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ELECCIONES MUNICIPALES 2023

La batalla por Sevilla: el PSOE defiende su principal bastión municipal en España frente a un PP subido a la ola de Moreno

Antonio Muñoz y Juan Espadas, junto a Pedro Sánchez en el acto electoral que protagonizó en Sevilla en septiembre.

Antonio Morente

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arranca este sábado en calidad de secretario general del PSOE la precampaña para las elecciones municipales en Sevilla, ciudad que también eligió en septiembre para iniciar la gira política que se vendió como la de la reconexión con la ciudadanía. El PSOE federal deja así bien claro que Sevilla es el principal caballo que tira de su carro municipal, no en vano es la capital más grande en la que gobiernan los socialistas, de ahí la importancia que le confieren. Una defensa de la capital hispalense que medirá también si el PSOE andaluz sale de la UCI, ya que en este combate se la juega el actual alcalde, Antonio Muñoz, pero también el líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas, y es que el PP ha fijado entre sus prioridades hacerse con esta alcaldía como palanca también para conseguir la Diputación sevillana. Un choque en el que tiene mucho más que perder el PSOE (que juega a defender posiciones con el pulso alicaído tras el batacazo andaluz) que el PP, que alimenta la expectativa de crecer a rebufo del sonado triunfo de Juan Manuel Moreno en las autonómicas.

En esta batalla electoral por Sevilla ya están todas las piezas sobre la mesa, aunque todavía quedan incógnitas por despejar. De partida, la candidata de Vox (Cristina Peláez) es la única que repite con respecto a las elecciones de 2019, lo que habla bien a las claras de la escabechina que ha sido un mandato municipal que quedó patas arriba en su ecuador cuando el entonces regidor, Juan Espadas, le ganó a Susana Díaz las primarias socialistas para ser el candidato a la Junta de Andalucía. Así que se procedió a un relevo en la alcaldía (Antonio Muñoz asumió el cargo hace un año), pero en este tiempo también se ha vivido una escabechina en las filas del PP por sus cuitas internas, que se cobró la cabeza de su portavoz, la imposición de José Luis Sanz como candidato popular cuando Pablo Casado mandaba en Génova y que no gustó a la dirección andaluza, un terremoto en la coalición Podemos-IU, la expulsión de una concejal morada que ahora es no adscrita o el adiós precipitado y tumultuoso del portavoz de Ciudadanos, Álvaro Pimentel.

De partida, el análisis teórico es relativamente parecido al que se hacía en la previa de las elecciones andaluzas del pasado 19 junio, que saltó por los aires con la aplastante mayoría absoluta del PP. A día de hoy, la alcaldía de Sevilla se presenta como un choque directo entre Muñoz y Sanz en el que PSOE y PP dan por hecho que no habrá mayoría absoluta, así que los socialistas cruzan los dedos para que fragüe el pacto que se ultima entre IU, Podemos y al menos otras tres fuerzas, mientras el PP hace lo propio para que Vox confirme su estancamiento y se quede como está, con dos concejales. A todo esto, Ciudadanos no tira la toalla y se ve rozando el 5% de los votos necesario para rascar dos ediles, al tiempo que el patio de la izquierda es más impredecible que nunca y teme que el aterrizaje de Adelante Andalucía disperse todavía más el voto.

Tras los votos de Ciudadanos

A falta de cuatro meses largos para la cita con las urnas, las encuestas que han ido saliendo anuncian un pulso equilibrado entre Muñoz y Sanz, de ahí la importancia que juegan las posibles alianzas con el bloque de izquierdas y con Vox. Pero donde de verdad tienen puesto el foco a día de hoy es en hacerse con los restos del previsible naufragio de Ciudadanos, al que nadie augura su continuidad en el Ayuntamiento de Sevilla por mucho que esté enfrascado en plena refundación. Conseguir sus cuatro concejales pueden inclinar la balanza para un lado o para otro.

