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Aguirre admite que su Gobierno pagó sobrecostes por los actos de Gürtel

Aguirre durante su declaración.

Marcos Pinheiro / José Precedo

Esperanza Aguirre se ha sentado este jueves por primera vez ante un tribunal para responder sobre la corrupción que inundó su administración. Como testigo en el juicio de Gürtel, la expresidenta madrileña ha negado que Alberto López Viejo fuese un hombre de su confianza, y se ha desvinculado de la logística de sus actos institucionales, que corrió a cargo de las empresas de Francisco Correa. Eso sí, ha reconocido que su Gobierno pagó sobrecostes por esos actos.

Ha reconocido que pudieron haberse inflado los contratos, pero ha negado cualquier participación en ese proceso. Ha defendido que no tenía competencias en la contratación de las empresas y ha añadido: “Los actos a los que asistía yo, se celebraron todos. Hubo otros. ¿Que se cobró en exceso y que ese es el problema que se ve en este tribunal? No digo yo que no, pero los actos se celebraron”.

“No tenía ninguna competencia en contratación”. Con esta frase ha resumido Aguirre su papel en la organización de los actos. Se limitaba a decidir a qué eventos acudía, qué palabras iba a pronunciar o qué personas quería que le acompañasen en el evento. Durante nueve años no supo nada sobre las empresas que organizaban esos actos.

La fiscal Concepción Nicolás ha comenzado su interrogatorio preguntando por su relación con López Viejo, el hombre de la Gürtel en el gobierno regional. “No era una persona de mi confianza”, ha dicho Aguirre, que le ascendió hasta la Consejería de Presidencia. Antes de ficharle, solo le conocía porque organizaba actos para el PP a nivel nacional, ha explicado.

Aguirre ha tenido que responder también por el incremento de actos propagandísticos a su llegada a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Varios imputados y testigos han señalado que disparó el número de eventos, hasta tres al día, lo que permitió a la trama aumentar su facturación.

Sin embargo, ella ha negado este extremo. Ha asegurado además que eran las consejerías quienes le proponían los actos, y decidía a cuáles acudía por razones “políticas y de oportunidad”. Además, ha presumido de gestión para justificar su elevada actividad propagandística: “Inauguramos un colegio nuevo cada semana de esos nueve años que estuve de presidenta, hicimos 12 hospitales nuevos, 80 centros de salud”.

Aguirre se ha detenido tanto en este capítulo que el juez que preside el tribunal ha tenido que cortarla. “No podemos seguir así, su función política va por un lado, y la logística por otro”, ha afirmado Ángel Hurtado.

“No sabía de la existencia del señor Francisco Correa”

Durante su declaración, ha insistido en varias ocasiones en qué no se ocupaba “de la logística de los actos”. Admite que se quejó en alguna ocasión del sonido o pidió más luz en los atriles, pero nada más. Nunca supo, ha dicho, qué empresas se encargaban del sonido, la iluminación o los suministros, ni se recuerda a las personas que se ocupaban de ello: “Yo solo recuerdo a las personas del teleprompter, porque esas siempre eran las mismas”.

En esta misma línea, Aguirre ha insistido durante todo su interrogatorio en que nunca conoció al cabecilla de la trama Gürtel. “No sabía de la existencia del señor Francisco Correa, no sabía si tenía empresas”. Asegura que nunca tuvo trató con él ni con ninguno de sus subordinados para la organización de los actos.

“Los actos de se celebran bien organizados, pero de precios yo no sabía nada”, ha insistido. La expresidenta madrileña sí que ha exculpado a sus subordinados cuando estos se saltaban algunos trámites porque tenían poco tiempo para organizarlos: “Había actos imprevistos, el atentado del 11M era el mayor de todos ellos, pero también cuando un equipo sabía a primera, cuando ganaba un equipo madrileño, cuando Alberto Contador tenía una victoria impresionante, eso había que organizarlo con muy poco tiempo”.

A pesar de que López Viejo no era de su confianza, le creyó cuando este negó que contratase con las empresas de la Gürtel. Aguirre le llamó por teléfono tras una información de la revista Interviú en la que se apuntaba que una serie de empresas estaban haciendo caja con las administraciones gobernadas por el PP.

“La revista no denunciaba ninguna ilegalidad”, ha precisado, pero aún así le pidió explicaciones a su consejero. Este le dijo que había dejado de contratar con esas empresas: “Yo me quedé tranquila, pero me mintió, no me dijo que las nuevas empresas eran del mismo dueño”. “En esa época no podía concebir las cosas que estamos tratando ahora”, ha añadido, al tiempo que ha admitido que erró al contentarse con la versión de López Viejo.

“Yo destapé la trama Gürtel sin saberlo”

Aguirre ha tenido oportunidad de explicar el mérito que se atribuye de haber destapado la trama Gürtel. Lo dijo hace años, durante un pleno de la Asamblea, lo ha mantenido desde entonces y hasta lo ha escrito en su libro. “He escrito un libro con un capítulo entero dedicado a esto”, ha recordado a preguntas de la acusación popular.

Asegura que se reunió con Álvaro Lapuerta a finales de 2004 para tratar la venta de parcelas en Majadahona. “Llamé al alcalde -Guillermo Ortega- y me encontré una enorme división entre los 15 concejales. Doce estaban en contra de que perdiese una enorme cantidad de dinero porque el precio fijo estaba lejos del precio de mercado”, ha relatado.

Cuando trasladó esa situación a Ortega, este optó por dimitir. “La diferencia entre el precio de Ortega y el otro fue nada menos que de 60 millones de euros (...) Por eso dije que yo destapé la trama Gürtel sin saberlo. Si no se hubiese hecho, los dos concejales no se hubieran ido al grupo mixto, no hubieran formado un grupo político que no sacó ninguna representación, y estos señores que pusieron hasta 14 pleitos a Narciso de Foxá, y como resulta que el señor Correa se hartó de pagar abogados y procuradores, le grabaron las conversaciones, así comienza a destaparse el caso”.

Lamenta entre lágrimas la detención de González

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha hecho una breve parada entre la maraña de prensa que se concentraba a la salida del tribunal de la Audiencia Nacional. Han sido menos de tres minutos y medio en los que ha advertido de que se siente conmocionada por el arresto de quien fue su mano derecha y sucesor, Ignacio González.

“Me siento conmocionada, si es culpable, por la detención de una persona en la que tanto he confiado. Y si es inocente también estoy conmocionada por el calvario que estará pasando”. Al pronunciar estas palabras, se le ha quebrado la voz, ha derramado algunas lágrimas y se ha ido sin responder preguntas de los periodistas.

Pero en ese breve discurso, ha tenido tiempo de desmarcarse de la gestión de su sustituto en la presidencia de Madrid. Recordó que si los hechos que han precipitado la Operación Lezo tienen que ver con la compra por parte de una filial del Canal II de la empresa de ingeniería Emissao en Brasil, esa operación se realizó en 2013 cuando ella ya no tenía responsabilidades en la Comunidad. Y para distanciarse todavía más de esas prácticas remarcó que durante su gestión siempre fue contraria a que empresas como Metro o el Canal invirtiese en el extranjero.

La última frase, antes de abandonar la sede de la Audiencia Nacional, ya al borde del llanto, redundó en esa idea: “Jamás nadie me ha podido acusar a mí de haber hecho alguna cuestión incorrecta y por tanto para mí, sería lo de Ignacio González muy lamentable”.

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