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La demanda de agua para riego tras meses sin lluvias provoca la alerta en cuatro grandes cuencas hidrográficas

Embalse de la Fernandina de la C.H. del Guadalquivir / CHG.

Raúl Rejón

El año hidrológico está siendo seco. Hasta julio, ha llovido un 21% menos que la media, según los datos pluviométricos del Ministerio de Transición Ecológica. Con menos aportes, la presión mantenida sobre los recursos hídricos aprieta y ha llevado a la alerta por escasez en amplias zonas del Guadalquivir, la cuenca del Segura, el trasvase desde el Tajo además de haber activado el nivel de emergencia en dos zonas del Duero y otra más en el Guadiana. 

Mientras llovía menos, las exigencias del consumo de agua no han descansado: en un año, el agua embalsada ha pasado de 34.700 a 27.000 hectómetros cúbicos. Desde el 62% de la capacidad que había a esta altura del curso en 2018, al 48% registrado actualmente.

La sequía meteorológica es un fenómeno descrito según lo que llueve. La Agencia Estatal de Meteorología ya constató en junio pasado que amplias zonas del territorio español entraban en esa fase. 2019 es el tercer año con menos precipitaciones del siglo. España se ha bebido en un curso la bonanza hídrica de 2018. En doce meses se ha pasado de estar por encima de la media del lustro y la década debido a un 2018 “muy húmedo” –con un 25% más de precipitaciones, según la Agencia Estatal de Meteorología– a disponer de un quinto menos de reservas que el promedio del decenio.

La escasez se activa cuando las demandas de agua reconocidas sobrepasan el agua disponible. El recurso “presenta dificultades” para satisfacer esas demandas, según lo describen los planes de sequía. El consumo del agua en España se distribuye así: entre el 75-80% se destina al sector agrícola (fueron 14.949 hm en 2016), el consumo urbano para, sobre todo el abastecimiento a los hogares supone en torno al 14% (4.290 hm) y la industria sobre el 6%, según el Instituto Nacional de Estadística. 

Geografía de los desequilibrios

Un ejemplo del desequilibrio lluvias-demandas aceptadas. En la zona del Segura, en lo que va de año hidrológico que abarca de octubre a septiembre, la Aemet ha registrado unas precipitaciones de 301,9 mm. Es un 93,4% del promedio “normal climatológico” (la media desde 1981 a 2010). Es decir, ha llovido casi lo esperable para esa zona, aunque lo ha hecho de manera irregular y torrencial. El invierno en la Región de Murcia ha sido “el más seco en 78 años”, según Transición Ecológica.

Con todo, la Confederación refleja que ninguna de sus áreas presenta índices de sequía prolongada. Sin embargo, toda la cuenca tiene índices de escasez en estado de alerta. Es decir, el agua disponible presenta dificultades para satisfacer las demandas reconocidas, como lo define su Plan de Sequías. Con esos índices, el Ministerio ha preparado ya un decreto para prolongar un año más la declaración de sequía hasta el 30 de septiembre de 2020. La declaración inicial viene desde mayo de 2015. Esta norma permite prorrogar “las medidas extraordinarias” al declarar en la cuenca el estado de “escasez severa”.

En el Duero, la Confederación Hidrográfica declaró la sequía excepcional en julio al haber llegado al nivel de emergencia de escasez de agua en el Alto Tormes y el Adaja. El Cega está en situación de alerta. También solicitó al Gobierno que tramitara un decreto de sequía para habilitar medidas excepcionales. El último informe de la Confederación de 2 de agosto mantenía las mismas condiciones de escasez.

La escasez en la cuenca del Guadiana, por ejemplo, ha hecho que en la zona de Piedra Aguda (Badajoz) se haya llegado al nivel de alerta. Su embalse ha bajado del nivel indicado por el que “la demanda de riego debe atenderse mediante bombeo de agua desde el río Guadiana”, indica la Confederación. El bombeo desde el curso se hace necesario para respetar un mínimo de agua para el abastecimiento (consumo humano) y “requerimiento ambiental” en el río Olivenza que embalsa Piedra Aguda.

A la otra punta de la Confederación, en el sistema del pantano de Vicario (Ciudad Real), se ha llegado al nivel de emergencia. Ya el 1 de julio la CHG avisaba en su informe que “la Comunidad de Regantes de Vicario lleva consumido el 67,50% del cupo establecido inicio de la campaña de riego de acuerdo con esta reserva”. E informaba de que había indicado a los regantes que “si sigue consumiendo al ritmo actual, a primeros de agosto habrá agotado el recurso disponible para esta campaña”.

El consumo está rebajando a un ritmo del 5% mensual las reservas del sistema más extenso en el Guadalquivir denominado Regulación General que está en estado de alerta. Abarca 17 embalses desde el nacimiento del río en la Sierra de Cazorla (Jaén) hasta la provincia de Sevilla. Supone el 70% de los recursos de la Cuenca. El 1 de agosto estaba al 35% de su capacidad. El 1 de julio estaba al 40%. El 1 de junio al 45%. El 2 de mayo al 49%. Este sistema soporta aprovechamientos por concesiones de riego para más de 400.000 hectáreas, según las tablas de la Confederación Hidrográfica. Aunque otras cinco zonas en Andalucía están en Alerta, el sistema completo se mantiene en prealerta.

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