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Elecciones 10N: la campaña más aburrida en la historia de la democracia

Rocío Monasterio durante el último debate de la campaña electoral.

Julio López Guillén

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Si la repetición de las elecciones generales tuvo un nivel de irresponsabilidad de altura, al mismo nivel podríamos situar esta campaña electoral, pero en el ámbito de lo absurdo.

La repetición de las elecciones también fue la repetición de candidatos, de propuestas y de estilo. Quizá ha sido la campaña más aburrida que se recuerde en la historia de nuestra joven democracia.

Conforme avanzaba el mes de octubre y principio de noviembre, casi quería que el mes volara para que llegara el domingo día 10. Que volara, que acabase… pero siendo justos también ha sido un buen momento para calibrar mejor el escenario de los grandes líderes de este país.

Al tener más tiempo hemos podido acercarnos más a sus contradicciones, a sus cambios de guión y sobre todo, a su manifiesta incapacidad para dar una respuesta a las dos grandes cuestiones que atenazan el futuro de España: la integración territorial y la economía.

Ninguna de las grandes fuerzas políticas presentó medidas globales que pudieran concretarse en leyes, no lo hicieron en primavera y tampoco lo han hecho en invierno. No sabemos, porque no han querido, cuánto costarían las propuestas aisladas que cada uno ha ido presentando. Es una falta de seriedad en el ámbito público, y es inexcusable.

Ahora bien. Volviendo al comienzo del problema, hay que recordar que la responsabilidad de nombrar Presidente corresponde a la totalidad del Congreso de los Diputados, tal cual, y no valen excusas de reparto de escaños entre los diferentes partidos. La responsabilidad es de todo el Congreso, así lo dice nuestra Constitución.

Afrentando a los partidos la falta de claridad en sus programas, sí hemos podido ver minúsculos intentos por parte de cada formación para explicar algo de lo que piensan hacer. Así, en el tema económico los socialistas esbozaron una reforma del sistema de pensiones, los populares han querido dibujar algo parecido a una locomotora de crear empleo, Unidas Podemos reflexionó sobre la calidad del trabajo y Ciudadanos quiso hacer hincapié en la burocracia que lastra proyectos empresariales. Ninguno obtuvo éxito. Del ámbito territorial tuvimos igual parangón, del resto de propuestas solo hemos podido escuchar repetición (también) de medidas atrasadas e incumplidas, algunas de ellas de hace años.

Todavía tendremos que ver cuál es el impacto que tendrá en la movilización del voto la irrupción de Más País y las tibias propuestas de Errejón. Una cosa sí es segura, el fascismo no ha hecho ni una propuesta seria y consistente para la economía o para la convivencia de España y, pese a todo, recogerá gran parte del voto protesta sin que en el ámbito de la derecha se hayan hecho el examen de responsabilidad para aislar a los que vienen a esparcir el discurso del odio. Todo pasa factura.

Si pudiéramos hacer un esbozo de lo que hemos vivido esta semana de campaña y los días previos, habríamos vislumbrado como la ciudadanía en general y también los medios, han pasado más bien de largo. Lo que no significa que se pase de ir a votar, al parecer la conciencia de participación ciudadana en los comicios no se verá tan mermada como se anunciaba en los primeros sondeos, incluso el macro estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas y el del CEMOP en la Región de Murcia situaba la posible participación en torno al 70% del censo, entre 2 y 3 puntos por encima de las primeras estimaciones.

Al menos hemos tenido debate, y no me refiero al de los candidatos, que se materializó en un embarre bochornoso para los electores. Hablo del verdadero debate, el de las candidatas, donde se habló de forma dinámica de las propuestas, hubo respuestas, y sobre todo hubo respeto. Otra lección para el mundo de la comunicación sobre como abordar la realidad política de nuestro país.

Recordemos que venimos avisando que en la Región de Murcia, de los diez escaños asignados a nuestra provincia, hay tres que pueden cambiar de partido. Se trata del escaño de UP y de los dos de Ciudadanos. Veremos cual es el veredicto final, seguro que habrá sorpresa y no sólo por el reparto.

En cualquier caso, se pondrá fin a un camino que nunca tuvimos que empezar, pero que ha de servirnos para no volvernos a equivocar. Porque cuando dejamos de hacer nuestros deberes en el espacio público es cuando llegan los fanáticos a decirnos cómo tenemos que vivir, y esos, ya están aquí.

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