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El viaje del rey Felipe a Arabia Saudí: cuatro décadas de relación económica y personal entre monarquías

Madrid, 8-2-1984.- El Rey Fahd de Arabia Saudí, acompañado por su hijo, el príncipe Abdulaziz (2i), antes del almuerzo que el Rey don Juan Carlos y el príncipe Felipe (i), le ofrecerá en el Palacio de la Zarzuela durante su visita privada.

Andrés Gil

“El fortalecimiento de la monarquía española”. Era el mantra que usaba Juan Carlos para recaudar fondos en plena Transición. Juan Carlos conocía el exilio, su padre no pudo reinar y la primera obligación de un monarca es hacer perdurar su dinastía en el poder. A eso se encomendó Juan Carlos tras la muerte de Franco y, 40 años después y con la corona traspasada a su hijo, Felipe, la misión sigue cumpliéndose.

Felipe viaja este sábado a Arabia Saudí, cuya monarquía –que tantas denuncias de derechos humanos acumula– ha tenido estrechas relaciones económicas y personales con los Borbones en las últimas cuatro décadas.

No en vano, en 1977 el entonces príncipe Fahd entregó 100 millones de dólares a Juan Carlos, un préstamo a interés cero cuya devolución no ha sido acreditada.

Así relataba estas peticiones económicas a la monarquía saudí y, también, persa, el periodista y escritor Gregorio Morán en Adolfo Suárez: ambición y destino (Debate, 2009): “En su entusiasta hagiografía de Adolfo Suárez [Una tragedia griega, La esfera de los Libros], escribe García Abad que de este dinero pedido por Juan Carlos, y generosamente donado por el emperador del Irán, 'llegó mucho más al palacio de la Zarzuela que al de la Moncloa', con lo que alude un cierto reparto desigual. Y añade rotundo: 'El episodio hay que inscribirlo con más propiedad en el capítulo de la picaresca real que en el de la historia de UCD'. El bueno de García Abad apostilla que el asunto forma parte de 'la complicidad' entre el Rey y Adolfo Suárez, manifestada no sólo en ese quítame allá esas pajas de diez millones de dólares del año 1977, sino en el viaje inmediatamente posterior que hará el presidente Suárez a Arabia Saudí, acompañado del administrador privado del Rey, Prado y Colón de Carvajal, para concretar otro préstamo del príncipe Fahd al Rey Juan Carlos y a la UCD. Cuenta García Abad, con sobriedad no exenta de gracia, cómo Prado y Colón de Carvajal, aprovechándose de que el presidente Suárez no tiene ni idea de inglés, hace de traductor, engañándole respecto a las cantidades que recibirá el monarca, con el consiguiente pellizco para Prado. Le convirtió los 'thousand millions' (miles de millones) en 'millions' (millones) a secas”.

Como explica Rebeca Quintans en el reciente Juan Carlos I, biografía sin silencios (Akal, 2015), “la familia real con la que ha mantenido una afición más larga y fructífera con Juan Carlos es la de Arabia Saudí. [...] La confraternidad de Juan Carlos fue especialmente próxima con el rey Fahd bin Abdelaziz al-Saud, ya desde que éste era príncipe heredero y hasta su muerte siendo monarca en 2005. A él debía Juan Carlos multitud de favores constantes y sonantes, como los 100 millones de dólares que le prestó durante la Transición y que el Borbón nunca entendió que tenía que devolver, o el regalo de su segundo yate Fortuna, en 1979”.

El Fortuna fue cedido por el rey a Patrimonio del Estado en 1981 y sufrió varias averías. La más conocida, ocurrió en agosto de 1988, cuando navegaba en compañía del príncipe Carlos de Inglaterra y tuvo que ser remolcado por pesqueros hasta puerto.

