“Un ecosistema de economía circular”: vecinos de Sevilla piden integrar su antigua algodonera en un proyecto urbanístico
Los vecinos del barrio de Alcosa, en Sevilla, no están del todo de acuerdo con lo que urbanísticamente se ha previsto en el lugar que ocupa la antigua factoría Agrícola Algodonera Nuestra Señora de los Reyes, que la cooperativa del mismo nombre construyó entre los años 1962 y 1964 a las afueras de la ciudad y que se convirtió en la mayor de Europa de sus características en su época. La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), a través de su vehículo Árqura Homes, les presentó en febrero su proyecto de regeneración y recuperación de los terrenos, que prevé la construcción de 919 nuevas viviendas -de las que 451 serán protegidas. La Coordinadora Ciudadana del parque Alcosa 'La FEA' apuesta por “un ecosistema de economía circular” cuyas características desgrana en las alegaciones presentadas al proyecto.
Para los vecinos, la algodonera es “un patrimonio de la ciudad irremplazable en base a los dictámenes de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico”. Además de recordar sus características históricas, encuentran “una serie de irregularidades en torno a la edificabilidad y el número máximo de viviendas, así como incongruencias respecto a la densidad de viviendas propuestas” por la Sareb, concretando que se supera el límite máximo establecido por el Plan General y los documentos preceptivos “en 44 viviendas”, y que, respecto a la densidad, “parece imposible llegar a cumplir con la limitación de nueve plantas en los pisos de protección oficial”.
También alegan que en la ejecución del proyecto “existe un déficit dotacional” y “una deficiencia en la inversión pública” para generar las dotaciones requeridas por el reglamento para la población. A su juicio, “se dificulta la integración social” en el sentido de alcanzar los desarrollos sostenibles en todos los ámbitos, tanto social como medioambiental, buscando la integración de áreas de suelo urbano no consolidado con su entorno.
Los vecinos muestran su preocupación ante otro tema peliagudo. “Si el plan de demolición que contempla el subsiguiente Proyecto de Urbanización tiene en cuenta la presencia de sustancias nocivas o se incluye su tratamiento específico, ni se menciona en memoria descriptiva, ni figuran en el pliego de condiciones y mediciones los tratamientos de sustancias peligrosas, como el amianto”, exponen. El material carcinogénico “necesita de una mano de obra adecuada y especializada”, y “requiere de un área de afección y prevención considerable”, apuntan.
En cuanto al patrimonio histórico en sí, el estudio de detalle del proyecto nombran la existencia tanto del edificio de fachada como de las naves principales pero dicha determinación “parece que no casa con el plano que incorpora” y, según el proyecto de urbanización, “ninguna de las mismas se considera”.
Respecto al contexto en el que se sitúa, según La FEA, “el proyecto de urbanización no tiene en cuenta la situación socioeconómica sobre la que se asienta y la deuda histórica contraída con la población del barrio”. Además, “choca con las necesidades del vecindario de Parque Alcosa, dadas las altas tasas de desempleo de gran parte de su población con un porcentaje de paro que sobrepasa con holgura el límite de vulnerabilidad establecido”. Ello, unido al “estado de degradación” que viene sufriendo el solar de la antigua fábrica, “presa del abandono, expolio y deterioro acusado, con poblaciones de roedores, mosquitos y otras plagas asociadas al canal de regantes, además del riesgo de derrumbe de estructuras con materiales nocivos con amianto, hace que el barrio haya pagado de sobra la exclusión a la que viene siendo sometido por parte de la administración frente aquellos barrios en los que suelos como estos hace tiempo que han sido conservados, rehabilitados e insertados en la trama urbana de la ciudad con nuevos usos”.
Por último, los vecinos consideran que “las naves y espacios de la antigua Algodonera pueden albergar las instalaciones suficientes y necesarias para crear un ecosistema de economía circular, autosuficiente y sostenible que se convierta en una experiencia ejemplar en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y en la lucha contra el cambio climático”. “No estamos en un momento para despreciar la idea de crear un campus donde se trabaja, se investiga y se forma en todas las disciplinas de las distintas artes plásticas, escénicas y musicales, donde se da acogida a estudiantes e investigadores, donde se conecta la realidad social y cultural con la formación, la creación y la producción artística, que supone una intervención social en una zona necesitada que le daría un impulso transformador y de futuro porque da protagonismo a las actividades del mundo del arte y la creación que producen valor y contribuyen al Producto Interior Bruto”.
Según concluyen, “A Sevilla le conviene contar con un lugar de encuentro multifuncional de experimentación donde el arte y la creación son sustanciales de su actividad, donde participan los ciudadanos de todas las condiciones, desde los que se acercarán para conocer o formarse hasta los que se acercarán para estudiar, investigar o compartir conocimientos, convirtiéndose en factor de cambio ambiental y cultural, además de motor de la economía local”.
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