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Los Premios Goya 2023 son mucho más que el (previsible) duelo entre 'As bestas' y 'Alcarràs'

Laura Galán, una heroína empoderada en 'Cerdita', un slasher cañí.

Javier Zurro

10 de febrero de 2023 22:08 h

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Este sábado se desvelará la gran incógnita, qué película se llevará el Goya en el gran año del cine español. Esta vez la victoria tiene incluso más mérito al ver el increíble curso que se ha vivido. Nuestras películas han estado presentes en todos los festivales, logrando que la gente vaya a verlas y conectando con la gente como hacía tiempo que no lo lograban. Es un año de inflexión, importante, y los Goya deberían celebrar ese sentimiento. A priori no hay misterio, y a todo el que preguntes apunta al mismo duelo: As bestas y Alcarrás son las favoritas para la victoria final. La película de Sorogoyen tiene a favor, además de su calidad, el perfecto timing de su llegada, su paso arrasador por taquilla y un boca a oreja que la han convertido en un fenómeno. La de Simón tiene la sensación de ser una película importante para nuestro cine. Un Oso de Oro histórico dirigido por uno de los talentos más prometedores de nuestro cine y una nueva mirada que representa perfectamente los nuevos tiempos del cine español. En su contra, una propuesta mucho más intimista, y que aquel Oso de Oro y su estreno parecen algo de otro año. Fue en febrero de 2022, y ha llegado a la carrera desgastada.

Ojo, que nunca hay que descartar una tercera vía. En una carrera tan polarizada entre dos títulos puede ser la tercera opción la que triunfe, y esa sería, sin duda, Cinco lobitos, la película que más ha emocionado al público este año. La mirada alejada de clichés y lugares comunes a la maternidad de Alauda Ruiz de Azúa tiene muchos fans y no sería descartable una campanada ni que se llevara el premio al Mejor guion original, además de alguno que se da por descontado. Muy mal se tendría que dar la noche para Cinco lobitos para que la actriz Laia Costa no ganara su primer Goya; algo más complicado lo puede tener Susi Sánchez como actriz de reparto, una categoría en la que Ángela Cervantes por La maternal puede ser la amenaza y un premio que reconozca la obra de Pilar Palomero, también nominada como Mejor película y Mejor dirección. Mikel Bustamante como actor revelación también podría lograr el Goya en una de las categorías más reñidas de la noche. Telmo Irureta, por La consagración de la primavera, y Christan Checa, por En los márgenes, parecen sus rivales más fuertes.

El duelo entre estas tres grandes obras ha hecho que el resto haya quedado en un injusto segundo plano. Modelo 77 es una película excelente, un drama carcelario que muestra la madurez narrativa del dúo Rafa Cobos-Alberto Rodríguez y que nadie mira como lo hacen ellos debajo de la alfombra de la historia (sucia) de España. Una película impecable que se ha atrevido a cuestionar la ‘modélica Transición’ y que en otro curso sería la vencedora sin ninguna duda. Pasa lo mismo con la otra nominada a Mejor película, La maternal, donde Palomero confirma que lo de Las niñas no era una casualidad, sino puro talento para apuntar donde otros no quieren, aquí a la maternidad adolescente. Eso sin contar las que podrían estar. Un año, una noche, Mantícora, Pacifiction, Cerdita, El agua, La consagración de la primavera… Filmes que otros años habrían amasado nominaciones y que esta vez han quedado como secundarias de lujo o incluso olvidadas de lujo.

En Mejor dirección el duelo a muerte es Carla Simón versus Rodrigo Sorogoyen. ¿Vencerá un hombre en el año en el que las directoras lograron la paridad? Habrá que verlo. Palomero y Alberto Rodríguez repiten aquí y el quinto puesto se lo dejan a Carlos Vermut, sorpresa en la categoría por una película incómoda e inteligente que aborda un tema tan peliagudo como la pedofilia. Nadie como él observa las sombras del ser humano. Mantícora es su película más humana y cuenta con la mejor interpretación masculina del año, la de Nacho Sánchez, que debería ganar el Goya al Mejor actor protagonista.

