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Una cumbre descafeinada

Imagen de una videoconferencia de todos los presidentes autonómicos y Pedro Sánchez durante la pandemia.

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Según la previsión meteorológica, este viernes el San Millán de la Cogolla se alcanzarán los 30º, si bien las temperaturas descenderán hasta los 14º a primera y última hora del día. El dato ha sido facilitado por la Secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno a todos los medios de comunicación, ya que el centro de prensa instalado para la Conferencia de Presidentes de este viernes “se ubicará al aire libre bajo lonas” (sic). 

Vaya por delante la gratitud por tan necesaria información, ya que siempre puede haber quien no disponga en su móvil de una aplicación de esas que cada mañana informa de la previsión del tiempo en todos los rincones del planeta. Así son en La Moncloa. Están en todo. Hasta en la distribución de una reseña histórica cultural del monasterio medieval donde se escribieron hace mil años las primeras palabras en castellano y en euskera. Lo de los contenidos políticos ya es otra cosa, claro. 

Resulta que Pedro Sánchez quería una Conferencia de Presidentes presencial una vez pasara lo más duro de la pandemia en el mes de julio, la presidenta de La Rioja, la socialista Concha Andreu, se ofreció a hacer de anfitriona durante la cumbre, y al jefe de Gobierno le pareció buena idea. No tanto a los convocados. Ha habido quejas de populares, socialistas y nacionalistas. Sólo estos últimos lo han hecho en público, tras anunciar además que no acudirán a la cita. Quim Torra porque cree que es “poco útil” y porque  la situación epidemiológica de Catalunya requiere de toda su dedicación. E Iñligo Urkullu porque había decidido plantarse hasta que Sánchez no fijase una fecha para celebrar la reunión de la comisión mixta del Concierto Económico, en la que se debe establecer la capacidad de endeudamiento y el nivel de déficit del País Vasco. Al final y en otro golpe de efecto “monclovita”, el Gobierno ha anunciado dos horas antes del comienzo que Urkullu estaría en la cita, tras sucumbir Hacienda a sus planteamientos sobre la senda de déficit y la capacidad de endeudamiento de las instituciones vascas. “Un triple de Petrovic”, se jactaban en Moncloa.

Otros presidentes se han quejado de la fecha, de las circunstancias sanitarias por la pandemia, de la elección de un marco incomparable pero tan a desmano para el traslado desde algunos territorios. Y andaba el PP barruntando también dar esquinazo a Sánchez cuando La Moncloa anunció el miércoles la presencia de Felipe VI para frenar la estampida de algunos populares y evitar que la cita resultara un fiasco. De no ser por el rey, la Conferencia de Presidentes, ya se por sí deslucida por la ausencia de Torra y Urkullu, hubiera sido sin los populares poco más que una reunión de amigos socialistas. Y lo de amigos es mucho decir cuando se habla de unas siglas con tantas sensibilidades, tantas heridas abiertas del pasado, tantas personalidades tan dispares y tantas posiciones encontradas entre territorios.

La Moncloa anunció el miércoles la presencia de Felipe VI para frenar la estampida de algunos populares y evitar que la cita resultara un fiasco

El caso es que Sánchez tiene su cita, pero quienes acuden mayoritariamente están convencidos de que se saldará con una buena dosis de propaganda gubernamental, una buena sesión de fotos, cinco minutos exactos –que son las indicaciones que tienen los presidentes regionales para cada una de sus intervenciones– y 15 ruedas de prensa simultáneas de los dirigentes territoriales, que La Moncloa ha decidido también limitar a 20 minutos de reloj.

Todo ello sin reuniones preparatorias, ni propuestas, ni intercambio de documentos, ni orden del día para un cónclave que creó Zapatero, mantuvo Mariano Rajoy y Sánchez ha convocado telemáticamente 14 veces en los últimos tres meses, una por cada domingo de confinamiento de la pandemia. 

Los presidentes llegan a la “cumbre” convencidos de que el Gobierno pondrá en valor por enésima vez el resultado de la negociación en Bruselas para los fondos de reconstrucción, de los que a España le corresponden 140.000 millones, se hablará del reparto de los 16.000 millones que el Gobierno ha habilitado para las Autonomías y se exigirá mayor coordinación entre territorios para las decisiones que se adopten ante los rebrotes. Nada que no se pudiera haber hecho en Madrid, en el Senado, que era lo que marcaba la tradición cuando la Conferencia de Presidentes no era un acto de propaganda a mayor gloria del Gobierno, y sí un marco en el que se alcanzaban acuerdos sectoriales o se aunaban posiciones, con documentos de por medio. ¿Alguien cree que de la cita saldrá este viernes un texto común en torno al reparto de los fondos europeos? ¿Un instrumento de coordinación entre Autonomías para actuar frente a los rebrotes del COVID-19? ¿Un acuerdo sobre los criterios del reparto del fondo de 16.000 millones a distribuir entre las Comunidades Autónomas? ¿Sobre la financiación autonómica? ¿Sobre los  confinamientos localizados?. No se espera. Pero la imagen, que es lo que cuenta, ahí quedará para la historia. Y sin Catalunya, de nuevo.

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