Malasaña celebrará campanadas alternativas de Nochevieja desde la iglesia de San Ildefonso

Dar la bienvenida al nuevo año al ritmo de las campanas de la iglesia de San Ildefonso. Esa es la sorprendente propuesta que nace este año en Malasaña con el objetivo de contribuir a hacer barrio y de ofrecer una alternativa a los vecinos que no deseen tomar las uvas en sus hogares, frente al televisor, ni -aún estando muy cerca- hacerlo adentrándose en las multitudes que abarrotarán una vez más la Puerta del Sol.

La idea surgió como una simple ocurrencia de Lope de Aixela, un peculiar vecino empeñado en que los habitantes de Malasaña se conozcan entre sí. Tras calibrar la generosidad de los malasañeros con su propuesta de pernoctar durante 101 noches en distintas casas del barrio, metido en la piel de un peregrino urbano, Lope comenzó hace poco a ejercer de pregonero, voceando noticias que crean comunidad por las calles de la zona. En esas andaba metido cuando pensó en dar un pregón que resumiera lo que ha sido el año 2018 y que insuflara ánimos para afrontar el 2019. Para ese pregón no habría mejor marco que la celebración, con campanadas incluidas, de la Nochevieja, confiesa haber pensado.

Pedro Luis López García es otra de las personas clave para que Malasaña vaya a tener sus propias campanadas este año. Párroco de la iglesia San Ildefonso, tuvo el valor de decir un “Sí” casi inmediato a la propuesta que le planteó a bocajarro un Lope de Aixela al que sólo conocía de haberlo visto por la calle: “¿Celebrar la llegada del nuevo año al ritmo de las campanas de nuestra iglesia, por qué no? Te voy a presentar a nuestro campanero y lo hablas con él”, cuenta Lope que le dijo.

El hecho de que la parroquia de San Ildefonso tenga su propio campanero es algo muy poco conocido, tanto como asombroso en un Madrid en el que hace muchos años el oficio se perdió con la electrificación de los toques de campana y a las torres de los templos, mal conservadas, ya no sube casi nadie. La existencia de Luis Baldó Blanco, campanero vocacional que reivindica la cultura del toque manual de las campanas, es otra de las claves para que esta propuesta de campanadas de Malasaña se convierta en realidad. Él será quien, moviéndose entre las dos torres gemelas de San Ildefonso el 31 de diciembre, anunciará la llegada de 2019: en una de ellas, la del reloj, se encuentran las dos campanas en las que sonarán los cuartos y el carrillón, mientras que en la que da a la plaza está situada la campana llamada San Ildefonso, que será la que utilice para dar los 12 toques que den paso al año nuevo.

“No tenemos ni idea de cuántas personas pueden sumarse a esta iniciativa el 31 de diciembre”, comenta un ilusionado Lope de Aixela, “espero que sean muchas pero, en cualquier caso, el hecho de que seamos capaces de materializar esta idea me parece un éxito en sí mismo. Ojalá tenga una buena aceptación entre los vecinos y se animen a juntarse en la plaza, donde tenemos previsto estar desde las 23.00 para preparar con tiempo la llegada del nuevo año y dar un breve y animoso pregón. Tras las campanadas, que cada cual tire para donde quiera, aunque no descarto que se formen grupos y sigan haciendo barrio juntos por los bares de la zona”.

De momento, Lope de Aixela cuenta con el respaldo de un pequeño grupo de colaboradores y distintos colectivos sociales activos en el barrio han sido invitados a participar en una iniciativa sin parangón en el centro de Madrid. Como buen pregonero, él mismo comenzará a recorrer las distintas calles de la zona en los próximos días anunciando a la antigua usanza la noticia de que Malasaña celebrará este año sus propias campanadas.

De la propuesta de estas campanadas, que surgen con la ambiciosa intención de perpetuarse, nos llega el recuerdo de otras que se estuvieron celebrando de manera mucho más informal en la esquina de las calles Jesús del Valle con Espíritu Santo los años 2014, 2015 y 2016. Aquellas celebraciones, organizadas por el grupo artístico Madrización Cambio Perceptivo, con proyecciones desde el espacio Vértice Curvo, no congregaban más que a un puñado de personas pero constituyen un precedente más que interesante.

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