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Muertos en residencias, hospitalizados y ahora, asintomáticos: Sanidad no consigue que las comunidades unifiquen sus datos

El ministro Salvador Illa, durante un consejo interterritorial telemático el pasado marzo.

Marta Borraz / Belén Remacha

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España sumó este miércoles 5.092 contagios nuevos de COVID-19. Los documentos que presenta el Ministerio, contaban, además, con una aclaración: Andalucía había notificado, entre lunes y martes, 169 “positivos asintomáticos”, que incluía en su total. Otras comunidades no han clasificado de la misma forma a sus positivos y no han dividido entre 'sintomáticos' y 'asintomáticos'. Esta falta de un criterio unificado supone un nuevo problema para las ya incompletas estadísticas que ofrece Sanidad, que afectan a los datos sobre hospitalizaciones o los fallecimientos en residencias, sobre los que el ministerio sigue sin poder publicar datos homogéneos.

En muchas ocasiones los datos que ofrecen públicamente las comunidades autónomas no coinciden con los que Sanidad anuncia en su rueda de prensa diaria, y en los resúmenes que envía se acumulan los asteriscos para indicar cuándo las autoridades sanitarias autonómicas han recogido datos que no son equiparables. Por ejemplo, hace tiempo que dejó de sumarse el número de pacientes en UCI porque unas comunidades contaban el total de quienes habían pasado por una cama de cuidados intensivos y otras señalaban las camas ocupadas ese día. 

Fernando Simón, como portavoz del Ministerio de Sanidad, ha explicado este miércoles que la cuestión de los asintomáticos no se ha resuelto de momento, y que todavía se está decidiendo cómo hacer para “no distorsionar demasiado la serie” tras la aplicación de los “nuevos mecanismos de diagnóstico”. Es decir, los test rápidos han abierto una nueva brecha de criterios que hay que intentar igualar en todos los territorios. 

La nueva discrepancia: los asintomáticos

La cifra de 169 “positivos asintomáticos” que recoge Andalucía responde en gran medida a los que se han podido detectar por la llegada hace dos semanas de los tests 'rápidos' de anticuerpos, los “nuevos mecanismos” a los que se refería Simón. Son dos millones de test que han sido repartidos entre las comunidades, primero en hospitales y residencias. También serán usados en el estudio de seroprevalencia que liderará el Instituto de Salud Carlos III. Con los protocolos recientes de Sanidad un positivo por test de anticuerpos pasa a ser “caso confirmado”. Antes de que entraran en escena, solo era “caso confirmado” el que pasaba por PCR. Y a eso señalaba Simón cuando hablaba del peligro de “distorsionar la serie” si no aplicaban este cambio todas las consejerías de salud regionales igual y correctamente.

Los tests de anticuerpos tienen la característica de que tienen una sensibilidad del 80% a partir del 7º día de infección, y del 100% a partir del 21. Es decir: la detección de “asintomáticos” no refleja nuevos contagios, como hacían hasta ahora las PCR, sino que puede identificar contagios que se produjeron incluso antes del confinamiento, sin poder ubicar el momento exacto de transmisión. De ese modo, da positivo población que tiene anticuerpos y por tanto está inmunizada porque ha superado la enfermedad sin gravedad. “Nos va a pasar durante dos o tres días, hasta que todas las comunidades sean capaces de aportarlo de forma detallada y veamos la mejor forma”, añadía Simón sobre el tema de que una comunidad haya empezado a informar de ello y otras no.

De momento, se ha optado por la nota al pie de la tabla, “pero tendremos que ir explicando con información más detallada” cómo se diferencian los sintomáticos y los asintomáticos que se están empezando a incluir. Será además una pieza clave a tener en cuenta si se observa un incremento de casos los próximos días. Habrá que “discutir” cómo se hace. Para solucionar este criterio todavía se está a tiempo. Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, señala a eldiario.es que efectivamente será importante que Sanidad ponga a todos de acuerdo: “Habrá, en primer lugar, que explicar bien a la población por qué esto puede comportar mayor detección, muy importante para estudiar las tendencias”.

“Es correcto que se reporten infecciones detectadas por anticuerpos. Te pueden decir que la enfermedad pasó hace semanas, pero son infecciones reales que se han dado. Pero se tendrá que registrar de forma que se diferencie, en los registros territoriales y de todo el Estado porque de otra forma distorsionará las estimaciones. Van a salir muchos más casos, y hay que entender bien que no es porque la gente se esté contagiando ahora”, sigue Godoy. Este experto epidemiólogo destaca que “el criterio tiene que ser unificado y muy claro. Si se hace así, y el Ministerio y cada uno de los territorios dejan clara y establecida la diferenciación, no tiene que ser problemático para estudiar la evolución”.