Sería un reconocimiento al filme y a uno de los mejores actores de su generación. De sus rivales tres ya tienen uno o más cabezones (Luis Tosar, Miguel Herrán y Javier Gutiérrez). En los Forqué la sorpresa la dio Denis Menochet, el protagonista de As bestas. Si la película de Sorogoyen se lleva los premios de interpretación la noche estará decidida a su favor. Si Marina Foïs vence a Laia Costa será la seña definitiva de que será su noche. Poco parece que tenga que hacer Anna Castillo por Girasoles silvestres o Bárbara Lennie por el éxito de taquilla Los renglones torcidos de dios. Aquí toca parar y reivindicar una de las grandes interpretaciones de este año, la de Vicky Luengo, excelente en Suro, ópera prima de Mikel Gurrea que hubiera merecido mejor suerte en las nominaciones. La de Luengo fue una de las nominaciones más aplaudidas. Una de las actrices más potentes de una nueva generación que se deja la piel en un papel complicado y lleno de matices. 

Otro premio cantado parece el de Mejor dirección novel, donde Alauda Ruiz de Azúa tiene todo a favor para convertirse en la sexta mujer consecutiva en lograrlo. Una candidatura donde todos los nominados confirmaron el esperanzador futuro de nuestro cine. La comprometida apuesta por el mejor cine social de Juan Diego Botto en En los márgenes; el drama rural sobre una pareja burguesa en deconstrucción de Mikel Gurrera en Suro, y dos de las obras más personales y únicas del año. El agua, de Elena López Riera, es un filme tan libre y diferente que su simple existencia habría que celebrar. Lo realista y lo onírico se dan la mano en una obra que no atiende a normas y donde la ficción y el documental se funden. Cerdita, de Carlota Pereda, ha roto una barrera increíble, esa que hacía que las mujeres no dirigieran género. Pereda ha hecho un slasher que encima es un alegato contra la gordofobia y el bulllying. La muestra de que las directoras pueden hacer terror, tener presupuestos abultados y hablar de temas importantes desde el género. Apuesten por que en Hollywood tantean a la directora en poco tiempo, que seguro que aciertan.

Al adaptar su propio corto, Carlota Pereda opta al Goya al Mejor guion adaptado, y aquí podría obtener un premio importante para su película. Lo haría por encima de otra de las favoritas de esta categoría, Un año, una noche, el excelente filme sobre las secuelas del atentado terrorista de Bataclán de Isaki Lacuesta, una de las grandes olvidadas de estos Goya. Cerdita también parece la favorita para llevarse el premio a la Mejor actriz revelación por esa presencia importante en nuestro cine, una Laura Galán que es un torbellino necesario. Una categoría donde las cinco nominadas merecerían el premio: la raza y el nervio de Luna Pamiés en El agua; la sensibilidad especial de Valeria Sorolla en La consagración de la primavera; la sutilidad de Zoe Stein en un personaje tan complicado como el de Mantícora y el empoderamiento de Anna Otin en Alcarràs. Atentos todos a las categorías revelación: si Otin o sus compañeros Albert Bosch o Jordi Pujol vencen por el filme de Carla Simón –un galardón que también reconocería el increíble proceso de casting del filme realizado por la directora–, la noche prometerá emociones fuertes. 

Parece justicia poética que un año tan potente se corone con un Goya de Honor tan merecido, justo e impepinable como el que recibirá póstumamente Carlos Saura. El director, fallecido este viernes a los 91 años, es el responsable de algunas de las obras maestras más influyentes de nuestro cine como Cría cuervos, La prima Angélica o Ana y los lobos. Un cine que desafió las normas establecidas, que supuso un soplo de modernidad en una España gris que vivía los últimos coletazos del franquismo, y un cineasta que durante años estuvo olvidado hasta que la generación de los directores nominados esta noche lo reivindicaron como el maestro que realmente ha sido.

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