El último votante de la jornada en testificar en el Supremo es Ramon Forteza, un abogado Lleida que narra una escena inédita del 1-O en Lleida. Afirma que pese a que se presentó con la toga y carné de letrado, un agente le impidió entrar por dos veces en el centro para asistir a dos votantes “retenidos”. Escribe Oriol Solé.
“Fue una mala idea porque me dieron de palos. Luego empezaron a expulsar a la gente y salían rodando del centro. Los únicos que pegaron fueron los agentes de la Policía Nacional”, asevera.
El resto de testigos, cargos políticos y votantes en pueblos del Maresme, Bages y Girona, continúan con la misma tesis que el resto de concentrados en los centros y niegan cualquier tipo de ataque contra los agentes.