De eso es consciente Antonio Muñoz, que aspira a hacerse al menos con uno de esos cuatro ediles para mejorar el resultado que logró Espadas en las municipales de 2019 con sus 13 concejales, pero aún así quedaría lejos de una mayoría absoluta que se fija en 16 asientos en el pleno municipal. En el equipo de Muñoz se considera que su figura se ha consolidado tras un año como alcalde, y que el relevo de Espadas se hizo sin que al menos se hayan resentido las expectativas electorales del PSOE. Eso sí, Muñoz espera como agua de mayo que el Gobierno de Pedro Sánchez deje ya de lado iniciativas controvertidas como las reformas de la sedición y la malversación que tanto ha costado encajar entre las propias filas socialistas.

¿Es la marca Pedro Sánchez un lastre ahora para las aspiraciones municipales del PSOE? Formalmente, Muñoz se limita a establecer la comparación entre las medidas aprobadas por el actual Ejecutivo central ante la crisis frente a las que adoptó el de Mariano Rajoy (PP) para salir del hundimiento económico que le tocó gestionar. Por su parte, el secretario general del PSOE sevillano, Javier Fernández, niega que Sánchez “reste” y lo considera un “valor del PSOE”, subrayando que los socialistas sevillanos “están en línea con las políticas que viene llevando a cabo el Gobierno”. “El PSOE va a ganar Sevilla con mejores resultados que en 2019 y la Diputación, siempre con respeto a las urnas. La figura de Muñoz se ha consolidado”, apostillaba Fernández esta semana. En mantener estas dos plazas se juegan buena parte de su futuro el PSOE andaluz y su secretario general, Juan Espadas.

El PP confía en subirse a la ola de Moreno

Una de las bazas que maneja el PSOE es que no es tan fácil que un alcalde pierda las elecciones salvo catástrofe mayúscula en su gestión, ya que los votos de castigo se dan más en las generales y las autonómicas. “La gente sabe diferenciar”, se insiste, y de eso se es consciente también en el PP, donde no obstante están convencidos de que la ola ganadora que encumbró a Juan Manuel Moreno en las andaluzas les ayudará a hacerse con la alcaldía hispalense. “La cosa pinta muy bien”, señalan desde la campaña de un José Luis Sanz que lleva año y medio desempeñando el papel de candidato de su partido. Una campaña, se subraya, “en base a datos, análisis y encuestas, sin improvisaciones”, muy en la línea de las que desarrolla Moreno, al que le costó asumir el aterrizaje de Sanz en pleno pulso con la dirección provincial y nacional del partido... de la que al final salió victorioso. De hecho, hasta la fecha los dos gestos más explícitos de apoyo a su candidato no dejan de ser pintorescos: le avaló con un paseo por el centro de Sevilla (con cerveza incluida) y estas Navidades le ha acompañado en otro paseo, en este caso por Triana.

En el PP sevillano, calmada la marejada interna, barajan que superarán al PSOE en mayo y alcanzarán los 14 concejales, “y con mayoría simple se es alcalde”. Esto supondría un estirón considerable sobre su actual suelo de ocho ediles, unas cábalas que dejan a los socialistas con 13 y con dos tanto al bloque de izquierdas como a Vox, un caso en el que la suma con la formación de ultraderecha le daría la alcaldía. Estas cuentas las fían a arramblar con los apoyos de Ciudadanos (“de cada siete votantes, seis se van a ir con Sanz y uno con Muñoz”), mientras que por el otro lado confían en que la irrupción de Adelante Andalucía con candidatura propia disperse el voto de izquierdas. El punto débil, se admite, es que Sanz aún es bastante desconocido, “pero Muñoz también, en muchos sitios todavía creen que el alcalde sigue siendo Espadas”.

La izquierda ultima su pacto

¿Y las formaciones a la izquierda del PSOE, cómo se preparan para estas elecciones? Pues negociando todavía el pacto que ya ha fraguado en otras capitales para que vayan de la mano IU, Podemos, Más País, Equo, Iniciativa por Andalucía y Alianza Verde, con la posible inclusión también de Alternativa Republicana, una lista que encabezará la candidata de Podemos (Susana Hornillo) o el de Izquierda Unida (Ismael Sánchez). Es cuestión de días, se subraya, que se cierre un acuerdo que se anunciará ya con el nombre de quién lidera la candidatura, para así evitar las tensiones de una nueva negociación. Y es que la obsesión es que no se repitan numeritos como el de la coalición que concurrió a las andaluzas, que nada más acabar el verano saltó por los aires.

