Propósitos comunes y escasez de medidas concretas en el primer debate electoral en la historia de la Universidad de Sevilla

El debate se ha celebrado en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI)

Sara Rojas

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Hacer dinámico un debate electoral con siete candidatos y candidatas no era fácil. Pero sí algo inédito en los 520 años de historia que tiene la Universidad de Sevilla (US). Por primera vez, los aspirantes a ocupar el sillón del Rectorado se han medido en un encuentro público, celebrado a una semana de que la comunidad universitaria en su conjunto se cite en las urnas para escoger al sucesor o sucesora de Miguel Ángel Castro mediante sufragio universal ponderado.

El ambiente reflejaba la magnitud del momento: el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI) reconvertido en el plató de un debate retransmitido en riguroso directo, y un público que respiraba cierta solemnidad ante el carácter histórico del acto. Nunca antes habían concurrido siete candidaturas, ni una mujer había estado tan cerca de dirigir “la primera universidad de Andalucía y la segunda de España” en cifras: la US reúne a más de 80.000 miembros —más que la población de la mayoría de los municipios sevillanos— y su presupuesto, de 634 millones de euros, supera incluso al de la Diputación de Sevilla.

Todo ello refleja que la Hispalense afronta un momento de “cambio”, como coincidieron en señalar los siete candidatos y candidatas. Con distintas voces pero similares palabras, repitieron los mismos principios e intenciones: la necesidad de renovar el modelo de gobernanza y reforzar el vínculo con la comunidad universitaria, apelando a la “transparencia”, la “participación”, la “descentralización” y la “cercanía”.

En el centro, la periodista Mabel Mata, junto a los siete aspirantes a dirigir el Rectorado al inicio del debate: Carmen Vargas, Ana López, José Luis Gutiérrez, Ángeles Gallego, Pastora Moreno, Alfonso Castro y Felipe Rosa

Muchos lugares comunes y escasas medidas concretas

El debate, estructurado en cuatro bloques temáticos, fue un ejercicio de malabarismo con los tiempos, que a menudo derivó más en una sucesión de exposiciones individuales que en un verdadero intercambio de ideas. Y eso que algunos candidatos —en especial Felipe Rosa y Ángeles Gallego— se esmeraron durante las dos largas horas y media que duró el encuentro en interpelar a sus rivales, requiriéndoles aclarar ciertos aspectos de sus candidaturas y proyectos.

Las preguntas se dirigieron sobre todo a Carmen Vargas y José Luis Gutiérrez, las candidaturas que parten como las más fuertes. Ella respondió en la mayoría de las ocasiones remitiéndose a su programa, mientras que él apenas lo hizo, al parecer más por una cuestión técnica —tenía dificultades para escuchar a sus compañeros por un problema de sonido— que por falta de respuestas, según se justificó el decano de la Facultad de Odontología.

El caso es que los intentos de generar un verdadero contraste entre las propuestas –alentados en vano por la moderadora, la periodista Mabel Mata– quedaron en el aire, frustrados también ante candidatos como Alfonso Castro, que optó por aprovechar sus intervenciones para reiterar sus declaraciones de intenciones y dedicó el resto del tiempo a observar desde su atril, reposando sobre el asiento que el resto de aspirantes apenas usó durante el acto (con la excepción de Pastora Moreno en algunos momentos).

Así, el debate se convirtió más en una galería de propósitos comunes –modernizar la gobernanza, descentralizar, reducir la burocracia, fomentar la transparencia, la cercanía y la participación– que en una ocasión para exponer propuestas propias que les permitieran diferenciarse del resto de candidaturas. Los discursos, en general, coincidieron en la forma –con promesas de cambio y de mejora– y se diferenciaron poco en el fondo, pues escasearon las medidas concretas, es decir, los “cómo” capaces de transformar esas intenciones en acciones cuando lleguen a la cima del Rectorado.

Minuto de inicio y cierre para perfilar candidatos

Con todo, el desarrollo del debate dejó entrever el perfil de cada candidato, no solo por la actitud adoptada durante el acto, sino especialmente por el minuto de inicio y de cierre, en el que cada uno trató de resumir su proyecto y transmitir el sello de su candidatura. Cabe recordar que de los siete candidatos y candidatas que se disputan el sillón del Rectorado, cuatro provienen del actual equipo rectoral (Carmen Vargas, Ana López, Felipe Rosa y Ángeles Gallego) y tres se presentan como alternativa a la cúpula vigente (José Luis Gutiérrez, Pastora Moreno y Alfonso Castro).

Ana López, catedrática de Psicología y hasta julio vicerrectora de Servicios Sociales, Campus Saludable, Igualdad y Cooperación, defendió “la cercanía que ha caracterizado mi trayectoria” de gestión. “La Universidad necesita un proyecto realista y viable que nos permita avanzar, con experiencia y gestión, pero también con la ilusión de una US más inclusiva y transparente”, resumió al cierre. Durante el debate, se mostró conciliadora, escuchando e interaccionando con sus rivales, y subrayando la importancia de atender las necesidades de la comunidad universitaria.

