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Seguridad vial y emisiones, las más perjudicadas por la crisis sanitaria

Las emisiones medias de CO2 se situaron en 118 gramos por kilómetro en 2019.

Víctor Celaya

La pandemia que padecemos desde el mes de marzo ha profundizado uno de los problemas más preocupantes de los relacionados con el sector de la automoción en nuestro país. El miedo al transporte público, injustificado según todos los estudios, y la crisis económica derivada de la sanitaria se han confabulado para disparar las ventas de coches antiguos, lo que ha hecho que el parque de vehículos haya envejecido aún más de lo que ya lo estaba.

Como ha destacado Manuel Orejas, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de la compañía de renting Arval, en el recientemente celebrado XIII Congreso AEGFA de Gestores de Flotas 2020, este año estará marcado por una mayor antigüedad del parque y el siguiente aún sentirá con más fuerza los efectos del mismo proceso.

De acuerdo con los datos del Observatorio de la Movilidad Arval 2020, el conjunto de los vehículos que circula por nuestras carreteras tampoco se había renovado en 2019 y cuenta ya con una edad media de 11,73 años. Esta cifra aumentará significativamente en 2020 por la importante caída del mercado de vehículos nuevos fruto de la doble crisis sanitaria y económica.

Mientras, el mercado de ocasión sigue aumentando su peso: en 2019 se vendieron 1,67 vehículos de ocasión por cada uno nuevo y en 2020 se prevé terminar con un ratio de 2,05, un 22,4% más. Además, casi el 60% del mercado de usados, ligeramente por encima de 1 millón de transacciones, corresponde a vehículos con más de 10 años de antigüedad.

Los datos resultantes de las operaciones realizadas el pasado verano dibujan un panorama aún más preocupante del que plantea Orejas. Durante los meses de julio y agosto, la compra de vehículos de más de 20 años se disparó un 31%, alcanzando un total de 43.655 unidades vendidas en la antesala de la vuelta a los centros de trabajo y escolares, según un estudio realizado por el Instituto de Estudios de Automoción para Sumauto.

El mismo trabajo reseñaba una caída del uso del transporte público de un 40% por el miedo a los contagios posibles cuando tienen lugar aglomeraciones en metro o autobuses. Muchos de los que le daban la espalda ponían los ojos en vehículos particulares, pero, afectados a su vez por ERTES y otras complicaciones laborales -cuando no el despido o el cierre de su negocio-, solo podían aspirar a coches antiguos, que pueden adquirirse desde 500 euros y se mueven en los 1.400 euros de media.

Por otra parte, el envejecimiento del parque y el retraimiento de la demanda de vehículos diésel han provocado que las emisiones medias de CO2 a la atmósfera sigan creciendo, para situarse en 118 gramos por kilómetro en 2019, casi un 1% más en términos interanuales. 

Este aumento pertenece en su totalidad a las unidades pertenecientes a los particulares, ya que ni el canal del renting ni el de empresa incrementaron sus emisiones. Este dato se justifica porque, mientras los particulares tienden a cambiar sus antiguos coches diésel por otros de gasolina, las empresas los sustituyen por modelos dotados de alguna forma de electrificación o hibridación.

El porcentaje de vehículos con más de una década de antigüedad suma hoy por hoy casi el 62% del total del parque español, mientras que cerca de un 12% del resto supera los siete años. Por su potencial contaminante, los coches de cero emisiones solo suponen el 0,2% del conjunto, seguidos por los de etiqueta Eco (1,6%), etiqueta C (33%), etiqueta B (32%) y los que no disponen de distintivo (33,2%). Esto significa que, por ejemplo, en Madrid, este 33% no podrá acceder dentro del perímetro de la M-30 en el año 2022 si no es residente en esta área.

No solo más contaminantes, también menos seguros

Además de a las emisiones, el envejecimiento del parque afecta también y de forma decisiva a la seguridad vial. Como explica la DGT, la antigüedad del vehículo supone un factor de riesgo al carecer este de los sistemas y equipamientos de seguridad implantados recientemente. El riesgo de fallecer o resultar herido y necesitar hospitalización se incrementa significativamente cuando se viaja a bordo de un coche viejo.

Casi tres de cada cuatro vehículos tienen más de siete años de edad, y su nivel de seguridad activa y pasiva es muy inferior al de los coches nuevos. La tasa de accidentalidad tiene mucho que ver, por tanto, con la antigüedad de los vehículos y su estado de mantenimiento. También en este caso, los coches de renting llevan ventaja: al ser más modernos, disponen de mejor equipamiento de seguridad, y además gozan de mantenimiento preventivo y cambios de neumáticos más frecuentes.

Por último, los modelos antiguos se ven afectados por menores gastos en mantenimiento. Según datos de Solera, firma especializada en soluciones digitales para el automóvil y el hogar, si un coche de menos de cinco años visita el taller dos veces al año de media, los de más de 10 no llegan ni siquiera a una visita anual. Y esto mismo sucede con la gasolina o el seguro, partidas de presupuesto en las que se hace exclusivamente el desembolso imprescindible para poder seguir rodando. 

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