La de los talleres sí que es una ‘brecha digital’
Junto con la conectividad, el coche eléctrico y la conducción autónoma son las grandes revoluciones en marcha en la industria del automóvil, y ambas realidades van a transformar radicalmente el negocio tradicional de los talleres de coches. Como ya hemos publicado aquí, los vehículos eléctricos supondrán una caída del 38% en su facturación, debido a la menor complejidad técnica de estos frente a los modelos de combustión, y el coche autónomo reducirá hasta un 70% el número de siniestros, según cálculos de la consultora AMC.
En este contexto, los negocios de reparación se verán obligados a adaptarse con celeridad para centrarse en una actividad principal, la actualización de software del coche. Así lo cree Solera, firma especializada en soluciones digitales para el automóvil y el hogar, cuyo recordatorio no deja lugar a dudas: un automóvil es hoy en día tecnología en un 80%, en tanto que solo dos de cada 10 talleres están digitalizados.
Alfonso Poveda, director general de la compañía para España y Portugal, lo expresa de esta manera en un artículo publicado en la revista Fleet People: “Hay una brecha de negocio digital que, si no se subsana, actuará como catalizador de selección natural. Sin tecnología será imposible desarrollar un negocio en 2040 y prestar servicio al eléctrico”. Dicho más crudamente, que el taller que se duerma en los laureles corre el riesgo de desaparecer, barrido por la marea digital.
Cuando una puerta se cierra, con suerte se abre otra nueva. Solera ve nuevos negocios en el horizonte, especialmente autocentros especializados en cambios de batería del coche eléctrico, ubicados sobre todo en zonas urbanas y semejantes a los talleres de neumáticos y mecánica rápida que proliferan en la actualidad, en particular en áreas metropolitanas.
La operación de cambio de batería se realizará cada 10 años, de media, y requiere un 86% menos de mano de obra, lo que permitirá que negocios más pequeños se dediquen a reparar o regenerar este elemento clave sin el que el vehículo no puede circular. Eso sí, si la batería no se abarata, advierte la multinacional, estos talleres se convertirán en menos “centros de sustitución”, pues con el precio actual de más de 11.000 euros no compensa la reparación.
Para Poveda, puede ser demasiado optimista confiar en que las oportunidades de negocio ligadas al cambio de baterías vayan a compensar las pérdidas de ingresos por las operaciones de mantenimiento y reparación habituales hasta ahora. El vehículo eléctrico tiene 25 piezas de rotación menos que uno tradicional, y de ahí la drástica disminución de la facturación prevista para la transición eléctrica a la que nos acercamos.
Sin filtros de aceite, correas, bujías, inyectores ni escapes que reparar o sustituir, la mecánica pasará a ser residual. La chapa llevará parecido camino, pues la generalización de sistemas ADAS de ayuda a la conducción y, luego, del coche autónomo reducirán al mínimo los accidentes y, por tanto, los daños en la carrocería.
En el futuro, el coche –y no el propietario– será el auténtico cliente del taller, que se conectará directamente con él y será su proveedor de servicios, además de canalizar la relación de la marca con cada vehículo en particular. El conductor se limitará a aceptar los cambios en el software, o podrá no hacerlo, de la misma manera que hoy decide si su móvil se actualiza o no. Como escribe Poveda, “la tecnológica que está detrás de mi teléfono no me pregunta qué cosas nuevas quiero, solo que acepte descargarlas”.
La posventa a la que vamos será tecnológica y obligará al sector a invertir en formación y aptitudes tecnológicas. Los talleres tendrán que concentrarse y formar redes más tupidas para ser competitivos. La buena noticia para los que sobrevivan es que trabajarán de manera más eficiente, pues los algoritmos y la conexión directa con el vehículo harán que comiencen el día sabiendo no solo lo que les espera, sino también el material que necesitan para la jornada.
“Que nadie en la posventa se asuste con todos estos cambios”, indica el responsable regional de Solera. “Surgirán nuevas y atractivas oportunidades de negocio. Solo hay que empezar a transformarse y encontrar a los aliados necesarios que hagan más llevadero ese camino repleto de incertidumbre”.