Radiografía del homicida al volante: hombre, español, en la mitad de la treintena y gran consumidor de alcohol

Hombre, español, de 35 años de media y gran consumidor de alcohol. Es el perfil de las personas que están en prisión por homicidio imprudente con vehículos a motor —es decir, por haber provocado al volante un accidente con víctima mortal de manera imprudente o fortuita— que traza un informe de Instituciones Penitenciarias. El documento ha sido elaborado con los datos recogidos en los hechos probados de las sentencias condenatorias de las 53 personas que estaban en la cárcel por este delito a julio de 2021, que causaron la muerte de 61 personas y lesiones en otras 57. Y expone, además de un exhaustivo retrato del conductor homicida, otras conclusiones relevantes. Entre ellas, el “gran peso” que tiene el alcohol y el consumo de drogas en estos siniestros.  

El estudio detalla que dos de cada tres conductores homicidas estaban incapacitados para dirigir un vehículo en el momento en el que se cometieron los hechos precisamente por haber ingerido estas sustancias. En el 64,9% de los casos por haber tomado alcohol, en el 13,5% por la ingesta de estupefacientes y en el 16,2% por la combinación de ambas sustancias. De media, estas personas triplicaban el límite legal de alcohol permitido y prácticamente el 30% rebasaba la tasa de 1,93 gramos de alcohol por litro de sangre, lo que supone superar en casi cuatro veces el máximo legal permitido. “En esas condiciones de conducción, el vehículo no es un instrumento de movilidad, sino que se convierte en un arma contra la ciudadanía, contra los conductores y sus acompañantes”, dice el informe.

El documento constata que la asociación entre alcohol y drogas y noches, madrugadas y fines de semana también es muy alta. Así, estas variables influyen en dos de cada tres casos de estos homicidios. Según los datos recopilados, se trata de delitos mayoritariamente cometidos en fin de semana (67,9%) y también más frecuentes en el intervalo horario que va desde las nueve de la noche hasta las dos de la madrugada y durante las primeras horas del día. Ambos se consideran “momentos críticos”.

Respecto a las fechas, el verano, los puentes y las fiestas navideñas son considerados también por los investigadores “periodos de riesgo” para la comisión de este delito, que tiene lugar principalmente en cascos urbanos (calles, intersecciones, rotondas…) y en carreteras de doble sentido de circulación y no tanto en autovías y autopistas. 

Estos datos —y el hecho de que uno de cada cuatro presos por esta causa sea reincidente en delitos contra la seguridad vial— lleva a los investigadores a concluir que “en un número de casos no desdeñable” podría darse “una adicción encubierta al alcohol”. El informe fue presentado por el consejero técnico Francisco Benito y por Miguel Ángel Vicente, director general de Ejecución Penal y Reinserción Social de Instituciones Penitenciarias, que resaltó que un porcentaje importante de estos delitos sería evitable si la sociedad en su conjunto tomara conciencia del peligro que para la propia vida y para la de los demás tiene combinar el consumo de alcohol y el consumo de drogas con la conducción. Reiteró, en este sentido, que “el binomio alcohol y vehículo a motor debe ser incompatible”. Vicente también insistió en que el objetivo de informes como este es poner el foco en las causas y conductas tras la comisión del delito para reforzar la “labor terapéutica” que se realiza con los internos en los centros penitenciarios. 

Hombres españoles

Volviendo al perfil de este tipo de delincuente, el homicidio imprudente con vehículos a motor es un delito que cometen fundamentalmente los hombres. De hecho, sólo cuatro de las 53 personas presas por este delito en el momento de elaboración del informe eran mujeres. Un 7,5%, lo que está en consonancia con el peso que tienen las mujeres en la población penitenciaria, situado en el 7,2% del total. En relación a la edad, la media está en 35,3 años y apenas uno de cada cuatro tenía más de cuarenta años en el momento de comisión de los hechos. Y en cuanto a la nacionalidad, es un delito cometido fundamentalmente por españoles. Los internos extranjeros objeto del estudio representan el 11,3%, siendo sus países de procedencia Polonia, Ghana, Brasil, Ecuador y Venezuela. 

También es un delito que se comete indistintamente en zonas de interior y de costa y en el que el “factor humano” es fundamental. Así, el informe refleja que las circunstancias de la vía eran las adecuadas en la gran mayoría de los casos (92,5%), por lo que no son delitos atribuibles al estado de conservación de calles, carreteras de doble sentido, autovías y autopistas. “El factor humano fue fundamental, y la imprudencia y desatención a la vía se concretaron en un exceso de velocidad, en la invasión del carril contrario y, por tanto, la pérdida del control del vehículo, que provocó el alcance de otros vehículos, o en la invasión de pasos peatonales”, sostiene el documento. 

Respecto al tipo de vehículos, el 88,7% de los homicidios fueron ocasionados por turismos. Un 5,7% con maquinaria, un 3,8% por camiones y un 1,9% con motos. Y, en la mayoría de los casos —ocho de cada diez— el vehículo estaba asegurado, independientemente de que la persona que condujese fuese el titular del vehículo, un familiar, amigo o trabajador de una empresa. 

Por último, el informe se centra en la víctimas de estos delitos y destaca que los ocupantes del vehículo del homicida “no son inmunes” al peligro que este genera, pues una de cada seis víctimas fallecidas (15,7%) fue un ocupante de ese vehículo. Además, una de cada tres personas fallecidas fue peatón (30%) y uno de cada cuatro automovilista o alguno de sus acompañantes (25,5%). Estos 53 internos que cumplen condena por homicidio imprudente al volante causaron en total la muerte de 61 personas y lesiones en otras 57. No obstante, los damnificados son muchos más si se tienen en cuenta otras víctimas indirectas, entre las que se encuentran los familiares o allegados tanto de los fallecidos como de los homicidas. Según el informe, se producen en total once víctimas cada dos delitos.