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Sobre este blog

La política y sus consecuencias sobre nuestras vidas. Análisis de las decisiones del Gobierno y las respuestas de la oposición. Porque necesitamos saber para poder decidir. Escribe Salomé García

Miedo al vacío

Salomé García

Batacazo. Debacle. Hundimiento... Se agotan los sustantivos. Los dirigentes nacionales del PSOE deambulan ahora asustados por los pasillos de Ferraz y del Congreso tratando de asimilar la pedrada de las elecciones vascas y gallegas.

Aferrada a la “legitimidad” que le dio el congreso del partido, la dirección federal se niega a hablar de abandonar. “Ni se lo ha planteado Rubalcaba ni ningún miembro de la permanente”, asevera Elena Valenciano, encargada de dar la cara. No hay que verbalizar las cosas que no se quiere que sucedan.

Pero el silencio implantado por Ferraz tiene la misma fuerza que la dirección misma: es incapaz de acallar las voces que piden que ocurra “algo”. Para empezar, es unánime la crítica a la forma en la que Rubalcaba ha afrontado el resultado en Galicia y Euskadi.

“Cuando más falta hace un líder, desaparece”, se lamentan algunos. “Quizá nos hayamos equivocado con él”, aventura ya otro de los que lo apoyó en el congreso federal. El caso cierto es que Alfredo Pérez Rubalcaba ni salió la noche electoral a asumir las bofetadas de Galicia y Euskadi, ni compareció a la mañana siguiente, ni reunió a la ejecutiva del partido. Prefirió convocar a la comisión permanente, un órgano más reducido que la ejecutiva, compuesto por sus más leales. “Ahí no hay un solo crítico, nadie le habrá recriminado nada”, como señala un ex alto cargo socialista.

Como colofón a la jornada desaparecido, ni siquiera acudió el lunes al Congreso de los Diputados a votar contra dos leyes a las que el PSOE se ha opuesto abiertamente, Rubalcaba permaneció fuera de los focos durante toda la jornada: “Está preparando el debate de presupuestos”, es la versión oficial. Para ver en qué piensa, hay que buscarlo en Twitter, desde donde “felicitó” a los pachis por su esfuerzo (baldío) y ayer retuiteó varias conclusiones del cónclave socialista.

Todos tratan de analizar lo ocurrido con más o menos cuidado a la hora de señalar culpables, en función de su proximidad a la actual dirección socialista. Pero muy pocos aventuran a esta hora una solución. El miedo al vacío atenaza a la cúpula y frena las ínfulas de los que pedían cabezas a medida que avanzaba el escrutinio.

El vacío es la ausencia de liderazgo, de ideas, de discurso. Es la incapacidad para encontrar conexión con una ciudadanía que reclama soluciones rápidas a una crisis galopante que se traga cada día un derecho, una prestación, un empleo, una forma de vida. Es la constatación de que no se ha tocado suelo, de que la siguiente cita (Catalunya) puede ser aún peor. Es el abismo en el que los socialistas temen hundirse.

“Hay que hacer algo”, repiten. Pero aún no hay un plan. Ese “algo” es más que renovar las caras, pasa por encontrar de nuevo un relato creíble en la oposición y con propuestas para recuperar el Gobierno. Así se han pronunciado Tomás Gómez, Guillermo Fernández Vara, Juan Fernando López Aguilar, Odón Elorza..., El caso es que idéntica reflexión hace la dirección del PSOE. La discrepancia reside en quién debe pilotar ese “reencuentro con la ciudadanía”.

“No tenemos un plan mejor que comprometernos a fondo con el país, con los ciudadanos y con nuestras convicciones, es más, afirmamos que no existe un plan mejor que éste”, quiso zanjar el lunes Valenciano, que pidió “responsabilidad”, es decir, silencio, a los que quieren cabezas. Para la número dos de Rubalcaba, el partido no está “ante un mero problema de imagen ni caben soluciones cosméticas ni superficiales”, sino que el “único camino” pasa por el “compromiso con España” y la salida de la crisis, la defensa de los valores del PSOE, la fortaleza del partido y actualizar el proyecto socialista reforzando los lazos con la sociedad. “No se trata de deslumbrar, sino de convencer”, ha dicho en un claro aviso a navegantes.

Está por ver si la petición de calma de la ejecutiva federal logra amainar la tempestad. Las primeras olas llegan de Andalucía, donde Griñán se ha convertido en el barón más fuerte del PSOE al frente de la federación más importante y que lo será más todavía tras el previsible desastre electoral del PSC. Desde allí, el presidente andaluz ha advertido de que “será importante la presencia de Andalucía en el debate político nacional”. Su portavoz, Miguel Ángel Vázquez, ha sido más explícito en su blog al animar a su partido a dejar claro a la ciudadanía que “toma nota” del “mensaje tan clarito” de las urnas en las elecciones gallegas y vascas y a evitar arreglar eso con “paños calientes”. Algunas fuentes ya advierten de una operación para situar a un hombre de Griñán como secretario de organización del PSOE nacional.

La marea azota las playas de Ferraz. Está por ver si las olas arrastran del fondo del partido un candidato.

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