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El Ártico dejará de tener hielo en verano diez años antes de lo previsto

Un buque científico surca el océano Ártico.

Raúl Rejón

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A menos hielo, más negocio. Así que para algunos es un sueño casi cumplido: el Ártico va camino de quedarse sin hielo en verano una década antes de lo previsto. “Ya en 2030, podría ser un océano deshelado en el mes de septiembre”, según los nuevos cálculos de un equipo de investigación internacional publicados este martes en Nature.

Este deshielo completo del oceáno Ártico durante el verano al menos una década más temprano de lo vaticinado se producirá incluso “en los escenarios de bajas emisiones de gases de efecto invernadero”, afirman los científicos. “Los resultados enfatizan los profundos impactos que estas emisiones tienen sobre el Ártico”.

La capa helada del mar del norte declina desde hace décadas. El ritmo se ha acelerado especialmente a partir del año 2000. El calentamiento global impide que se congele tanto como debería y lo funde más rápidamente. Si la mínima extensión del hielo registrada en septiembre de 2022 fue la décima peor marca registrada, el máximo al que ha llegado en marzo de 2023 es el quinto más exiguo.

Cada año, una vez que la superficie congelada ha tocado su máximo en invierno, el Ártico va deshelándose hasta alcanzar un mínimo, normalmente en el mes de septiembre. Es cuando se multiplican las actividades económicas en esas aguas. Se incrementan los viajes de buques que atraviesan el océano con combustibles fósiles –gas y pertróleo– que se extraen en los yacimientos árticos. También puede faenarse por parte de la industria pesquera o transportar mercancías por la Ruta del Paso del Norte que ahorra muchas millas a los cargueros.

En 2022, por ejemplo, se batió el récord de tonelaje transportado por estas rutas, con 34 millones de toneladas –y eso a pesar de las sanciones contra Rusia por su invasión de Ucrania–. 20 de esos millones de toneladas fueron de gas y otros siete millones de petróleo y productos derivados de este combustible fósil.

Lo que muestra el trabajo de este grupo de investigadores es que dentro de solo unos pocos años, el equilibrio entre extensión de mar helado invernal y el deshielo veraniego va a romperse y dejará un océano sin hielo. “Esto afectará a las sociedades humanas y los ecosistemas tanto en el propio Ártico como más allá porque va a cambiar la actividad marina, acelerará el calentamiento global y alterará el ciclo del carbono”.

Este grupo de científicos considera inevitable que haya un periodo de tiempo en el que este mar se verá completamente deshelado: “Es importante planificar y adaptarse a un Ártico sin hielo durante alguna parte del año en el futuro cercano”, señalan en su trabajo.

De hecho, incluso cuando el Ártico se congela, lo hace menos así que ha dejado ya de ser impenetrable en invierno. La primera travesía comercial completa realizada en esa época de año –y sin necesidad de escolta rompehielos– se registró en febrero de 2018. La capa helada no solo es más pequeña sino también más débil.

Las contribuciones a este fenómeno por parte de los aerosoles o las causas naturales como la actividad solar o volcánica se han identificado y demostrado que son mucho menores

Y la causa es, inequívocamente, el efecto invernadero que causan los gases emitidos por las actividades humanas. “El impacto de los humanos sobre la pérdida de hielo en el Ártico puede verse a lo largo del año y también puede atribuirse al incremento en las emisiones de gases” ya que los análisis permiten aislar las diferentes causas que están fundiendo el océano.

“Las contribuciones a este fenómeno por parte de los aerosoles o las causas naturales como la actividad solar o volcánica se han identificado y demostrado que son mucho menores”, concluye el trabajo.

“Es otra evidencia de lo rápido que está avanzando el calentamiento global y de la aceleración de los impactos en el planeta que afectarán a las sociedades y economías globales”, ha explicado el jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO, Pep Canadell, en un análisis para el Science Media Centre.

“Indicador planetario tras indicador planetario, caen nuevos récords, y con un adelantamiento de sus impactos décadas antes de lo que se había predicho hace unos pocos años atrás”, remata Canadell. 

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