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La catedral de Sevilla, el templo sagrado... de los cernícalos

Un hombre observa con un telescopio uno de los nidos.

Fermín Cabanillas

La catedral de Sevilla, uno de los monumentos más visitados de Andalucía, es, también, una ciudad dormitorio, aunque para entender ese concepto hay que ponerse en la piel (y en las plumas) del cernícalo primilla, el más pequeño en tamaño de todas las especies de halcones.

Y es que este enorme edificio guarda entre sus torres a la mayor colonia de estas aves en una ciudad en toda Europa, que usan los huecos en sus paredes para nidificar, y durante el día van y vienen a distintos puntos del extrarradio hispalense para alimentarse y llevar alimento a sus crías, para volver a sus casas de forma continua durante la jornada.

El grupo local de SEO/BirdLife en Sevilla ha ofrecido este viernes a los sevillanos y visitantes la posibilidad de entrar en contacto con estas rapaces, que conviven con la ciudadanía desde casi siempre, con la ayuda, eso sí, de potentes telescopios que han permitido ver con detalles desde decenas de metros de distancia.

Y es que estos pájaros se pueden avistar sobrevolando el centro de la capital, pero para observar de cerca sus nidos y a sus crías hace falta ayuda, y esa es la ayuda que han prestado los voluntarios de esta organización, que han ayudado incluso a los ojo más neófitos a conocer un poco más de cerca a esta especie, sus costumbres e incluso ver sus nidos en primer plano.

Como ha explicado a Efe en la base de la catedral el coordinador en Sevilla de la asociación, José Carlos Sires, “estas aves, desde siempre han anidado aquí, porque es un ave que para nidificar necesita grandes edificios, monumentos o cortijos abandonados o cualquier gran edificación con huecos grandes para albergar a su familia”.

Vuela a Doñana para alimentarse

“Es un ave bastante especializada, que cría en este tipo de sitios y se alimenta en campos de cereal, comiendo saltamontes y parientes, que se desplaza mucho para poder comer, tienen que ir a cultivos cerealistas y a sitios muy amplios”, explica Sires, que concreta que la catedral es “su lugar de cría y su ciudad dormitorio particular, porque van a alimentarse a los alrededores de Sevilla o las cercanías de Doñana”.

Eso sí, que se hayan mantenido en la catedral desde tiempo inmemorial no es casualidad, ya que la iluminación nocturna de la ciudad de Sevilla en su zona centro les permite divisar pequeños insectos con los que completar su alimentación y la de sus crías, “de modo que no tienen que gastar demasiada energía para alimentarse de forma complementaria, y eso permite a esta colonia seguir viviendo aquí”.

Además de que la luz de las farolas atrae su alimento y a la vez las guía para encontrarlo, son aves extremadamente inteligentes, ya que “aprovechan las corrientes térmicas para desplazarse en grandes distancias sin mucho esfuerzo”, de modo que garantizan su alimentación y seguir viviendo en el centro de la ciudad.

José Carlos Sires ha señalado que cuando se le ofrece al público la posibilidad de ver los cernícalos de cerca “se sorprende, porque los que son profanos no saben que aquí está esta especie, no la conocen, y no saben que está en peligro, pero sobre todo no saben que aquí tenemos la colonia más grande que vive en una ciudad europea”.

Los miembros del grupo han instalado varios telescopios y ofrecido toda la información sobre la colonia de cernícalos primilla sevillanos de manera gratuita, además de documentar los motivos del declive que está sufriendo la colonia, en parte por la extensión de la propia ciudad y el cambio de usos agrícolas.

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