CRÓNICA

Macarena Olona recibe un tiro de Vox en toda la cara

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Esta semana, Javier Ortega Smith subió a la tribuna del Congreso para presentar una proposición de ley que pretendía librar de cualquier responsabilidad penal a los que metan cuatro tiros a un ladrón que ha entrado en su casa. Es más, el secretario general de Vox quería que se concediera una medalla a esas personas. Por ahí, el partido ha sido coherente. Su portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, pegó un tiro el jueves en la frente de Macarena Olona entre ceja y ceja. BANG.

La exdiputada de Vox había cometido el crimen nefando de entrar en la comunidad de extrema derecha por las bravas para exigir su regreso a la política y cuestionar las decisiones de la dirección. No habría piedad ni siquiera con una de las figuras más carismáticas de la extrema derecha.

La entrevista que dio Olona ese mismo día al ABC puso fin al enigma. Ella no hacía más que repetir que todo estaba pendiente de una reunión con Santiago Abascal para aclararlo todo. El líder de Vox había comenzado a mostrar cierta incredulidad sobre su actitud y hasta sobre la enfermedad que supuestamente la obligó a abandonar el Parlamento andaluz a las pocas semanas de las elecciones. Olona prefirió no ser nada discreta y concedió dos entrevistas a medios muy seguidos por el votante de Vox: el programa de Carlos Herrera en la Cope y el diario ABC.

En la segunda entrevista, elevó las críticas al mismo corazón de la dirección nacional. Vox funciona como una corporación empresarial. Quien toma las decisiones es el presidente, asistido por un reducido grupo de colaboradores. Los demás tienen la obligación de seguir las órdenes al pie de la letra. El partido no cree en las autonomías y tampoco admite que las direcciones regionales puedan saltarse las directrices. Es una monarquía absoluta en la que solo tienen voz algunos validos.

Olona volvió a mencionar a las personas que se han alejado de Vox por ese autoritarismo. “Escucho siempre las mismas palabras: falta de democracia interna y el tratamiento, cuando se eleva la voz, por parte de la organización del partido. No se considera que se trate con respeto”. Que a estas alturas Olona se sorprenda por eso es llamativo o hasta divertido al tratarse de un rasgo esencial desde el primer día.

Para terminar de afilar las amenazas, se refirió al que ha señalado como su principal enemigo, Javier Ortega Smith: “Soy muy consciente de que el puesto más complicado en un partido, sin lugar a dudas, es el de secretario general. Pero para ser alternativa un partido nunca puede ser excluyente”.

Los desplantes de Olona habían dejado de tener gracia. No estaban dirigidos a los partidos de izquierda y nacionalistas –esos siempre fueron muy celebrados– sino al propio Vox. “Nuestra Macarena”, como la había llamado Federico Jiménez Losantos, había pasado a ser Macarena, la traidora.

Le tocó ejecutar la sentencia a alguien con quien ha trabajado en el Congreso, Espinosa de los Monteros, “con enorme dolor”, según dijo este.

“A la vista del daño que se está haciendo a través de ella, lo que podemos decir es que este definitivamente es el fin del camino”, anunció el portavoz parlamentario. El final del camino juntos, se entiende. Si bien ahí se simulaba que quien hacía daño eran otros, está claro que todos los problemas le han venido a Vox por las declaraciones públicas de su antigua diputada.

Vox se puso manos a la obra rápidamente. Retorció unas declaraciones de Irene Montero para acusarle de pedofilia. La mayoría de sus seguidores, aún traumatizados por las noticias sobre Olona, prestaron más atención a la crisis interna.

La mayoría de los comentarios eran muy críticos con la exdiputada, algunos casi despectivos. “Ella misma ha cavado su propia tumba. Está fuera de Vox, sin posibilidad de volver por imbécil”, decía uno. Otros le culpaban por los mediocres resultados de las elecciones de Andalucía, muy por debajo de las expectativas, o le decían que se había “pasado por el forro” las instrucciones de la dirección nacional, aunque en realidad todas las campañas autonómicas de Vox se dirigen con mano de hierro desde Madrid.

Varios sospechaban que Olona está preparando un nuevo partido político que competirá directamente con Vox y recordaron la foto que se hizo recientemente con Mario Conde. Si tenían ganas de ponerse paranoicos, unas horas después se llevaron un buen susto al conocerse que ella dará una conferencia en Sevilla el próximo lunes que será presentada por el banquero que pasó por prisión por la quiebra de Banesto.

Fue Olona quien difundió su foto con Mario Conde en una conferencia anterior el 19 de septiembre. Qué estaría pasando por su cabeza para pensar que era una buena idea hacerlo en mitad de sus problemas con la dirección de Vox. Le perdieron las ansias de protagonismo o el deseo de lanzar un mensaje de aviso al partido. Su gira de conferencias por varias universidades fue percibida como un intento de demostrar a sus rivales que ella es tan popular como Abascal y mucho más que los demás dirigentes.

Obnubilada por el brillo que le daba su presencia en el Congreso, Macarena Olona fue demasiado lejos y ahora se une a la lista de políticos que terminaron pensando que eran más importantes que su partido. Cayetana Álvarez de Toledo es otro ejemplo y lo confirmó este jueves al votar a favor de una proposición de Vox que buscaba imponer el artículo 155 a Catalunya en relación a la política educativa. La dirección del PP ordenó votar en contra.

Nunca queda del todo claro si ese comportamiento procede de la independencia de criterio o de la soberbia. Con Olona y Álvarez de Toledo, es legítimo sospechar que lo segundo tiene su peso.

La realidad es que siempre hay candidatos dispuestos a sustituir a esos políticos que se creyeron tan importantes. Esta semana en la sesión de control, la diputada de Vox Inés Cañizares denominó “los gabachos” a una empresa francesa de alimentación con muchas tiendas en España. Hay escenarios de la política en los que se valora la vulgaridad o la capacidad de machacar al adversario. La Macarena Olona original ya es historia en Vox, pero habrá muchas macarenas con ganas de ocupar ese puesto.