“El cambio empieza en el barrio”, un instituto de Sevilla lucha contra el abandono con la mejora de su entorno

La entrada a la plaza de Santa Teresa después de su rehabilitación.

Sara Rojas

31 de mayo de 2022 20:21 h

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El patio del IES Salvador Távora comparte muros con la Plaza de Santa Teresa de Jesús. A un lado, conocimiento y valores. Al otro, vandalismo y deterioro. Pero la voluntad del profesorado por erradicar el “abandono crónico” que pesa en el barrio, y por implicar a los alumnos en la mejora del entorno, ha traspasado la pared de hormigón hasta calar en un espacio que “es de todos”.

El resultado, la transformación de la plaza en un espacio acogedor que invita a la convivencia y no a los actos vandálicos. “Ahora está mucho más alegre, más animada”, asegura Sara, una de las alumnas, señalando los dibujos que realzan el muro. Para ella, “el mural ha influido en la actitud de las personas”. Lo nota porque desde que empezaron a intervenir la zona, “los vecinos también se preocupan por cuidar la plaza y ya no hacen las cosas que hacían antes”, como encender fogatas o arrojar basura, entre otros acciones incívicas.

Así lo confirma David. Vive cerca de la plaza y se acerca a diario a contemplar el mural: “Antes estaba en muy mal estado, es una alegría ver cómo los chiquillos se implican y ver el trabajo que hay detrás anima a cuidarlo y hace que la gente esté más concienciada con la limpieza y por mantenerlo todo así de cuidado”, sostiene.

Todo ello ha sido gracias a un proyecto de aprendizaje-servicio que impulsó el instituto en el marco de 'Just1Planet', un programa de concienciación medioambiental de Ayuda en Acción. “Con el alumnado de tercero de la ESO hemos trabajado la emergencia climática y cómo un problema que es global aterriza en el barrio y puede llevarnos a un trabajo más local”, cuenta Carlos Vela, de Ayuda en Acción. “Se trataba de poner en valor la cercanía y eso nos llevó a preguntarnos qué podíamos hacer para aplicar lo aprendido en el entorno más cercano”, cuentan desde esta organización.

A partir de ahí, se organizó un plan de actuación en el que se ha implicado todo el centro y que ha contado con el respaldo y el compromiso de la fundación Sevilla Acoge, a través del Proyecto ERACIS, que fomenta “actividades de sensibilización vecinal y comunitaria”. “Nos llamó la atención el proyecto por ser un espacio de convivencia vecinal”, manifiesta Katterina König, una de las trabajadoras que ha coordinado desde el inicio el proyecto de aprendizaje-servicio junto al profesorado del Távora. Y juntos han generado tal sinergia que se han ido sumando también cuatro colegios de primaria y dos de secundaria de la zona, además de entidades como Save the Children y del Servicio de Parques y Jardines a través del propio Distrito Cerro-Amate.

Un lugar de encuentro

Primera fase: diagnóstico. Identificación del espacio y detección de necesidades. Después de elaborar encuestas en la asignatura de lengua, los alumnos del IES Salvador Távora salieron a la calle para conocer la realidad de su barrio. Llamaron a las puertas de sus vecinos y escucharon sus reivindicaciones. De esta forma, destaparon una necesidad latente en el vecindario: disponer de un espacio lúdico que congregara la vida del barrio. Un espacio que siempre había estado ahí, junto a sus hogares, pero desdibujado por la degradación y el desuso.

Fase ejecución: actuaciones comunales de mejora de la plaza. La segunda fase consistió en abordar el problema desde un proyecto integral e interdisciplinar que culminara en la rehabilitación del parque. Continuaron llamando a puertas, pero esta vez a la de organizaciones e instituciones que se han contagiado de esta voluntad de cambio y sensibilización ciudadana. Llevaron a cabo la limpieza de la plaza junto a Lipasam y montaron un mercadillo solidario para recaudar fondos con los que financiar las pinturas que servirían para decorar el espacio.

Más de 200 metros de muro, de colores, iconos - Camarón por encima de todos - y mensajes que invitan a cuidar de la plaza y a disfrutar de ella como un “lugar de encuentro”, en palabras de Encarni Martínez, profesora del Távora y coordinadora de 'Just1Planet' en el centro. “El proyecto ha generado un movimiento muy importante alrededor de la plaza, de unir, sumar”, explica ilusionada. “Los alumnos están encantados, se han sentido útiles porque han descubierto que pueden participar en la mejora de su barrio de manera altruista”, continúa esta profesora.

El cambio comienza en casa

Y esas emociones, sensaciones e ideas que han emergido entre el alumnado durante todo el proyecto han quedado recogidas en el mural. König, que es también presidenta de Artyart, la asociación que se ha encargado del diseño, opina que solo es posible “sacar adelante un proyecto de esta envergadura si se organiza la gente, con voluntad y ganas”. Con el final del mural, culmina un proyecto que es tan solo el principio. “Este el primer paso, es para que vean que los centros se están preocupando”, explica Fátima Bermúdez, coordinadora del proyecto de aprendizaje-servicio. “A partir de aquí, queremos seguir trabajando, pero con ellos, con los vecinos”, avanza esta profesora de biología en el Távora, que fantasea con abrir en un futuro una puerta que conecte el centro directamente con la plaza.

El proyecto de este instituto de Cerro-Amate surgió de la ilusión por motivar e implicar al alumnado en su propio aprendizaje, promover la conciencia de barrio y el sentido de pertenencia a la comunidad. Y a juzgar por el testimonio del alumnado que ha participado, el proyecto se salda con matrícula de honor. Camilo ahora tiene claro que el cambio empieza desde casa. Y es consciente de la responsabilidad que tienen los más jóvenes, porque “somos el futuro”. De su experiencia destaca haber conocido “a gente muy lista”. Admirado confiesa que eso le motiva a seguir estudiando para “ser como ellos”. Y eso ha sorprendido a su madre: Ahora me ve todos los días leyendo un libro de física y química“.

Para Sara, el avance es notable: “Ahora estamos mucho más concienciados con el medio ambiente y con la importancia de cuidar nuestro entorno”. Y celebra que otros jóvenes como ella se hayan unido desde otros centros por un objetivo común. “No nos conocemos, pero haber participado en el mural ya es algo que nos une”, comenta satisfecha. Pero, sobre todo, este proyecto les ha enseñado que “si ellos quieren pueden ser algo distinto a lo que su entorno les impone,” como resume Pilar Lara, de Ayuda en Acción. La recuperación de la plaza les deja el mejor ejemplo de que con ilusión y ganas pueden revertir un destino abocado al abandono.

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