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El coche como “centro de datos sobre ruedas”

El iNext, denominación inspirada en los modelos eléctricos de BMW ya existentes (i3 e i8), será un coche autónomo de nivel 5.

Pedro Umbert

El gigante de la computación Intel se ha involucrado de forma decidida en la conducción autónoma con la creación de una división especializada, la colaboración con la marca alemana BMW y la reciente adquisición de la compañía israelí Mobileye, dedicada a la fabricación de sistemas de visión artificial.

Los responsables de Intel, y no solo ellos, están convencidos de que “los datos son el nuevo petróleo”, como se explica en el vídeo que sigue.

Por eso han apostado por embarcarse en una industria ajena en principio a sus intereses, la del automóvil, a la que ven desde hace tiempo como creadora de “centros de datos con ruedas”, antes llamados coches.

Según cálculos de la empresa estadounidense, una persona procesará 1,5 gigabytes de información en 2020 por medio de sus diversos gadgets tecnológicos, y un coche autónomo llegará a los 4.000 GB contando datos técnicos del vehículo y datos personales y difundidos en redes sociales por parte del usuario.

En el vehículo 100% automatizado, el trasiego de datos es de las siguientes proporciones: cada segundo, las cámaras procesarán entre 20 y 40 MB; el radar, entre 10 y 100 KB, el mismo caudal que el sónar; el GPS, alrededor de 50 KB, y los sistemas de medición de distancia mediante láser conocidos como LIDAR, de 10 a 70 MB. Repetimos: cada segundo.

Intel se enfrenta a cuatro retos técnicos fundamentales. El primero es procesar adecuadamente esa ingente cantidad de información. El segundo, hacerlo de forma lo bastante rápida como para que el coche sin conductor tenga una respuesta óptima ante los imprevistos que se presentan durante la conducción.

A continuación se presenta el problema de la seguridad, concepto para el que la lengua inglesa dispone de dos términos: safety, referido a la protección física del individuo y que en este caso haría referencia al buen funcionamiento del coche autónomo para garantizar la integridad de sus ocupantes; y security, que englobaría todas las medidas encaminadas a prevenir o repeler ataques de hackers.

Por último, Intel debe ser capaz de suministrar sus equipos, tanto los que hacen funcionar el coche como los que lo conectarán con otros vehículos y con las infraestructuras, en grandes cantidades. Su alianza con BMW en este terreno contempla precisamente instalar esos componentes en miles o millones de vehículos, aunque de momento sus esfuerzos se concentran en desarrollar un modelo que tendrá que estar listo para comercializarse en 2021.

El iNext, denominación inspirada en los modelos eléctricos de BMW ya existentes (i3 e i8), será un coche autónomo de nivel 5, es decir, que no requerirá de la intervención del conductor en ningún momento y, por tanto, podría prescindir del volante en el salpicadero. Si se cumplen estas expectativas estaremos a un paso del vaticinio del fundador de Tesla, Elon Musk, para quien conducir será una actividad prohibida por ley en 2030.

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