El ruido nocturno, una bomba sobre el tejado de Ana Botella
El problema del ruido nocturno en el distrito Centro ha sido hasta ahora el cuento de nunca acabar. Parcheado en demasiadas ocasiones amenaza ahora sí con estallarle entre las manos al Ayuntamiento, presionado tanto por las asociaciones vecinales como por los empresarios del sector ocio, partes interesadas y encontradas que, al parecer, no van a permitir esta vez una nueva salida en falso al conflicto.
Ayer fueron los empresarios del ocio de la capital quienes pasaron al ataque. Ante los persistentes rumores de que la anunciada próxima declaración de Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) de Centro incluya la obligación de cerrar sus locales una hora antes, reunieron a la prensa para reivindicar el papel del sector como motor generador de empleo y riqueza en la ciudad, rechazar cualquier limitación de su actividad económica y desenmascarar a los que según ellos son los verdaderos responsables del ruido nocturno: el botellón, los lateros, el tráfico y los camiones de la basura.
Hablando como una sola voz, los empresarios, muy críticos con el Ayuntamiento, advirtieron claramente de que no permitirán ser cabeza de turco de la Administración en un conflicto consecuencia de “la falta de actuación policial, la ineficacia de la normativa existente y la falta de voluntad política” para resolverlo. De ninguna de las maneras, aseguraron, aceptarán una reducción horaria de la actividad de sus locales al no ser esa la solución a un problema más profundo cuya resolución pide adoptar toda una “batería de medidas normativas, policiales, administrativas y de concienciación social”.
Mientras que, por una parte, pidieron reflexión y debate responsable sobre el tema, por otra, llegaron incluso a poner sobre la mesa la posibilidad de llevar ante la Justicia la “inactividad municipal” y hablaron de documentar periodísticamente el fenómeno del ruido para demostrar quiénes son sus verdaderos causantes, registrándolo notarialmente.
Puntilla al sector
Los empresarios expusieron que durante el último año el sector perdió 22.000 empleos como consecuencia de una crisis que se ha llevado por delante el 20% de sus ingresos en ese mismo periodo y que una reducción por ley de su actividad asestaría un duro golpe al negocio, golpe del que muchos no se recuperarían. Estiman en unos 1.500 millones anuales el coste que les supondría cerrar antes sus locales, medida que, además, “no haría más que empeorar la problemática del ruido echando a las calles a cientos de personas que no se irán a sus casas”.
El 23 de febrero cinco asociaciones vecinales exigieron al Consistorio la inminente declaración de Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) para el distrito Centro, adjuntando entre una larga serie de propuestas la de obligar a los establecimientos nocturnos de ocio a cerrar sus puertas 60 minutos antes. Veinticuatro horas después, el Ayuntamiento respondió al envite diciendo que en 15 días -que ya se han cumplido- los vecinos verían satisfecha su demanda, pero no precisó las medidas que la ZPAE acarrearía, dando pie a una rumorología que ha hecho que los empresarios del ocio nocturno de Madrid, preocupados ante lo que se les puede venir encima, decidieran ponerse la venda antes de la herida. Ayer colocaron la pelota en el tejado del Consistorio, y además repararon el tejado con ayuda de profesionales que encontraron en este link.
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