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Amamantar y trabajar, algo más que dejar a una madre “que se arregle con ello”

Una mujer alimenta a su bebé.

Garikoitz Montañés

“Puede parecer complicado e, incluso, difícil. Pero la clave es que se pueda elegir: que una madre ponga en una balanza sus posibilidades y decida qué quiere hacer al combinar lactancia y trabajo”. Laura Laubach, una de las cuatro monitoras en activo en Navarra de la Liga de la Leche, defiende de esta forma la necesidad de compatibilizar lactancia materna y trabajo, e, incluso, más allá de los nueve meses protegidos por la ley en España. Para conseguirlo, quieren concienciar a la sociedad sobre una práctica que “no basta con que la madre se arregle con ello, hay que hacerla posible”. Así, colectivos que promueven la lactancia piden mejoras para reconocer este “derecho”, como el aumento de las salas de lactancia, la sensibilización sobre esta materia para que una madre dando de comer a su bebé no resulte tan llamativo, y facilitar más información sobre cómo son los horarios de permiso de lactancia.

Estos últimos quizá son los más conocidos. Durante los primeros nueve meses de vida del bebé, se puede disponer de una hora para la lactancia sin reducción de horario, la decide la persona trabajadora, puede ausentarse de su puesto durante esa hora, dividirla en dos medias horas o bien reduciendo la jornada 30 minutos entrando más tarde o saliendo más temprano. Y una de las claves es que no se distingue entre lactancia natural o artificial, entre la madre o el padre. Laubach, con todo, reconoce que, en lugar de nueve meses, “un año” sería más deseable.

Desde la Liga de la Leche plantean estas reivindicaciones como parte de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia, que en Europa se celebra ahora en octubre y que promueve la alianza mundial pro lactancia materna, WABA, este año con el título Amamantar y trabajar: logremos que sea posible. Desde la asociación Amagintza, por ejemplo, ya recordaron que en Navarra, según una encuesta realizada en 2008, la lactancia materna exclusiva a los seis meses de edad se daba únicamente a, dependiendo de la zona de residencia, entre el 12 y el 45% de los bebés.

“De lo que se trata es de concienciar a las madres de que tienen derechos, y a las empresas que deben darle facilidades”, explica Laubach. Por ejemplo, con salas de lactancia o aquellas en las que se pueda extraer la leche, porque “a través de esos pequeños gestos se puede contribuir a combinar lactancia y trabajo”. Todos los organismos públicos de Buenos Aires (Argentina), por ejemplo, cuentan desde alrededor de 2008 con un área para extraerse la leche; fue una de las “peleas” en las que participó Mónica Tisone, psicóloga y vicepresidenta de la Liga de la Leche de Argentina.

“Hay mucho por hacer”

“Se han visto muchos avances en los últimos años, pero todavía hay mucho por hacer para conseguir que las mujeres puedan elegir entre amamantar o no; y, si deciden no hacerlo, que lo hagan con información”, apunta. Su apuesta, de hecho, que admite que genera debate social, es prolongar la lactancia materna a niños o niñas de “dos años”.

Tisone visita ahora Pamplona para dar una conferencia (16 de octubre, 18:00 horas, en Civivox Mendillori) en torno a la lactancia, sobre la que insiste en que todavía “son necesarias más leyes” que la protejan. Cabe recordar, por ejemplo, que la Carta de Derechos y Deberes de las personas en el Sistema Vasco de Salud recoge precisamente que amamantar es un derecho, un paso que colectivos como la Liga valoraron pero que desde Amagintza matizaron, porque con este paso se recoge algo que no está prohibido, que es que una madre alimente a su bebé.

Tisone, en cualquier caso, cree que “cada vez hay más profesionales de la salud imbuidos por las técnicas de lactancia, pero es necesario que sea algo más extendido, aún se recurre a grupos de apoyo para solventar las dudas de las madres”.

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