. Si no es urgente, igual es mejor si volvéis en un par de horas”, era el aviso que los celadores repetían a los ciudadanos. “Sabía que a veces mi médica está en huelga, pero nunca me había encontrado el centro así”, afirma una paciente, que prefiere volver a su casa antes que esperar en las masivas colas para atenderse. 

Los médicos de familia y pediatras de Madrid empezaron una huelga indefinida el pasado noviembre, con el objetivo de solicitar mejoras en los salarios de los sanitarios y aliviar su carga de trabajo. Tras una pausa durante la Navidad, los médicos retomaron el paro en enero, aunque reconocen que la protesta ha perdido fuerza. “El seguimiento es mucho menor. Es imposible mantener el ritmo ya que supone perder 200 euros por cada día de paro”, reconoce Maribel Giráldez, médica desde hace 15 años en este centro de salud en Carabanchel. Lleva una chapa con el lema “Sanidad 100% pública” en la bata y se saluda con los vecinos y pacientes que han venido a apoyarles. 

Tras haber respaldado la huelga con frecuencia antes del parón de diciembre, tuvo que volver a trabajar en enero. “Se me hizo imposible seguir”, admite. “Pero hoy he vuelto a parar, incluso si solo es durante dos horas. No es solamente un problema de los médicos, toda la Atención Primaria está en peligro. Faltan matronas, trabajadores sociales, fisios... Las enfermeras aguantan una cantidad de pacientes insostenible. Hay que seguir luchando en la medida de lo posible para mantener atenta a la Consejería”. 

Las posturas entre el comité de huelga y el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso están cada día más alejadas. Este miércoles se celebró la enésima reunión para intentar llegar a un acuerdo, que finalmente no se alcanzó. Mientras, el consejero de Sanidad de la Comunidad, Enrique Ruiz Escudero, sigue sin reunirse con el comité de los médicos de familia, algo que empieza a sentar muy mal a los sanitarios. 

“Es una vergüenza y un verdadero maltrato que se desatiendan las peticiones, más que razonables, del comité de huelga. En otras comunidades no pasa lo mismo. Se han sentado a hablar y han desconvocado los paros”, critica Cristina Cámara, médica de familia jubilada y paciente del centro del salud General Ricardos, donde trabajó en la última década. 

Cámara recoge firmas en defensa de la Atención Primaria en las afueras del centro al grito de “sanidad pública” y aplaude a los sanitarios que interrumpen su jornada laboral para sumarse a la protesta. “Como persona que ha estado trabajando más de 40 años en esto me da mucha pena. Y como paciente lamento que se están registrando demoras muy importantes en las citas, porque los profesionales no dan para más”, afirma. 

En las afueras del centro Paseo Imperial, en Pirámides, también se han concentrado vecinos y sanitarios. Hablan de las razones de la huelga, del techo de la instalación que se “cae a pedazos” en el vestíbulo y de las dificultades de seguir adelante con el paro. “Retomar después del parón ha sido complicado. Entre los días de vacaciones y las bajas, era imposible volver sin dejar desatendidos a los pacientes. No podemos hacer huelga todos a la vez, tenemos sentido ético y nos sentimos mal por nuestros pacientes”, reconoce Maribel Ramos, médica de este centro de salud. 

Ramos empezó a trabajar en Atención Primaria en las zonas rurales de Madrid, pero desde hace más de una década forma parte del equipo del centro de salud a poco metros de la glorieta de Pirámides. Con ella trabaja desde entonces Pilar Vargas, una de las administrativas que han apoyado el paro de este miércoles en bloque. “Somos las que más palos nos llevamos. Gestionamos todo el caos de las agendas y se hace cada día más complicado. Mucha gente viene con rabia, nos amenazan. El otro día a una compañera le dijeron que si la encontraban en la calle le iban a partir la cara”, denuncia Vargas. 

Las enfermeras y administrativas de este centro reconocen el valor de la huelga de los médicos, aunque lamentan que no hubo un acuerdo desde el principio para coordinar a todas las categorías profesionales. “Los problemas de los médicos acaban por afectar al trabajo de todos los profesionales. Es una cadena que se ha roto y estamos todos muy cansados”, acusa Ramos. “Yo, que siempre estuve en primera línea, ya no puedo más”.

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