Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Buby Rey: “El blanco y negro es parte de mi sello y de mi identidad visual”

El fotografo cántabro Buby Rey. |

Laro García

El fotógrafo cántabro Rubén Rey (Maliaño, 1983) ha afrontado en los últimos meses un cambio vital y profesional que ha revolucionado su día a día. Buby, como es conocido en su entorno más cercano, ha dado un salto en su carrera y encara nuevos proyectos con la ilusión de quien lleva mucho tiempo esperando que llegue este momento. Acaba de estrenar en Discos Cucos (Calle Santa Lucía, 41) su primera exposición en solitario, 'Sonoridad retratada', en la que muestra la otra realidad del músico, fuera del escenario, cuando las luces ya se han apagado, dentro de las actividades paralelas de la Feria Internacional del Disco y el Coleccionismo de Santander. La música es el leitmotiv de su trabajo fotográfico y el blanco y negro formar parte de su sello y de su identidad visual.

¿Cómo llega al mundo de la fotografía?

El tema de la imagen siempre me ha apasionado. La composición, las formas geométricas, las líneas rectas… es algo que me ha llamado siempre la atención y en lo que me he fijado mucho. A través de la fotografía logro plasmar algunos de esos aspectos. Primero, de forma sencilla. Luego vas creciendo y evolucionando. De hacer paisajes pasas a hacer personas, para luego intentar captar sensaciones y momentos.

¿Es de formación audidacta?

En un primer momento, sí. Cuando van aumentando las inquietudes, los temas que quieres reflejar en tus fotos, necesitas más información, más formación, no quedarte limitado. Es a partir de ahí cuando comencé a acudir a talleres de todo tipo: moda, retrato, psicología fotográfica… Siempre buscando mi sitio.

Acaba de estrenar su primera exposición en solitario en Discos Cucos, dentro de las actividades paralelas de la Feria Internacional del Disco y el Coleccionismo de Santander. ¿Qué se puede ver en la muestra?

Lo que expongo es otra visión del músico, en la que intento desnudar al artista y plasmar algo de su estilo en la foto para que se vea una parte que suele estar oculta. Yo he hecho fotos de conciertos toda mi vida, pero suelen ser imágenes muy impersonales. Pueden ser técnicamente mejores o reflejar un momento especial del concierto, pero es fácil caer en la repetición. Aquí busco una identidad propia. Sin desmerecer las fotos del directo, creo que esta otra visión en la parte de atrás del escenario es más personal y me parece más interesante.

En todos los casos, los retratos que expone están hechos después del concierto, cuando el músico se baja del escenario…

Eso es. Y suponen también un reto. En muchos casos son unos segundos lo que tienes para tomar esa imagen: “Perdona, ¿te puedo hacer una foto?”. Así empieza todo siempre. En esos segundos tienes que resolver, tienes que intentar sacar algo diferente. Para llegar hasta ahí, hay un proceso. Me funciona una de cada diez fotos que hago a músicos. Hay fotos que me encantaría poder mostrar, pero que no tienen calidad. Músicos que son muy representativos para mí, que significa mucho haber conseguido estar ahí y hacer esa foto, pero que tengo que desechar porque la foto está movida o hay poca luz, por ejemplo.

Como dice, en muchos casos son tan solo unos segundos para conseguir esa foto, que no suele estar pactada previamente. ¿Va con una idea en la cabeza o prefiere guiarse por el instinto y la improvisación para que haya una mayor naturalidad?

Depende de cómo sea la situación. Adapto mi forma de trabajar al momento. Hay veces en las que contacto con músicos que van a venir a tocar en Cantabria y me dan permiso previamente, por lo que tengo más tiempo y se puede trabajar más en la foto. Ahí es más fácil conseguir el resultado que esperas. Cuando voy a un concierto, si es un sitio que conozco, ya tengo en la cabeza los espacios. Lo primero que hago es pensar en un lugar al que ir si consigo hablar con el músico al acabar el concierto. Así esos segundos de los que dispones son más productivos.

'Sonoridad retratada' incluye en total 21 imágenes. ¿Cómo de dura ha sido la selección previa? ¿Se quedan muchas fuera?

La idea de la exposición surge de una propuesta de Discos Cucos y Los Huesos de Portobello por la Feria Internacional del Disco de Santander. Hasta ese momento no era algo que me había planteado abiertamente. Me gustan los retratos, me gusta la música y llevo tiempo con este trabajo. Como conocen lo que estoy haciendo, aparece esta posibilidad y me doy cuenta de que tengo muchísimo material. En pocos días, ha sido mirar, mirar, mirar y revisar. Tendré retratos de 100 o 120 músicos por lo menos. No voy a dejar de escuchar música, no voy a dejar de ir a conciertos y no voy a dejar de hacer fotos nunca, así que es algo que seguirá creciendo. Es un proyecto abierto.

¿En sus fotos opta principalmente por el blanco y negro por alguna razón en especial?

