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El miedo a la memoria
Aunque no me gusta dedicarle mi tiempo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, sus últimas declaraciones sobre la memoria, durante la campaña electoral de Castilla y León, me han dolido mucho y me han hecho recordar.
Isabel Díaz Ayuso, me recuerda a una de mis alumnas, en mis tiempos de profesora de instituto. Pizpireta ella, espontánea, prepotente y segura de su “popularidad” que, cuando le venía en gana, interrumpía la clase con desparpajo para decir lo primero que le venía a la cabeza. Si se me ocurría reconvenirla, esgrimía airada que ella era así, que no lo podía evitar y que, además, tenía derecho a expresarse libremente.
Pero Isabel Díaz Ayuso no tiene 15 años y ocupa un cargo de gran responsabilidad, que afecta directamente a las vidas de muchas personas y además, tiene una enorme presencia en los medios de comunicación, vamos, que es una verdadera “influencer”.
La ignorancia de mi joven alumna era cosa normal por ser propia de su edad y de su condición de aprendiz.
Pero Ayuso ha convertido su ignorancia en un activo y la esgrime sin ningún rubor: …yo soy así, soy una persona llana, normal, y esos engreídos sabelotodos y expertos no me van a hacer callar, ni van a hacerme cambiar de opinión.
Dice que es una mujer libre y valiente que mira al futuro, gracias a que sus abuelos (que sobrevivieron a la guerra y a la posguerra) le ocultaron lo que había pasado en España, porque la querían libre de odios ¿?. Así que, si el desconocimiento del pasado genera personas libres y valientes, sin odio y que sólo miran al futuro, la asignatura de Historia debería desaparecer de nuestros centros educativos, porque, la Historia, según la Real Academia Española de la lengua es la disciplina que estudia y narra los acontecimientos pasados…
Pero nuestra popular presidenta, ¡y sus asesores!, que saben muy bien lo que hacen, cuando hablan de víctimas, usan la memoria selectivamente y recuerdan solamente a aquellas víctimas que a ellos les vienen bien. Por ejemplo:
A.- No se debe recordar, ni reparar, ni mencionar, a las víctimas del franquismo, porque eso pasó hace muchos años y Franco ya no existe (¡según Ayuso se fue volando!). Pensar en estas víctimas: les quita, a los populares, tiempo para pensar en otras cosas, genera odio y, lo más importante, no les da votos, más bien se los quitaría.
2.- Si se debe, en cambio, recordar a las víctimas de ETA, porque, aunque esto pasó hace años también, y ETA, como Franco, tampoco existe ya, y aunque recordar a estas víctimas, también les quite tiempo, y aunque también genere odio… es un odio que les da un montón de votos
3.- No se deben recordar, ni investigar tampoco, las muertes de miles de ancianos, víctimas del COVID, que quizás se podían haber salvado, si se les hubiera llevado con rapidez a un hospital. Esto es muy reciente, y despierta, seguro, sentimientos de rabia y odio entre los familiares de estas víctimas, cuando le escuchen decir que la decisión de no derivarlos a los hospitales no fue suya y que sus familiares murieron de la mano de un sanitario, o de un militar… en su casa o en una residencia y… ¡que se trató a los cadáveres con mucho respeto y cariño!!! Pero seguro que investigar estas muertes les quitaría mucho tiempo y muchos votos.
Porque otra cosa que sabe Ayuso y muchos políticos es que NUNCA, NUNCA, deben reconocer sus errores, porque el tiempo y los errores de los contrarios, harán que los propios se olviden pronto y, hasta que esto ocurra, deben negarlos, aunque sean evidentes y estén registrados.
Esto me hace recordar de nuevo mis tiempos de instituto. Un día, haciendo guardia en el patio, vi a un alumno tirando piedras a un grupo cercano. Me acerqué por detrás y, cuando se dio cuenta de que lo había pillado in fraganti, aún con la piedra en la mano, me miró desafiante y me dijo “yo no he sido”… y dejó caer la piedra haciéndome ver que ya no habría pruebas contra él.
Y voy a acabar reconociendo un error que cometí (y creo que no fui la única). Cuando era profesora, a menudo “reñía ” a todo el grupo en general diciendo: “tenéis que estar callados, portaros bien, llegar puntuales, hacer los deberes… etc.” aunque casi siempre eran los mismos los que merecían esas riñas…
Si, señora Ayuso, no todos los políticos, ni todos los partidos, (ni todos los alumnos), abroncan, molestan y dificultan sistemáticamente la actividad parlamentaria, (o las clases), con la desvergüenza con que ustedes lo hacen.
En estos años de pandemia tan difíciles, mientras usted me dice que querer localizar y sacar a mi familiar de la cuneta, donde lo enterraron sus asesinos, no vale la pena porque genera odio y es una pérdida de tiempo… otros intentan legislar para ayudarme a encontrarlo y devolverle su nombre y su dignidad. Mientras usted habla de la libertad, otros han legislado para que yo, por ejemplo, pueda votar o decidir libremente si quiero divorciarme o si quiero dejar de sufrir innecesariamente cuando se acerque el final de mi vida. Mientras usted, y muchos de sus compañeros, cobran un estupendo sueldo, por lucirse en la oratoria y pergeñar zancadillas y recursos, otros trabajan, buscando consensos, para que el salario mínimo sea un poco menos mínimo y para mejorar la calidad de los contratos de trabajo, proteger a los trabajadores con los ERTES, ayudar a los más desfavorecidos con un ingreso mínimo vital… etc
No, felizmente, los políticos no son todos iguales Sra. Ayuso y si, de no usarla, le fallara la memoria, siempre podrá recurrir a los libros de Historia o a internet.
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