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Imran Khan, una incógnita al frente de Pakistán

EFE

Islamabad —

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Imran Khan capitaneó a su selección de críquet en una improbable victoria en la Copa del Mundo de 1992 y ahora se propone liderar un “nuevo Pakistán” centrado en el desarrollo, pero su ideario político es una incógnita tras haber sido nombrado hoy primer ministro por el Parlamento.

Khan, de 65 años, lleva 21 en política repitiendo un mensaje anticorrupción, ataques contra las elites tradicionales y la promesa de crear un Estado del bienestar islámico, pero no fue hasta las elecciones del 25 de julio cuando alcanzó su objetivo.

El nuevo primer ministro paquistaní -cargo que será efectivo una vez que mañana jure el cargo ante el presidente del país, Mamnoon Hussain- es una figura que emite mensajes contradictorios.

El político que una vez participaba en fiestas con estrellas del rock ha dado un giro conservador en los últimos años, ha rechazado su pasado en discotecas europeas y se ha acercado a la religión.

El cambio ha sido tan pronunciado que se ha ganado incluso el apodo de “talibán Khan” entre sus detractores por sus llamadas al diálogo con los talibanes, que con sus ataques han causado miles de muertos en el país.

En esta campaña ha defendido la ley de la blasfemia, denunciada como arma contra las minorías del país de mayoría musulmana.

Su discurso político -con frases como “en 90 días acabaré con el terrorismo”- ha sido tachado de populista por sus contrincantes y algunos analistas.

Durante años ha atacado con dureza a Estados Unidos por la guerra en Afganistán, pero un día después de imponerse en las elecciones mandó un mensaje conciliatorio a Washington, al igual que a la India, eterno enemigo de Pakistán.

Khan nació en 1952 en la capital del Punyab, Lahore, en el seno de una familia acomodada de origen pastún y su interés por el críquet surgió ya en su etapa escolar en algunos de los más prestigiosos centros del país.

Mostró buenas maneras como lanzador en el equipo de la universidad británica de Oxford, gozó de una exitosa carrera en el Reino Unido y culminó su trayectoria deportiva con la conquista en 1992 de la Copa del Mundo como capitán de Pakistán, la única de este país asiático de 205 millones de habitantes.

En 1996 fundó su partido, el Pakistán Tehreek-i-Insaf (PTI), con el que logró un solitario escaño en los comicios de 2002, controlados por el régimen militar de Pervez Musharraf.

Según explica él mismo en alguna de sus varias biografías, la corrupción rampante en el Pakistán de la década de 1990 le hizo darse cuenta de que uno de los grandes problemas del país era la absoluta falta de compromiso de la elite con el futuro de su nación.

Su mensaje populista fue tomando forma en la década siguiente y, aunque boicoteó los comicios de 2008, el PTI e Imran Khan fueron creciendo en seguidores y sus promesas de lucha contra la corrupción y críticas al gobierno de las elites fueron calando, especialmente entre los jóvenes.

A pesar de su creciente popularidad, el resto de fuerzas no tomaron en serio a Khan hasta que a finales de 2011 reunió a casi 100.000 personas en un mitin en Lahore y anunció que su “tsunami” iba a arrasar en los siguientes comicios.

En las elecciones de 2013 se le consideró el único rival capaz de hacer frente a la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) de Nawaz Sharif.

El PTI logró sólo 28 escaños, frente a los 126 de la PML-N y los 33 del Partido Popular de Pakistán, pero se impuso en la provincia noroccidental de Khyber Pakhtunkhwa, en la frontera con Afganistán y poblada por pastunes.

En 2016 lideró las protestas tras la aparición de los Papeles de Panamá que desvelaron que tres de los cuatro hijos del primer ministro Sharif tenían propiedades en Londres adquiridas de forma poco clara.

El Tribunal Supremo inhabilitó a Sharif en julio de 2017 y hace poco un tribunal anticorrupción lo condenó a 10 años de prisión.

Khan se ha casado tres veces, la primera en 1995 con la hija del multimillonario británico James Goldsmith, Jemima, con la que tuvo dos hijos en nueve años de matrimonio.

En enero de 2015 contrajo nupcias con una periodista británico-paquistaní con la que duró apenas nueve meses.

De nuevo, a principios de este año, se casó con su consejera espiritual, Bushra Maneka, que acudió a la ceremonia totalmente cubierta con un velo.

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