Decepcionado

Siguen llegando cayucos y pateras repletos de personas que huyen de las guerras, del hambre, de la miseria, arribando a nuestras costas. Siguen arrinconados en el olvido los saharauis refugiados en una parte del desierto argelino, en Tinduf. La soledad de nuestro abandono es aún peor que las dramáticas e insoportables condiciones del desierto. Israel masacre al Pueblo Palestino y lo hace, dicen, en defensa propia. El Mundo mira para otro lado para no ver la muerte de niños indefensos que tuvieron la mala fortuna de nacer en “la Tierra Prometida de los hijos de Abraham”.

Más próximo a nosotros, los jóvenes no tienen ni pueden acceder a una vivienda. Los especuladores del suelo prostituyen el derecho a una vivienda digna en aras del liberalismo económico. Nuestra seguridad social se deteriora por momentos; mientras que la educación pública está quedando relegada a un segundo plano. Nuestra población anciana menos pudiente está condenada al ostracismo. Los precios de todo lo básico lo imponen unos cuántos, que son los mismos de siempre.

Y en medio de esta situación, la izquierda ideológica anda preocupada, sobre todo, por la adquisición de Ministerios para el próximo Gobierno.

¿Qué fue de la izquierda que venía a limpiar los vicios en los que habían caído, según ellos y ellas, la vieja izquierda? ¿Qué fue de los que metían en “el saco de la casta” a todos por igual sin distinción ideológica alguna? ¿Cuándo se olvidaron los principios y los discursos que distinguían a la clase política de la izquierda de los valores que abandera la derecha (estoy recordando la adquisición del chalet por parte del dirigente en quién más esperanzas puso la gente de este país)? ¿Dónde quedaron los anhelos de unidad frente a la derecha política y mediática (estoy recordando esa izquierda que se erige en la voz de los andaluces sin una base social que respalde sus ideas) ?

El discurso fascista nos adelanta por andar enredados en asuntos que la ciudadanía ni entiende, ni los sigue. “Cada tiempo tiene su propio fascismo”, dijo el escritor italiano Primo Levi. Nosotros estamos contemplando el resurgir de ese lobo disfrazado de demócrata. Y lo peor es que no hacemos nada por evitarlo.

Tengo que admitir que la decepción me ha invadido. Las palabras del Primer Presiente de la Primera República Española, Estanislao Figueras, me viene al pensamiento. “Estoy hasta los cojones de todas nosotras y nosotros”.

PD: Lógicamente, Estanislao Figueras no incluyó en su frase el femenino plural.