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Catalunya se llena de adoquines en memoria de sus vecinos deportados a los campos de la muerte de Hitler

El adoquín de Neus Catalâ, ya colocado / Jesús Rodríguez.

Carlos Hernández

A sus 102 años, Neus Català es una de las pocas supervivientes del Holocausto que ha podido asistir a la colocación de una stolperstein en su honor. Un adoquín que recuerda a las víctimas del régimen nazi. Ha sido este jueves en Els Guiamets (Tarragona).

La vieja luchadora catalana tiene sobre sus espaldas una historia de película: defendió la República frente a la sublevación franquista, combatió más tarde en las filas de la Resistencia francesa contra los nazis y acabó en el campo de concentración de Ravensbrück donde realizó numerosos sabotajes en la fábrica de armas en la que ingresó como trabajadora forzada. Este jueves, en silla de ruedas, con gruesas gafas de pasta, pero con un aspecto saludable ha sido testigo, en la puerta de la que fue su casa en la localidad tarraconense, del momento en que el artista alemán Gunter Demnig instalaba una piedra de memoria en su honor. Debido a su avanzada edad Neus no ha intervenido en el acto, pero ha emocionado a los asistentes cuando, escuchando una canción que interpretaba Marina Rosell, se ha arrancado espontáneamente a cantar algunas estrofas.

Ha sido el primer acto de la apretada agenda que Demnig va a desarrollar en Cataluña durante los próximos días como parte de su proyecto Stolpersteine. Una iniciativa que, desde que se puso en marcha en 1993, ya ha sembrado 20 naciones europeas con más de 60.000 de estos adoquines coronados con una placa de latón en la que se graba el nombre y los datos personales de cada víctima del nazismo.

En octubre del pasado año este monumento global salió por primera vez del viejo continente y llegó hasta Buenos Aires para recordar a un grupo de niños judíos que tuvieron que viajar a Argentina escapando de la persecución a la que les sometía el III Reich. Resulta complejo españolizar el término stolpersteine, aunque según sus promotores lo más correcto sería hablar de “piedras de tropiezo” porque el objetivo es que quien se encuentre con ellas se tropiece con la Historia y con la Memoria. Más fácil es resumir su fin utilizando el mantra que mueve a Demnig: “Una persona solo es olvidada cuando su nombre es olvidado”.

La presencia del artista alemán en Cataluña ha sido coordinada por el Memorial Democratic y forma parte de los actos con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Tras la colocación de la piedra en honor de Neus Catalá, Demnig visitará este viernes nada menos que diez pueblos: Torà, Sanaüja, Tarroja de Segarra, La Prenyanosa, Les Oluges, Cervera, Granyena de Segarra, Talavera, Sant Antolí-Ribera d’Ondara y Olesa de Montserrat. En cada uno de ellos, se instalará una stolperstein por cada vecino deportado a los campos de concentración nazis.

Catalunya acapara los 'stolpersteine' “oficiales”

El viernes las stolpersteine “brotarán” en Sabadell. Un total de 23s piedras serán colocadas en recuerdo de los otros tantos paisanos de esa localidad que pasaron por los campos de la muerte de Hitler. Demnig tendrá que desplazarse por todo el municipio porque, tal y como se contempla en su proyecto, cada piedra quedará colocada frente al último domicilio en el que residieron antes de su deportación. En el caso de las víctimas españolas del nazismo, se trata de la casa en que vivían antes de tener que huir hacia Francia para escapar de las tropas franquistas.

Ese fue el primer paso de un camino que, tras las conversaciones mantenidas entre el régimen franquista y la cúpula nazi, condujo a casi 10.000 españoles y españolas a campos de concentración como Mauthausen, Buchenwald, Ravensbrück, Dachau, Sachsenhausen o Auschwitz. Demnig culminará su labor durante el domingo y el lunes en los que colocará siete adoquines en Granollers y otros dieciséis en Girona.

En España este monumento transfronterizo solo está presente en Cataluña. Ya en 2015 Demnig colocó las primeras stolpersteine en nuestro país, concretamente en la localidad barcelonesa de Navàs. Durante 2016 y 2017 se realizaron algunos otros actos aislados, pero nunca antes se había llevado a cabo una instalación tan masiva como la que se va a ejecutar durante los próximos días.

En el resto de España algunas asociaciones han colocado, por su cuenta, una serie de stolpersteine que, pese a no formar parte del proyecto original de Demnig, persiguen el mismo objetivo. El trabajo más intenso en este campo es el que está realizando el colectivo La Ilusión de Errentería que ha instalado un total de catorce piedras de tropiezo en memoria de otras tantas víctimas guipuzcoanas del nazismo. La Ilusión también colocó otra stolperstein en la localidad francesa de Hendaya, en memoria del deportado socuellamino Luis Perea Bustos que sobrevivió a Mauthausen y residió en ese municipio fronterizo hasta su fallecimiento, en julio de 2014. En la ciudad de Madrid un grupo de activistas e historiadores lleva más de un año intentando que la capital se sume al proyecto que creó Demnig hace exactamente 25 años

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