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El otro #10YearChallenge: de los múltiples efectos del cambio climático a las ciudades destruidas

Río Doce, en Brasil, en el #10YearsChallenge

Jesús Travieso

La nostalgia comparativa lleva invadiendo las redes varios días. El motivo es el #10YearChallenge, que consiste en comparar una fotografía actual con una de 2009. Todo por mostrar cómo hemos cambiado y si nos vemos mejor o peor. Un reto viral que ha sido aprovechado por otros usuarios y por organizaciones de todo tipo para intentar concienciar sobre lo que ha ocurrido en el mundo en los últimos 10 años. Y la comparación indica que la situación del planeta es preocupante tras solo una década.

Los efectos del cambio climático es el tema estrella en la denuncia social que contienen estas publicaciones vinculadas el reto. La degradación de los arrecifes de coral, la desforestación de los bosques, el calentamiento global o los ríos que ya no lo son están entre esos ejemplos. Muchos de estos tuits o posts de Instagram o Facebook también se han hecho virales gracias al desafío. Aunque también es cierto que se dan casos en los que las fotos comparadas no son del mismo lugar.

Uno de los ejemplos de la mala acción del hombre es el río Doce brasileño, que sufrió en 2015 el vertido de sedimentos tóxicos tras el colapso de una planta de la empresa Samarco. En Facebook se ha mostrado la supuesta situación de la zona en 2019 tras lo ocurrido. Aunque la realidad sea que el río está lleno de basura y totalmente contaminado desde hace cuatro años.

La situación del Ártico y de los polos es un drama medioambiental ampliamente documentado por organismos científicos y ONG especializadas. La situación es crítica en algunas zonas, donde los glaciares se están derritiendo. Así lo denunció uno de los tuits que más ha circulado por las redes, evidenciando que en solo 10 años puede no quedar rastro de un gran bloque de hielo. Otros usuarios de Twitter también se han sumado a esa reivindicación.

Esto afecta indefectiblemente a la fauna que habita esas zonas. Es lo que le podría ocurrir a los pingüinos, a los que un estudio de 2016 señalaba como víctimas potenciales por el cambio de clima en la Antártida, ya que dejaría de ser habitable para ellos. Y puede que también le ocurra a los osos polares.

Estas últimas imágenes de un oso polar sano en 2009 y desnutrido en 2019 son otras de las más difundidas en redes en estos días. La impactante imagen del animal no es de este año, sino que forma parte de un vídeo grabado por dos reporteros de National Geographic en agosto de 2017.

En las explicaciones tras la difusión de la grabación, ni los periodistas ni la revista se atrevieron a vincular la situación del oso al cambio climático. Aunque tampoco lo descartaron por el deshielo de los polos.

Otros de los posts virales no han “respetado” el reto y han ampliado o reducido el tiempo necesario para que se vea un cambio. El mayor ejemplo es el de los corales, que en solo dos meses pueden degradarse o directamente morirse. Lo que no significa que el paso de los años sea benevolente con ellos.

Los plásticos también han tenido su hueco en el reto por lo perjudiciales que son para el medio ambiente. Una publicación de Instagram ha recordado que una botella en el mar tirada al agua en 2009 seguirá igualmente no solo 10 años después, sino que 100. Las estimaciones de varios estudios apuntan a que ese objeto en concreto no se descomprondrá hasta que pasen varios siglos.

Pero este fenómeno no es el único del que la humanidad ha sido responsable en la última década. Las guerras y las invasiones de unos países a otros también han hecho estragos en la riqueta histórica y cultural de ciudades de Siria o Yemen. Así lo muestran varios montajes que circulan tras desatarse el #10YearChallenge.

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