Realmente, cuando empiezo a hacer fotos en blanco y negro a los músicos es porque resulta más fácil suplir las carencias del momento, de luz, de ruido… Esa es la razón principal en un primer momento. A partir de ahí, lo cierto es que mi trabajo va hacia el blanco y negro, hacia lo que transmite, es parte de mi sello y de mi identidad visual.

La música es parte fundamental de su trabajo como fotógrafo. ¿Disfruta de un concierto sin la cámara o forma parte ya de su rutina en un directo?

En general, la gente tiene el concepto de que si estás viendo un concierto y te pones a hacer fotos, no ves el concierto. Y no, no es eso. La cámara forma parte de mí, de mi día a día. Yo estoy haciendo fotos las 24 horas y la fotografía está integrada en mi vida. La música es mi leitmotiv. Soy muy ecléctico en todo, no tengo prejuicios. Me gusta la música de todo tipo y eso me ayuda en mi trabajo fotográfico. Se puede comprobar en la exposición, donde hay músicos de géneros muy diferentes.

¿Alguna de las imágenes tiene un significado especial por el momento en el que se hizo o por lo que costó conseguirla?

Esa es una de las cosas más mágicas de la fotografía para mí. Puede haber cosas que yo no recuerde, pero veo una foto que hice hace 15 años, que la he desechado incluso, pero me traslada a ese momento y a ese lugar inmediatamente. En la exposición hay un retrato de Micah P. Hinson, que además es una de las primeras fotos que hice a músicos, que es donde empezó un poco todo este proyecto. Gracias a esto he llegado a conocerlo, a tratarlo, a dar un paso más. No es una foto en un concierto, o quedar con un músico y tener dos horas. Ya es verlo varias veces, desnudarlo al máximo, hacer fotos cada vez más potentes. Por eso recuerdo ese retrato con tanto cariño, porque en aquella ocasión estuvimos cuatro horas hablando y cuatro horas haciendo fotos. Llegar a ese nivel de complicidad me ha llevado también a hacer quizás algunas de mis mejores fotos y algunos de los mejores retratos que he hecho en mi vida.

Esa cercanía con el protagonista, entonces, facilita el trabajo.

Sí, sí, sin duda. Lo que me gusta de todo esto es el proceso creativo y el tema psicológico. Crear esa complicidad y conseguir transmitir lo que significa esa persona. Sea músico o lo que sea.

Como fotógrafo no renuncia al móvil e incluso recurre a él para muchas de sus fotos. ¿Está idealizada la tecnología en el mundo de la imagen?

Con este tema tengo un enfrentamiento interno bastante fuerte, porque me empiezo a encontrar más cómodo en algunos casos con mi móvil que con mi réflex, que evidentemente tiene más calidad. Me genera bastante contradicción, es cierto. Con el móvil hago 100 o 200 fotos al día. Siempre está ahí. Y es cierto que llegas al foso de un escenario con el móvil, o vas a hacer un retrato a un músico con un móvil, y genera instantáneamente un cierto rechazo, cuando tal vez la foto funciona y el resultado es bueno. Todo esto lo digo con la seguridad de que en unos años el móvil va a ser un recurso con unas posibilidades tremendas, todavía mayores que ahora.

¿Cómo afronta su presencia en las redes sociales, ahora que la imagen tiene tanto peso y es una herramienta profesional tan importante?

Hasta hace muy poco tiempo, la fotografía era para mí un hobby, un entretenimiento, no una forma de vida. Ahora he dado un paso adelante y me he profesionalizado, lo que hace que tenga que cambiar también mis rutinas. Antes lo enfocaba de otra forma. Tenía mi cuenta personal, hacía fotos, las publicaba, y si llegaba algún proyecto… perfecto. Ahora tengo que mostrar otra cosa. Mis trabajos más profesionales no están en la red, donde enseñaba principalmente fotos más personales. Es un proceso lento, que estoy haciendo ahora, y que me está costando. Ha cambiado todo en poco tiempo y tengo que adaptarme a este nuevo momento vital y profesional.

¿Da cierto vértigo mostrar en público por primera vez su trabajo y hacerlo en solitario?

Sí, hay cierto pudor a enseñar tu obra. Soy bastante introvertido como fotógrafo y siempre surgen dudas en los momentos previos. La ventaja es que una vez inauguras la exposición, una vez que muestras tus fotos, empiezas a recibir otro feedback, una respuesta positiva de gente que considero un referente, y eso es también lo que me ha llevado a dar este salto profesional. Creo que llega en el momento en el que tiene que llegar. Es algo que llevo planeando mucho tiempo, buscando un hilo conductor para enseñar mis fotografías, durante muchos años. Sin embargo, ha sido de sopetón. Ya, de hoy para mañana. Ha sido lo mejor, porque hubiera seguido dilatándolo, retrasándolo. Así no ha habido tiempo para dudas.

Etiquetas
stats