Imponderables

“ Pa´ la saca”.

Tan inesperados como definitivos, los acontecimientos que devastarán las expectativas puestas por inefables personajes o personajillos caídos en desgracia, justo un instante antes de que se refieran a ellos con aquello de “esa persona de la que usted me habla” y poco más, a cuentas de “unas pocas manzanas podridas”.

A la vista el par de “pillos” como ahora se les conoce, desde las pútridas cavernas de la derecha, tan acostumbrados a tener que desempolvar de vez en cuando, sin necesidad de quitar el polvo siquiera, de tanta mugre consentida, como para que ahora se desee pintar cuasi anécdota, algo sangrante, lo de los trileros que practicaron el “deporte nacional”, por lo visto, del tocomocho, en medio de la epidemia que nos azotaba a todos, como para forrarse obscenamente, intermediado el ayuntamiento de Madrid, el alcalde en Babia, que “sólo era el alcalde”, y pretende salirse de rositas, más o menos atento a victimizarse en la hoguera de las vanidades de sus “conmilitones” que llamaron a la puerta… “debida”. Aunque ahora resulte que uno de los comisionistas se encuentre “en números rojos”, y es que son listos del carajo, desahogados bien aprendidos y fulleros espabilados de la cuerda de “impresentables” que los… amparaba.

Como para haber puesto en aprietos al mismo alcalde Almeida que intenta torear el burraco zambombo que se la metió doblada, con querencia a los adentros, aunque no se sepa si el fuego fue amigo o enemigo, con lo bien que pintaban las cosas en el mismo corazón del Reino de todas las Españas contra el gobierno de todas y todos.

Una vez que se da por desaparecido en combate interno el tonto útil que se creyó el cuento de su liderazgo, el buen Casado, el mismo que se hacía el “avisado” suponiendo que los jóvenes españoles no sabían que eran de derechas, es decir del PP hegemónico de entonces, una vez que se permitía en el pack cacareado burlarse de los enterrados en cunetas, fosas y olvidos, a cuenta de los familiares vivos, hasta pasarse de frenada el efímero líder que calentó la poltrona de la derecha, hasta lograr el desgarro bien llevado de los mismos perros con distinto collar, la ultraderecha y la derecha “como dios manda”, en un alarde de infame acometida enfebrecida, inflamada y muy patriotera, desde las vísceras inflamadas hacia el pasado que creíamos superado.

Infelices, atrapados en el tiempo muerto de la decepción que intenta acogerse a la degradación jaleada.

Hasta lograr crecer en medio de la desesperanza retroalimentada de tiempo atrás, con “tanto chorizo” en puestos de gobierno y relevancia, como para entregarse ahora a los fauces de quienes, voz en grito patriotera, cuentan milongas, discursos simplones y llaman a la visceralidad milagrera de quienes se creerán el cuento de costumbre, tras el “a por ellos” como nuevo y ponzoñoso “bálsamo de Fierabrás”.

En tanto el pacto PP y Vox en Castilla León consagra la alianza no escrita entre similares que escenifican que no son lo mismo, siendo quienes son iguales, tan iguales como recelosos por darse el aguijonazo mutuo a la mínima. Aunque representen la similar determinación para hacerse con el poder y volver a las andadas, camino de la degradación y el desánimo que colapse la intención noble de una sociedad que ha perdido la fe en sí misma, salvo aquello que represente la evolución a bocados por hacerse los unos sobre los otros en un sálvese quien pueda inevitable.

Y es que se nos olvida con frecuencia que la piel de la derecha y la ultraderecha, tanto montan, son de una coraza refractaria a la insana costumbre de enlodarse con tal de que los beneficios, las mordidas, las comisiones… sigan cayendo de su lado.