En otro momento de su libro, Quintans da otros detalles de las relaciones provechosas del rey con la monarquía saudí: “Juan Carlos se decantó por los países árabes. La crisis [del petróleo de 1973] afectó a España de forma importante. [...] Juan Carlos envió un emisario [al príncipe Fahd] y la respuesta fue inmediata: 'Decid a mi hermano el príncipe Don Juan Carlos que le enviaremos todo el petróleo que España necesite'. A cambio de estos servicios de mediación, el príncipe [Juan Carlos] cobró una comisión y a todo el mundo le pareció muy normal. [...] El Gobierno Suárez adoptó desde entonces un acuerdo para un porcentaje pequeño de las transacciones comerciales petrolíferas realizadas por España con otras monarquías del mundo se desviara hacia el patrimonio privado de los Borbones”.

“Mantengo una profunda y duradera amistad [con Su Majestad el Rey Juan Carlos], hacia quien tengo un gran respeto y estima”, afirmó el rey Abdalá de Arabia Saudí –sucesor de Fahd– durante una entrevista en El País en 2006.

Según publicó El País, la concesión del AVE de La Meca –un contrato de casi 7.000 millones de euros– a un consorcio español se atribuyó a la intervención directa del rey Juan Carlos ante el monarca saudí. Del mismo modo que se le atribuyó al rey acelerar las gestiones para la venta de entre 250 y 300 carros de combate Leopard españoles en mayo de 2014 a Arabia Saudí.

La amistad con Fahd llegó hasta el punto de que el príncipe eligió Marbella para veranear, se construyó una mansión allí y atracó durante semanas su barco en el puerto. Llegó influido por el intermediario y vendedor de armas Adnan Khashoggi, otro saudí con proyección internacional y predicamento en el entorno Borbón: tuvo empleado en una de sus empresas, Triad International, a Borja Prado, hijo de Manuel Prado y Colón de Carvajal, el hombre que manejaba los dineros de Juan Carlos.

El comercio de armamento entre España y Arabia Saudí preside el viaje del rey Felipe a Arabia Saudí: cuatro grupos para la defensa de los derechos humanos han solicitado al rey y al Gobierno de Mariano Rajoy que frenen la venta de cinco buques de guerra de la empresa pública Navantia a Arabia Saudí. La petición llega en vísperas de la visita de Felipe VI a este país, en la que se prevé el cierre del contrato de venta de las cinco corbetas. Argumentan que, en caso de realizarse esta operación, España podría convertirse en “cómplice de las atrocidades cometidas en el conflicto de Yemen”, puesto que las corbetas podrían utilizarse para cometer crímenes de guerra.

En un comunicado, Amnistía Internacional, FundiPau, Greenpeace y Oxfam Intermón advierten de la “ilegalidad” que supone la venta de los buques de guerra a Arabia Saudí. Temen que en caso de cerrarse el contrato las fragatas puedan utilizarse en Yemen para atacar a la población civil o para mantener el bloqueo naval al que está sometido el país desde hace más de un año (y que impide el acceso de ayuda humanitaria).

Felipe se hace acompañar en este viaje, según ha publicado El Economista, de los presidentes de Acciona, José Manuel Entrecanales; OHL, Juan Villar-Mir de Fuentes; Técnicas Reunidas, José Lladó; Talgo, Carlos de Palacio Oriol; Navantia, José Manuel Revuelta; Renfe, Juan Alfaro; Ineco, Jesús Silva; Typsa, Pablo Bueno; CAF, Andrés Arizkorreta; CESCE, Jaime García Legaz; X-Elio, Jorge Barredo; Mondragón Wintec, Dorleta Urrutia; ARPA, Clara Arpa; Cobra, Eugenio Llorente, y GRupo MCI, Carlos Hoffmann. También estarán presentes los presidentes del Consorcio Alta Velocidad Meca Medina, Jorge Segrelles, y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti; y otros directivos de Sacyr, FCC, Adif, Idom y Herbert Smith.

El contrato que se pretende sellar con la visita del rey asciende a 2.000 millones de euros. Cuarenta años después de aquel préstamo entre “hermanos” para el “fortalecimiento de la monarquía española” la relación económica y personal entre Borbones y saudíes permanece.

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