“Para luchar contra el narcotráfico hay que poner a los ricos a pagar impuestos”

El secretario de Asuntos Políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA), Kevin Casas-Zamora, es pura delicadeza y humildad. Pasea por Salamanca en camisa, gesticulando, sin que sus manos paren ante cualquier opinión que aporta. Maravillado por la capital salmantina, pregunta, y hace comentarios, sobre la situación económica de España.

Pero, sin lugar a dudas, en estos momentos una de sus mayores preocupaciones es la situación del narcotráfico en América Latina. De hecho, participó de forma activa en la elaboración de la declaración “Por una política integral frente al problema de las drogas en las Américas”, aprobado por la Asamblea General de la OEA, celebrada a primeros de junio en Antigua, Guatemala.

Kevin Casas-Zamora, que fue ministro y vicepresidente de Costa Rica, participó la semana pasada en Salamanca, donde recibió a La Meseta para hablar de narcotráfico, en la inauguración de la primera Escuela de Observación Electoral, que han sacado adelante la propia OEA y el Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca.

¿El principal problema que tiene Iberoamérica ahora mismo es el narcotráfico?

No diría que es el único, aunque es el central en la vida de la región, en diferentes grados en función del país. Si vas a Centroamérica, Caribe o México el paisaje de seguridad de esos países se dibuja en función del problema de la droga.

Pero, ¿por qué esos países son vulnerables al problema del narcotráfico?

No es únicamente la ubicación geográfica. Centroamérica sufre gravemente las consecuencias del narcotráfico no solo por estar situado donde está, sino porque tiene una proporción considerable de sus jóvenes fuera de toda posibilidad de oportunidad productiva y porque tiene el sistema judicial e instituciones policiales en un estado lamentable.

Sin embargo, no se consigue erradicar.

Es un problema real. Y en el último año la región está haciendo muy bien, realiza un esfuerzo importante para que por primera vez se tenga una discusión adulta. Los gobernantes están diciendo en público lo que antes decían en privado, que es que el enfoque de la guerra contra las drogas ha sido un desastre.

¿Habría que legalizar las drogas?

No sé si es la solución o no. Creo que nadie lo sabe. Más importante que enfocarnos en posibles soluciones, habría que mirar sobre el tipo de discusión que tenemos. Las soluciones van a emerger por sí solas.

¿Por qué no se toman medidas solucionar el problema de la corrupción en los sistemas judiciales y policiales?

Es verdad que los países que se ven afectados por el problema del narcotráfico no tienen posibilidades de pelear mientras tengan instituciones policiales y judiciales que no estén a la altura de la tarea. Y eso desafortunadamente está pasando en buena parte de los países. Ese elemento de poner a la altura de la tarea a las instituciones coercitivas es imprescindible. De lo que se trata es que hay reducir los niveles de impunidad.

¿Cómo se podría prevenir?

Es básico todo lo que se hace en materia de prevención social, para dar oportunidades reales de integración social a una parte juventud que ahora está excluida. Por ejemplo, en Centroamérica una cuarta parte de la juventud ni estudia ni trabaja. Lo que hagas para dar oportunidades de educación, de entrenamiento laboral es fundamental.

¿Se cree, de verdad, que los países están dispuestos a dar esos pasos?

Creo que si porque el desgaste social es brutal. Hay una mayor disposición de dar pasos en esa dirección, aunque no todos los que se deberían dar. Sin embargo, hay algo que tiene que tener claro. Por ejemplo, en países de Centroamérica una de las cosas que te hacen vulnerable al narcotráfico es la incapacidad del Estado para ejercer un control efectivo sobre el territorio. Si tienes grandes extensiones de tu territorio donde no hay presencia estatal, por definición eres vulnerable a la presencia del crimen organizado. ¿Cómo puede uno pretender que algunos estados en Centroamérica tengan África subsahariana? Una de las cosas que tienes que hacer para luchar contra el narcotráfico es poner a los ricos a pagar impuestos, cosa que en Centroamérica no se ha hecho.

¿Están dispuestos los países a dar ese tipo de pasos?

Creo que están dispuestos a dar pasos, pero alguno de esos pasos que se deben dar, si quieren ser efectivos, son políticamente muy sensibles.

¿Cree esperanzador que en El Salvador, las maras estén negociando un alto a la violencia?

Uno siempre tiene que sentirse contento cuando alguna iniciativa baja drásticamente el coste en vidas humanas que pagan las sociedades centroamericanas como consecuencia de la violencia. Todo el mundo estaría de acuerdo en que la tregua en El Salvador - en Honduras todavía es un proyecto- ha supuesto una baja drástica en el número de homicidios en un país con la más alta del mundo.

¿Esa disminución ha ido unida a la bajada en otro tipo de delitos?

Es verdad que hay dudas si esa bajada ha ido aparejada de la disminución de otros tipos de delitos, también ligados a las maras, como las extorsiones. La evidencia es más complicada. No hay claridad de que la tregua se haya reflejada en ese tipo de delitos. Eso es lo que explica el gran escepticismo de la población respecto a la tregua.

¿Cómo resolver el problema de las maras?

Aquí el problema es que seamos capaces, como sociedades, de crear las capacidades en el Estado para asegurar la seguridad, que es el más público de todos los bienes públicos. Está bien bajar los niveles de violencia, pero no es sostenible cuando los bajas a partir de un acto de desprendimiento de quien perpetra la violencia. El reto es crear capacidades en el Estado y en la sociedad. Es muchísimo lo que tienen que recorrer los países de América Latina para tener instituciones capaces de asegurar vigencia del Estado de Derecho.