Carmen Vargas, catedrática de Microbiología y exvicerrectora de Proyección Institucional e Internacionalización durante el mandato de Miguel Ángel Castro, volvió a presentarse como la opción con mayor experiencia y capacidad de gestión. Consciente de su condición como candidata fuerte y oficialista, se mostró convencida y segura, y reivindicó presentarse con una “mochila de experiencia”, avalada por los logros alcanzados (de los que presumió mostrando gráficos). Cerró con palabras que arrancaron aplausos entre el público: “Solvencia, confianza, transformación, liderazgo internacional… para convertirme en la primera rectora de la US”.

Alfonso Castro, catedrático de Derecho Romano y exdecano de Derecho, se incorporó a última hora a la carrera electoral. Adoptó un perfil tranquilo, de segundo plano, dejando que los aspirantes con mayores opciones se enfrentaran entre sí. Aunque evitó el conflicto, se mostró tajante a la hora de hablar sobre problemas “sistémicos” como la “precarización” de la plantilla, y se reivindicó a sí mismo “defensor desde el principio del derecho del voto ponderado”. De esta forma, marcaba distancias entre candidaturas “renovadoras” y “de cambio real” como la suya, y las “continuistas”, que se resistieron a implantar el sufragio ponderado.

Ángeles Gallego, catedrática de Organización de Empresas y Medicina, presentó un perfil más combativo y crítico. Pese a proceder del actual equipo rectoral como directora del Centro de Formación Permanente, se definió como la única candidata “independiente” y con “libertad” real para impulsar los cambios que la US necesita. Fue la candidata más directa durante el debate, lanzando pullas al resto de candidaturas, por ejemplo sobre el gasto excesivo que ha dedicado la Hispalense a la campaña (70.000 en total, 10.000 por candidato), del que ella misma renunció al 90 %. En su minuto de oro apeló a “empezar una nueva etapa” desde la modernidad y la gestión realista: “Soy la única que conserva la libertad para llevar a cabo todo lo que digo”, aseveró.

Felipe Rosa, catedrático en la ETSI y otro de los vicerrectores salientes, centró su intervención en demostrar que había hecho los deberes y se había leído los progamas del resto de sus contrincantes. Por eso, aprovechó sus intervenciones para señalar los puntos ciegos de los programas rivales, restando tiempo para detallar los propios. Aun así, aseguró que sus medidas eran “realizables” y ofreció, como gesto de transparencia, someterse una vez al año a una moción de confianza y, en caso de no superarla, se comprometió a dejar el cargo.

Pastora Moreno, primera catedrática de Periodismo de la Facultad de Comunicación, encabeza una candidatura “renovadora e independiente” que apuesta por “romper inercias” y distanciarse de la cúpula anterior. Durante el debate aludió a su programa, aunque sin desgranar demasiados detalles, y se mostró firme en la defensa de la autonomía universitaria.

José Luis Gutiérrez, decano de Odontología, se presentó como la alternativa más fuerte al modelo continuista. Su lema: propiciar un cambio “de abajo hacia arriba”, apostando por una gobernanza más participativa y menos burocrática. Se mostró esquivo a la hora de responder a sus competidores, pero fue incisivo a la hora de marcar distancias con el equipo saliente, lanzando preguntas incómodas a las candidaturas del antiguo rectorado sobre por qué no habían llevado a cabo antes las medidas que ahora prometen.

Abocados a una segunda vuelta

A lo largo de los cuatro bloques temáticos, se dibujaron con claridad las prioridades de los candidatos, aunque, una vez más, los discursos se movieron entre principios generales y escasas medidas concretas. En el bloque de Gobierno y transparencia, todos coincidieron en que era necesario un cambio en el modelo de gobernanza, apelando a la descentralización, a gobernar de forma participativa y cercana y a una mayor transparencia.

En el apartado dedicado al desarrollo de la carrera profesional del PDI y PTGAS, se pusieron sobre la mesa “las quejas que hay en la comunidad universitaria”, remarcando que “el malestar es enorme y la sensación de desaliento, extraordinaria”. Sin embargo, las propuestas siguieron siendo genéricas, sin concreción sobre cómo abordar estos problemas estructurales.

En docencia e investigación, los discursos volvieron a repetirse, centrados en la modernización y la mejora de la universidad. En el trascurso del mismo, dejaron caer algunas medidas concretas, como la propuesta de José Luis Gutiérrez de incrementar el número de plazas en másteres habilitantes de alta demanda, como el MAES. Pero, en general, quedó la sensación de tener muchos propósitos, pero pocas medidas para llevarlos a cabo.

Por último, el bloque dedicado al estudiantado –“el corazón” de la universidad que ostenta el 30 % del peso en la votación– volvió a reflejar líneas comunes: más becas, mayor techo económico, apoyo y cuidado de la salud mental, y defensa de una evaluación continua y compensatoria.

En el minuto de cierre, los candidatos coincidieron en pedir el voto dirigiéndose a una comunidad universitaria poco acostumbrada a participar directamente en la elección de su máximo representante. La primera votación tendrá lugar el próximo jueves 30 de octubre, y, dada la diversidad de candidaturas y la dispersión de apoyos, todo apunta a una segunda vuelta el 10 de noviembre entre los dos aspirantes más votados. En definitiva, el primer debate en la historia de la US dejó claro que, más allá de las diferencias de estilo y enfoque, los candidatos comparten los principios generales, pero deberán concretar sus medidas si quieren transformar esas intenciones en acciones reales cuando lleguen al Rectorado.

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