El señor del Marfil era una señora: una tumba de Sevilla demuestra el papel de liderazgo de la mujer hace 5.000 años

Aspecto general de la tumba, que fue descubierta en 2008.

Antonio Morente

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En realidad los arqueólogos nunca lo han llamado el Señor del Marfil, sino el Gran Mercader del Marfil, porque sus restos aparecieron junto a un rico ajuar que incluía un par de colmillos de elefante. Aquello fue en una tumba megalítica del yacimiento calcolítico que se extiende entre los municipios sevillanos de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, popularmente conocido como los Dólmenes de Valencina. Aunque el mal estado de los huesos no permitió determinar de forma precisa el sexo del individuo, los indicios apuntaban a que era un hombre y de ahí el apodo. Pero ahora una reciente investigación ha determinado que en realidad era una mujer, rebautizada como la Señora del Marfil. La cuestión del sexo va más allá de una mera anécdota, ya que revela que las féminas desempeñaron papeles de liderazgo en este enclave del Aljarafe sevillano durante la Edad de Cobre, hace casi 5.000 años, concretamente en la horquilla entre 2900 y 2650 antes de Cristo.

Cuando se descubrió esta tumba en 2008, se concluyó que la persona enterrada era el sujeto socialmente más prominente de la Edad del Cobre en toda la Península Ibérica, alguien que debió disfrutar de prestigio e influencia por el tipo de enterramiento (en solitario, en una cámara y no de manera colectiva, como era lo habitual) y por el riquísimo ajuar que le acompañaba, uno de los más suntuosos de la época en Europa. Con este punto de partida, la constatación de su sexo femenino “abre la puerta a replantear el papel de la mujer y a considerar que ostentaba roles destacados de poder y liderazgo en sociedades que iban haciéndose más complejas”, apunta Miriam Luciañez Triviño, profesora e investigadora de la Universidad de Sevilla y una de las firmantes del estudio, publicado en Scientific Reports, del grupo Nature.

¿Y qué es lo que ha cambiado para poder determinar que estamos ante una mujer, y no ante un hombre como se creía hasta la fecha? Pues un análisis de péptidos, una técnica novedosa que permite identificar el sexo cromosómico de los restos óseos, un sistema que arroja resultados como las pruebas de ADN pero con muchos menos riesgos de contaminación de las muestras. El estudio, realizado por la Universidad de Sevilla en colaboración con la Universidad de Viena y la Universidad de Medicina de Viena (Austria), se ha hecho en concreto en el esmalte dental de la ahora conocida como Señora del Marfil.

El yacimiento de Valencina es uno de los más importantes de la Edad del Cobre en Europa por tamaño y hallazgos. Para empezar, lo de dólmenes es la denominación popular, ya que en realidad lo que hay aquí no son estas estructuras megalíticas. El cuerpo fue encontrado en un tholos, una cámara circular con falsa cúpula (la bóveda se consigue con la aproximación de hiladas de piedra) precedida por un largo y estrecho corredor hecho con lajas de pizarra. La joven, de entre 17 y 25 años, fue depositada en una cámara individual junto a un ajuar funerario “increíble y excepcional”, con colmillos de elefante africano y asiático, ámbar que parece tener su origen en Sicilia, una daga con hoja de cristal de roca y mango de marfil y filos de sílex, entre otros objetos.

“Estamos ante un ajuar que une variedad y lejanía, y que nos habla de una sociedad que valora lo desconocido y lo remoto”, afirma la investigadora. Además, una de las defensas de elefante se colocó junto a la cabeza de la joven, como protegiéndola, una disposición que no tiene ningún referente europeo similar. “El tratamiento que se le da en la muerte es muy destacado”, a lo que se une que se mantiene un respeto al emplazamiento, como demuestra que durante 200 años la zona alrededor de su tumba fue utilizada como espacio funerario y de culto, pero siempre respetando un diámetro de unos 25 metros alrededor de aquella.

Esto, según los investigadores, vendría a sugerir que la memoria y recuerdo de la importancia del personaje se mantuvo durante al menos entre ocho y diez generaciones. Como ejemplo del relevante papel social que debió desempeñar la Señora del Marfil se aporta otro par de datos: la escasez de enterramientos infantiles y la falta de ajuares funerarios asociados a individuos no adultos. ¿Qué indica esto? Pues parece sugerir que las personas con alto estatus alcanzaban su posición social a través del mérito en vida, y no por herencia familiar.

“Todavía es desconocido el papel del hombre y de la mujer en la Edad del Cobre, con sociedades poco complejas en las que no hay evidencias del reparto de roles por sexos”, algo que por ejemplo se refleja en que “la mayoría de los enterramientos son colectivos”. Por eso, en un colectivo en el que “todo el mundo es tratado por igual”, llama especialmente la atención el trato tan diferenciado que recibe la Señora del Marfil. “Creemos que es uno de los descubrimientos más importantes de las últimas décadas para entender la complejidad social temprana entre las sociedades neolíticas y calcolíticas de Europa”, señala en este sentido Leonardo García Sanjuan, otro de los firmantes de la investigación al igual que Marta Cintas Peña, para quien el uso de péptidos “supondrá un enorme salto adelante en el conocimiento que tenemos sobre las sociedades prehistóricas, y muy especialmente sobre las mujeres y los individuos infantiles, a quienes tradicional e injustamente se ha situado en un segundo plano”.

Los Dólmenes de Valencina (en la literatura científica se referencia como “sitio de Valencina”) son el asentamiento humano más antiguo conocido en los alrededores de Sevilla, una zona de 450 hectáreas que todavía encierra muchos interrogantes, con voces por ejemplo que hablan de un lugar con una población estable y otras que apunta a un enclave de reunión o que se ocupaba periódicamente. “Se tiende a pensar que si un personaje es destacado es que se trata de un hombre”, resalta Miriam Luciañez sobre las ideas preconcebidas que se han tenido hasta hace poco. De hecho, la única tumba de la Edad del Cobre en la Península Ibérica con un empaque comparable al de la Señora del Marfil está a escasos 80 metros, en el conocido como dolmen (de nuevo es un tholos) de Montelirio: allí se descubrieron los restos de al menos 15 mujeres en la sala circular, lo que vuelve a sugerir “un papel religioso o político” y que, por tanto, hay que reescribir mucho sobre el peso del rol femenino en estas sociedades.

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