Las conversaciones las llevan las direcciones locales, que son conscientes de que “ahora está en juego ser la tercera fuerza política en Sevilla”, tal y como se resalta desde Podemos, que con la vista puesta en mayo admite que “el acuerdo de presupuestos del PSOE con Ciudadanos no ayuda porque se normalizan opciones conservadoras”. El objetivo mínimo es repetir los cuatro concejales de 2019 (luego el grupo quedó en tres con la expulsión de una edil de Podemos), aunque en IU vienen a decir que el límite es el cielo y confían en ilusionar a la ciudadanía con un programa electoral “que no será al uso con promesas incumplibles, no será una carta a los Reyes Magos sino que se planteará un nuevo modelo de ciudad”. ¿Las claves? “Un cambio del modelo productivo para combatir las desigualdades y fortalecer el sector público”.

Por cierto, que la concejal expulsada de Podemos y hoy no adscrita, Sandra Heredia, será la candidata de Adelante Andalucía, que como hizo en las elecciones andaluzas no ha querido saber nada de formar parte del pacto del resto de formaciones. “Seguiremos trabajando por que esté en las instituciones una opción andalucista de izquierda”, señalaba Heredia esta semana, prometiendo una “oposición firme estando a la izquierda del PSOE” pero teniendo “muy claro” que “nunca vamos a dejar gobernar a la derecha ni a la ultraderecha”.

Ciudadanos hace sus números

Si hay algo en lo que coincidan todas las fuerzas políticas es en que Ciudadanos desaparecerá del pleno municipal como lo hizo del Parlamento andaluz, aunque desde la formación la consigna que se lanza es que no se da el partido por perdido. “La sensación es que la caída se ha frenado”, y se aferran a los resultados cosechados en la capital en las elecciones andaluzas, casi 15.000 votos que le permitieron hacerse con el 4,31% del escrutinio. Ambos comicios no son comparables, se admite, pero sí se insiste en que sus apoyos podrían rondar el 4%, de hecho el 5% mínimo para entrar en el pleno municipal rondó en 2019 los 15.800 sufragios. “Depende de la abstención, pero con unos 18.000 votos puedes conseguir dos concejales y que eso te dé la llave del ayuntamiento, hay una línea muy delgada entre quedarte fuera o que te toque la lotería”, se apunta de manera bastante gráfica.

¿Y de dónde se quieren pescar esos apoyos? “Hay mucho voto de Ciudadanos que ha vuelto al PP y que ya es muy difícil de recuperar”, así que la vista se ha puesto ahora en votantes socialistas moderados que están muy descontentos con Pedro Sánchez pero que nunca van a votar a los populares. En esa clave se explican las facilidades dadas al PSOE para aprobar el presupuesto municipal, una cuestión que se ha tenido clara como también que si se cosechan dos ediles el objetivo rotundo es entrar en el gobierno de turno y que su candidato, Miguel Ángel Aumesquet, sea vicealcalde. Aumesquet, por cierto, apoyó a Edmundo Bai (que le garantizó un puesto en la dirección nacional) en las primarias de su partido que finalmente ha ganado Inés Arrimadas. Ahora lo que se espera es que la situación del partido se tranquilice tras el congreso de refundación de este fin de semana, “mientras tanto no sabemos ni la marca ni el color con los que nos vamos a presentar a las municipales”.

Y si a Ciudadanos se le da por muerto y enterrado, la etiqueta de Vox es que se ha estancado y que no pasará de los dos concejales que ya tiene. Curiosamente, la formación de ultraderecha es la que menos convulsiones internas ha sufrido estos cuatro años, y de hecho es la única que repite candidata, Cristina Peláez, aunque se da por amortizado su tirón político. Tanto es así, que el PP da por hecho que pescará también en este caladero, y cuenta con que llegado el momento apoyará a José Luis Sanz como alcalde para evitar que gobierne la izquierda, como Antonio Muñoz confía en el respaldo de los partidos a su izquierda para que no gobierne la derecha. Entre las alianzas en este doble juego por anular al rival y el reparto de los votantes de Ciudadanos se disputará, en definitiva, la batalla de Sevilla.

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