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“La brecha salarial y de cuidados entre hombres y mujeres se agranda todavía más en el mundo rural”

Gotzone Sestorain, en una comparecencia en el Parlamento de Navarra sobre la soberanía alimentaria

Rodrigo Saiz

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Gotzone Sestorain saldrá a las calles de Leitza (Navarra) y Pamplona este domingo 8 de marzo para reivindicar sus derechos como mujer, y especialmente como mujer del ámbito rural. Asegura que en el mundo agrario se acentúan las desigualdades y la brecha entre hombre y mujeres. Un mundo que insiste “necesita una reconstrucción” para que la gente joven se sienta atraída por él y no abandone los pueblos y con una mayor visibilización de las mujeres, “que siempre han trabajado y dado todo por el campo”, pero que su trabajo no ha sido tan reconocido. Este 8M, Día de la Mujer, las mujeres rurales tendrá además su propio espacio en la cabecera de la manifestación de Pamplona para reivindicar su papel y su importancia en la sociedad. No son muchas en Navarra las que se hayan animado a dar el salto al movimiento feminista, pero Gotznone aventura que será más por las dificultades a las que se van a enfrentar en un futuro cercano para poder subsistir en los pueblos y el campo.

Ella entró en contacto con el feminismo a través del soberanismo alimentario primero y el agro ecofeminismo después. Defiende que es necesario un cambio de modelo en el mundo agrario para la supervivencia del mismo y para eliminar las brechas entre hombres y mujeres en un mundo del que se da una imagen masculinizada. Desde pequeña estuvo en contacto con el mundo rural y pese a que con 16 años se marchó al “mundo urbano” donde aprendió a empoderarse, hace seis volvió al caserío que tenían sus padres en la localidad navarra de Leitza. Ahora vive ahí y participa en un grupo de consumo local que tiene como objetivo ir construyendo el concepto de soberanía alimentaria en la zona. Define la sobreanía alimentaria como “el derecho de los pueblos a decidir su alimentación, la producción y el consumo, planteando la relocalización de los sistemas alimentarios, empezando desde la producción hasta el consumo”.

En su caso, ella tiene una huerta que dedica al cultivo de patatas y ovejas y corderos. La producción la dedican para el autoconsumo y la venta directa y de cercanía. Entiende que es la única forma de salvar el mundo rural. Señala que la única solución es “hacer un cambio total de políticas” para que la gente joven se anime a quedarse en el campo. Ello es necesario, asegura, porque “la situación actual es tan mala para todos que luego repercute todavía más negativamente en las mujeres”.

Como mujer reivindica la importancia del sector femenino en el mundo rural, un mundo en el que las mujeres han estado invisibilizadas y “poco reconocidas”. “Hoy en día impera el modelo agrario industrial, completamente masculinizado, pero antes el principal modelo era el de los pequeños campesinos y ahí la mujer tenía un papel muy importante, aunque no tuviera tanto reconocimiento. En necesario que se nos reconozca”. Ese poco reconocimiento conlleva a que la precariedad del campo se agudice todavía más en las mujeres, que muchas veces no cobran ni siquiera una pensión porque “muchas veces en las casas como no llegaba el dinero solo cotizaba una persona y era el hombre”.

Este domingo 8 de marzo, Día de la Mujer, saldrá a la calle para reivindicar el papel de las mujeres rurales y políticas de igualdad para las zonas rurales, que deben empezar por “un cambio en las políticas agrarias” que ayuden a la gente joven y a las mujeres a continuar trabajando en el campo.

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