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La creación de los primeros embriones humanos sintéticos abre nuevas cuestiones éticas

Embriones humanos en el día 9 de desarrollo

Antonio Martínez Ron

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El equipo de Magdalena Żernicka-Goetz, de la Universidad de Cambridge y el California Institute of Technology (Caltech), asegura haber conseguido crear por primera vez embriones sintéticos humanos a partir de células reprogramadas y los ha mantenido más allá de los 14 días de desarrollo, límite técnico y legal que permanecía infranqueable. El avance, anunciado este miércoles en la reunión anual de la Sociedad Internacional de Investigación sobre Células Madre en Boston (Estados Unidos) y adelantado en primicia por The Guardian, permite asomarse por primera vez a una fase del desarrollo humano que permanecía como una “caja negra”, pero también suscita dudas éticas, puesto que se trata de un territorio inexplorado y no previsto por los reguladores. 

“Podemos crear modelos parecidos a embriones mediante la reprogramación de células [madre embrionarias]”, afirmó en el encuentro Żernicka-Goetz, quien también informó de que, en esta fase, los embriones no tienen aún desarrollado ni el corazón ni el cerebro, aunque presentan las células precursoras de gametos y el inicio del amnion, la membrana que lo recubre y que posteriormente se rellena de líquido amniótico. En términos estrictos, no se trata de un embrión humano, puesto que se ha generado a partir de células pluripotentes inducidas y, por tanto, sin recurrir a esperma y óvulo, pero presenta características muy similares.

El anuncio forma parte de una carrera con su competidor y colaborador Jacob Hanna, investigador palestino del Instituto Weizmann de Israel junto a quien había anunciado a finales de 2022 el mismo logro, pero en ratones. En el caso de los ratones, y en otros experimentos con primates, los intentos por implantar estos embriones en el útero fueron infructuosos, pero se desconoce si se trata de un problema técnico o una barrera biológica. 

Territorio inexplorado

Tanto Żernicka-Goetz como Hanna han insistido anteriormente en que no se trata de verdaderos embriones humanos, sino de embriones sintéticos o “embrioides” que permitirían asomarse a los primeros pasos del desarrollo que no se han podido estudiar hasta ahora, puesto que en la mayoría de países la ley prohíbe el estudio a partir de los 14 días. Su creación presenta, además, varias utilidades muy claras: comprender por qué en muchos tratamientos de fertilidad no se produce la implantación y hacen falta nuevos intentos y abrir el camino a la creación de organoides en los que probar medicamentos.

A juicio de José Luis Cortés, investigador que creó las primeras líneas de células embrionarias humanas de España y de las primeras del mundo, este avance es una demostración de que la ciencia es apasionante y desconcertante al mismo tiempo. “Apasionante porque avanza a un ritmo descomunal, con hallazgos nuevos casi a diario, como este de la creación de embriones sintéticos. Y desconcertante, porque estos descubrimientos ocurren cuando aún no conocemos casi nada del embrión natural”. “Es un gran avance porque son embriones humanos y es la primera vez que se consigue”, añade Lluis Montoliu, genetista del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). “Estamos asistiendo a una batalla entre dos grandes de la embriología, que colaboran y compiten a la vez. Veremos cómo responde Hanna, no descartaría que se pusiera las pilas y en pocos días apareciera un artículo repitiendo esto y yendo un poco más allá”.

En cualquier caso, como recuerda Alfonso Martínez Arias, investigador en Cambridge y en la Universidad Pompeu Fabra, en declaraciones a SMC España, conviene esperar a ver los resultados publicados y revisados. “No hay información disponible más allá de los artículos en prensa: ni artículo científico ni preprint. Por tanto, este trabajo aún no puede verificarse”, asegura. “Puede ser un paso científico importante, pero, de nuevo, necesitamos ver el informe completo y los datos antes de poder hacer esas afirmaciones”. 

Preguntas apasionantes

Las preguntas que suscita este nuevo paso de la biotecnología se remiten sobre todo al estatus que debe otorgarse a estos embriones sintéticos. “No es exactamente como el embrión derivado de un zigoto, sino que está reconstituido, pero que les sirve para responder muchísimas preguntas de cómo sucede este desarrollo embrionario tan temprano que se considera una caja negra, que no tenemos acceso a ello”, explica Gemma Marfany, catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona (UB). “A partir de los 14 días se empieza a formar el tubo neuronal, el primer surco para formar parte del sistema nervioso. Hasta ese punto podríamos decir que ese embrión no puede ser sintiente porque no tiene neuronas. Pero a partir de ese punto puedes entrar en discusiones filosóficas y éticas”, añade. “Por eso este avance puede comportar problemas éticos y legales en algunos países, hay que ir paso a paso y ver dónde se puede llegar”.

¿Cuál es el estatus o la protección que debe tener un embrión sintético? ¿La misma que un embrión humano?

Lluis Montoliu Investigador del CNB-CSIC

“¿Cuál es el estatus o la protección que debe tener un embrión sintético? ¿La misma que un embrión humano?”, se pregunta Montoliu. “¿Cualquier mezcla de células humanas va a tener la misma protección o no lo vamos a considerar embrión y lo vamos a seguir considerando un agregado de célula? El reto ético es apasionante y también es preocupante si nos los saltamos”.

“A diferencia de los embriones humanos procedentes de la fecundación in vitro, donde existe un marco jurídico establecido, en la actualidad no hay una normativa clara que regule los modelos de embriones humanos derivados de células madre”, apunta James Briscoe, jefe de grupo y director adjunto de investigación del Instituto Francis Crick a SMC. “Urge una normativa que establezca un marco para la creación y el uso de modelos de embriones humanos obtenidos a partir de células madre”. 

“Queda mucho trabajo por hacer para determinar las similitudes y diferencias entre los embriones sintéticos y los embriones que se forman a partir de la unión de un óvulo y un espermatozoide”, concluye Roger Sturmey, catedrático de Medicina Reproductiva de la Facultad de Medicina de Hull York. “Dada la naturaleza de este trabajo, juristas, especialistas en ética y científicos del Reino Unido trabajan actualmente para establecer una serie de directrices voluntarias que garanticen que la investigación con embriones sintéticos se realiza de forma responsable”. 

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