La mentira como 'weltanschauung'
La cosmovisión contiene un concepto rector que proporciona una interpretación global de la realidad
Ayuso y sus asistentes acaban de perpetrar con nuestros impuestos un nuevo bodrio, que pretende ser publicitario, siendo el destino turístico Madrid el sujeto de su vergonzosa campaña. Toneladas de caspa, no hace falta decirlo ni entretenerse en ello. Ejecución bochornosa. Ideación delirante. Si se lo cruzan, tengan cuidado, podrían confundirlo con un video de Pantomima Full, aunque si de ellos fuera me quitaría el sombrero. A todo esto, desgraciadamente, nos tienen acostumbrados. Sufre más un contemporáneo con las expresiones audiovisuales de los peperos que Cayetana con los disfraces de Carmena, que eran horribles pero, al menos, querían reinventar algo.
Lo mejor del video es su transparencia. Se les ve todo. Es una exhibición de su weltanschauung, de su cosmovisión, de su forma de estar en el mundo y de hacer política. Aquí Madrid es una víctima propiciatoria: lo machacan, lo asesinan, lo achican, lo enturbian, lo banalizan. Madrid sufre con semejante engendro de video. Los madrileños sufrimos de alipori al verlo. Los deseados visitantes enrojecerán y vendrán a pesar de esas imágenes. Ahora bien, el spot es transparente y eso hay que agradecerlo porque, entre otras cosas, estandariza la falsedad y la mentira como forma de estar en el mundo; asienta su incapacidad de comprender que feminismo no es sacar mujeres haciendo el viejuno papel de los hombres casposos; y demuestra que carecen de idea de modernidad o incluso de contemporaneidad, porque su única forma de intentar mostrarse cools es esta melancolía populachera. Así es el Gobierno de Ayuso y así lo muestra; una relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor blanqueada por un supuesto moderno por copa comunicante. No me esperaba esto de Marta Rivera de la Cruz. ¿O es que no dependía de ella?
El spot, básicamente, recoge a una actriz de poco pelo, escenificando cómo una visitante miente por teléfono a su pareja reiteradamente, relatando el estrés de un supuesto viaje de trabajo mientras en las imágenes la acompañamos por tiendas de lujo, campos de golf, mercados gastronómicos y noches madrileñas en blanco. Ese contraste entre la mentira de la palabra y la contundencia de la realidad expresada en las imágenes es la metáfora perfecta de su discurso. De las palabras a los hechos va un trecho y ese trecho es su su forma de estar en el mundo y en la política, su cosmovisión, en definitiva, su weltanschauung.
Poner a una mujer haciendo el papelón del hombre fugado a la gran capital o del Rodríguez de las películas de Pajares —en verano, Baden-Baden— es su escenificación de incomprensión de la igualdad, y Mario Vaquerizo haciendo el ridículo, intentado hablar con un acento castizo que nadie tiene, el rizo de su concesión a lo moderno. Nena, llama a la trolera, como si fuera un chotis que ya no suena mas que para que los políticos se hagan la foto en la pradera. Nunca entendieron lo que significó la loca Madrid de los 80, pero declaran que más allá de eso no están dispuestos a avanzar. Siempre con cuarenta años de retraso ¡Cómo extrañarse del abrazo del oso del marido de Alaska a la presidenta en Fitur! Estaría pensando “bendita tú seas, pagarme un pastizal por decir mazo” o digan no ser más cierto que Mario, que es más de cervezas aunque ahora sirva vinos de Madrid, ha interiorizado con nota el literario concepto de trabajo alimenticio.
Simultáneamente, en este lío de hacerse los guays de mentira, los fachosos de la capaEspaña se concentraban cerca de Cibeles al ritmo de Serrat. ¡Serrat, oigan! ¡Retírate con Sánchez en el concierto para esto! Serrat y la cruz borgoñona a media mañana, con lo moderno que les hubiera quedado instalar una cruz de San Andrés de verdad y llevar a Vaquerizo con un látigo. Pisoteando los parterres de Recoletos estaban las gentes de orden porque se les canta. Les cantaba también Cecilia, criticando en su querida España la cutre grisura de las postrimerías franquistas. ¡Qué mejor elección para sacar a pasear el gallifante! “¿Quién pasó tu hambre? ¿Quién bebió tu sangre cuando estabas seca?”. Si es que son poco espabilaos hasta para eso.
Entre los dichos y los hechos. El trecho. “Los regímenes democráticos pueden mutar sin alzamientos militares a populismos colectivistas”, han dicho en la tribuna, achacándole al odiado Sánchez lo que tan bien cuadra a sus amados líderes húngaros o polacos. Han subido a hablar dos chavales con poco mengue, porque ya no les quedan periodistas mediáticos que crean que hay algo que ganar y no mucho que perder en ese estrado. ¿Do están ahora Claver, Cuesta y Castillón? Las tres ces de Colón. Mola mazo que se manifiesten, como si fuera un ouija la que los convoca. Que salgan a la calle, que hagan videos y hasta que hablen sin guion. Todo transparente. Sólo las caídas, Cayetana, Rosa, Begoña e Inés, no terminan de ver lo que ocurre. Los demás, los que tienen algo de caldo en las urnas, huyen del aquelarre por si quema.
El fingimiento y la superchería como forma de estar en el mundo.
La mentira como weltanschauung.
De Madrid al suelo.
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