Sin datos de residencias

El estallido de la epidemia en las residencias de mayores es otro de los puntos ciegos. Sabemos que el virus les ha golpeado con especial virulencia, con brotes en algunos centros que llegan a contar decenas de muertos, pero no sabemos todavía cuál es realmente la magnitud del problema en el conjunto de España. El Gobierno ordenó el pasado 5 de abril a las comunidades autónomas que remitieran a Sanidad toda la información relativa a los contagios y fallecimientos, pero aún no se ha hecho pública a pesar de que la fecha límite era el día 8 y desde entonces debían actualizarlos cada martes y viernes.

Según ha reconocido Simón este miércoles, aún hay gobiernos autonómicos, que son quienes tienen las competencias, que no los han enviado: “Si no recuerdo mal, creo que sí que había alguna comunidad... no recuerdo si eran dos o tres, que faltaban por informar de los datos”, ha dicho sin especificar más y antes de añadir que las comunidades “están haciendo un esfuerzo importante para poder proveerlos”. El responsable ha añadido que “en cuanto estén” y sean analizados, se harán públicos.

Mientras tanto, cada comunidad autónoma ofrece la información basándose en diferentes criterios. Algunas, como Castilla y León, donde han fallecido 1.866 residentes, publican un informe diario desde el principio; y en otras, como en Madrid, no hay balance, sino que el Gobierno anuncia el cómputo cuando lo considera oportuno. Este mismo miércoles, el vicepresidente, Ignacio Aguado, ha trasladado en una entrevista de radio 6.056 fallecimientos, 4.953 positivos con COVID-19 o síntomas compatibles.

En Catalunya, la cifra de personas fallecidas con coronavirus se ha disparado este miércoles hasta las 7.097. El salto respecto al martes, cuando se contaban oficialmente 3.756, se debe a que, por primera vez, el Departamento de Salud de la Generalitat ha ofrecido también los datos que le envían las funerarias. Estos incluyen no solo las muertes en hospitales, que son las que se tenían en cuenta hasta ahora, sino también las de residencias y otras dependencias, como los domicilios. También todos aquellos traspasos que sin haber dado positivo en un test, presentaban los síntomas de la COVID-19.

Esta es, precisamente, una de las claves que imposibilita el ajuste. La mayoría de las comunidades solo ofrecen cifras de muertos confirmados y unas pocas también de personas con sintomatología asociada al coronavirus, aunque no se les hubiera hecho el test. Estos casos aumentan los datos de forma muy significativa: en Navarra, por ejemplo, se han confirmado 138, pero 155 más murieron con síntomas. En Castilla y León, estas han sido 1.039. Sin embargo, ninguna forma parte de las estadísticas que publica Sanidad, que contabiliza solo a los que han dado positivo.

El desbarajuste es tal que algunas diferencian entre los residentes que murieron en el hospital, como Galicia, y otras admiten que sus datos no incluyen estos decesos. Algunas ofrecen el dato unificado de todos los centros residenciales (incluidos los de personas con discapacidad) y otras no. En Euskadi, por ejemplo, sabemos la cifra de Gipuzkoa (111) y Álava (116), pero Bizkaia se niega a darla. De ahí la importancia de que el Ministerio procese y centralice la información, que según el BOE debe ser completa e incluir desde fallecimientos con y sin prueba a contagios. De esta forma, y con las cifras sobre la mesa, será posible trazar, en parte, la dimensión del impacto en los geriátricos.

Ya no hay suma de hospitalizados

Otro de los registros que no es homogéneo es el de las hospitalizaciones e ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos. El balance bebe de dos tipos de datos, lo que ha llevado a Sanidad a dejar de sumar los totales en su boletín diario: la mayoría de comunidades notifica el acumulado de casos que han precisado hospitalización desde el inicio de la epidemia y Castilla-La Mancha, Madrid y la Comunidad Valenciana a las personas ingresadas a día de hoy. Estas tres, más Castilla y León y Galicia, hacen lo mismo con las UCI. El resto publican los acumulados. 

A día de hoy, el boletín de Sanidad especifica que los pacientes que han precisado UCI también computan en los que han requerido hospitalización, pero en esto también ha habido discrepancias: en comunidades como Castilla y León o Valencia, al menos hasta finales de marzo, se separaban estas cifras. 

El cambio en criterios como el de hospitalización sí puede ser más “problemático”, según la Sociedad Española de Epidemiología, sobre todo a la larga, cuando se analice toda la evolución de la epidemia. El Ministerio aportó una misma metodología de entrada básica a partir de los protocolos; por ejemplo, las definiciones de casos confirmados o probables. Pero las distintas interpretaciones han provocado diferencias como el número de UCI ocupadas, y ahora la clasificación de casos por los tests. “Si no se ha hecho uniformemente, es algo que puede comprometer gravemente cómo se explica, por ejemplo, la sobrecarga del sistema”, añaden desde la Sociedad de Epidemiología.

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