No lo vieron venir

El 28 de mayo “no lo vimos venir”, así titulé mi artículo de aquella terrible noche: los votantes de izquierda no vimos venir la victoria contundente de la derecha y la ultraderecha en la mayoría de comunidades y ayuntamientos, no nos esperábamos que arrasasen de aquella manera. En este 23J son otros los que no vieron venir la victoria del gobierno de coalición progresista. Sí, victoria, porque en democracia ganar es gobernar, y al bloque de investidura le pueden salir las cuentas.
No lo vieron venir, en primer lugar, los encuestadores, los camellos del tracking que nos han convertido en adictos a su mercancía: nunca se publicaron tantas encuestas en tan poco tiempo. Nunca tantas empresas de sondeos fallaron tan estrepitosamente. Ninguno lo vio venir, hasta el último día empeñados en asegurar la mayoría absoluta, absolutísima, de la derecha y la ultraderecha. Bueno, seamos justos: lo vio venir el menos esperado, el más criticado, el objeto de todas las burlas por parte de los expertos demoscópicos: José Félix Tezanos, el presidente del CIS, el único que concedía opciones al gobierno de coalición.
No lo vieron venir los periodistas y tertulianos de derechas, que tenían ya escritos sus artículos, comentarios y editoriales en modo esquela para el gobierno de coalición, y anoche tuvieron que reescribir a la carrera. Todos ellos insistieron en fomentar el estado de ánimo derrotista para la izquierda: no había nada que hacer, estaba todo decidido, abandonad toda esperanza, el próximo gobierno está cantado, adiós al sanchismo y a Frankenstein.
No lo vio venir el candidato del PP, Núñez Feijóo, tan confiado en su victoria, en que el antisanchismo sería suficiente para darse un paseo el 23J, que minusvaloró el efecto que sus pactos con la ultraderecha tendrían en la movilización del electorado de izquierda, y se lanzó por una pendiente delirante de conspiraciones postales, bulos e “inexactitudes”. Días antes hasta contemplaba la posibilidad de rozar la mayoría absoluta sin necesidad de Vox, y este domingo tuvo que “celebrar” esos tristes 136 escaños. La estrategia de campaña sucia, quetevotechapote, Falcon y comprar la agenda ultra, ya no da más de sí, hasta aquí llegó, no le valdrá para próximas elecciones. Se acabó el antisanchismo como programa.
No lo vieron venir quienes dieron por muerto a Pedro Sánchez, que una vez más ha sorprendido con su capacidad de resistencia. Y con una semana más de campaña, otro debate y unos cuantos mítines más de Zapatero, tal vez la sorpresa habría sido mayor. Ni lo vieron venir quienes esperaban un pinchazo de Sumar. La nueva formación ha estado cerca de superar a Vox, ha revertido la trayectoria descendente que traía Podemos, y ahora tendrá tiempo para armarse mejor y resolver todo lo que no ha podido por la premura de tiempos.
Tanto si se reedita el gobierno de coalición, con todas sus dificultades aritméticas, como si hay bloqueo y repetición electoral (por seguir la tradición de elecciones a dos vueltas inaugurada en 2015 y reiterada en 2019), la derecha y la ultraderecha han fracasado en su asalto al gobierno. Que además lo hagan con Vox perdiendo 19 escaños, hace que la noche merezca celebración. Enhorabuena.
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