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El deporte como tratamiento tras pasar por el quirófano: “Mejoran nuestras analíticas y nuestro estado anímico”

Sonsoles y Estela durante un entrenamiento en el centro deportivo Arima

Cristina Armunia Berges

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Antes de pasar por un trasplante bipulmonar, Teresa corría, iba en bici, jugaba al pádel, al frontón y se apuntaba a cualquier escapada para ir a caminar a la montaña. Toda aquella actividad se frenó de golpe, cuando la fibrosis quística que padece afectó a sus pulmones. Esta ingeniera agrónoma que ahora tiene 38 años pasó por el quirófano en 2009 y estuvo casi cinco meses en el hospital sin apenas moverse. Para cuando logró volver a casa, le había cogido mucho miedo al deporte y no fue hasta 2017 cuando se vio con las ganas de volver a intentarlo. Teresa ha vuelto a correr y ya es capaz de completar carreras de 10 kilómetros. Su siguiente objetivo es bajar su marca en las 10 kilómetros a menos de 60 minutos y correr algún día una media maratón.

“En mi caso fui muy crítica con la rehabilitación que me dieron en la Seguridad Social. Cuando conseguí levantarme de la silla sin utilizar los brazos, me dieron de alta. Pero no podía llevarme una cuchara a la boca o cruzar la calle sin ayuda”, explica. Después de un trasplante, lo más común es tener miedo al deporte. La falta de información y de guías para personas que han sido trasplantadas o que padecen enfermedades crónicas hace que muchos opten por reducir su actividad física. “Mi doctora me decía que tuviera mucho cuidado. Hay mucho miedo, falta de información, de apoyo y de profesionales que te digan lo que tienes que hacer. Yo hubiera pagado lo que hiciera falta por volver a hacer deporte cuanto antes”.

¿Se puede hacer deporte después de cualquier trasplante? El coordinador de Trasplantes del Hospital 12 de Octubre, Amado Andrés Belmonte, explica que sí, siempre que “la situación en la que queda la persona tras un trasplante sea adecuada”. “No es que estén obligados a hacer deporte”, dice el doctor, “es que tienen que hacer una vida activa y el deporte es un punto más”. El trasplante tiene como objetivo “restablecer la misma situación física y psíquica que tiene la persona previa a la enfermedad que le llevó al trasplante”, comenta el especialista. Así, si una persona se recupera completamente, “la actividad deportiva se puede normalizar”.

El problema es que no existen guías para volver a los entrenos tras pasar por una operación de este tipo. Esta es una de las principales reivindicaciones y, al mismo tiempo, la vía en la que se trabaja desde la Asociación Deporte y Trasplante España. “Personas recién trasplantadas se ponen en contacto con nosotros para recuperar una actividad física que ya tenían o para recuperarse”, dice su presidenta Noelia Ortega, trasplantada de riñón hace nueve años. “Pero no hay unas pautas. Estamos trabajando en una guía para los trasplantados a la hora de hacer ejercicio y que también sirva a los médicos para que lo puedan recomendar”, añade.

“No podemos estar en una bola de cristal”

Uno de los principales obstáculos es el miedo. “Algunos tienen miedo y deciden no volver a hacer ejercicio, y otros en el hospital ya se ponen a dar paseos”, diferencia la presidenta de la asociación. “Tradicionalmente no es que los médicos lo hayan fomentado”, asegura. “Es como si nos hubieran querido meter en una bola de cristal, pero se ha visto que viene bien en el estado anímico y también se ve reflejado en nuestras analíticas”.

“Los médicos pueden aconsejar. En esto hay consenso: el paciente puede realizar todo tipo de deportes, siempre y cuando sean deportes en los que no vaya a hacer accidentes como un traumatismo”, recuerda Andrés Belmonte y comenta que una persona que esté trasplantada de riñón puede jugar a fútbol, pero existe un riesgo añadido que tiene que ver con la colocación del riñón en la parte abdominal, “mucho más expuesto que los riñones propios”. “Un traumatismo en esa zona puede causarte problemas”, señala.

Estamos trabajando en una guía para los trasplantados a la hora de hacer ejercicio y que también sirva a los médicos para que lo puedan recomendar

Tras el trasplante bipulmonar, Teresa estuvo parada ocho años. Perdió la mayor parte de su masa muscular y más de diez kilos. Cree que si hubiera tenido más información y más apoyo, habría empezado mucho antes. Teresa dio con el proyecto de Sonsoles Hernández, Trainsplant, en redes sociales y, tras hacerle un reconocimiento deportivo, empezaron con los entrenamientos. “Ahora estamos trabajando mucho en mi respiración. Mientras corro, tengo que respirar de manera normal y voy muy agitada. Hacemos ejercicios de fuerza y la idea es poder correr más deprisa y más distancia”.

“Quitar el miedo a poder moverse”

Sonsoles Hernández, entrenadora y doctora en Biomedicina con una línea de investigación sobre ejercicio físico y trasplante renal, puso en marcha su proyecto de entrenamientos terapéuticos en el año 2016. A Sonsoles se le ocurrió la idea porque su padre era enfermo renal crónico y porque en aquel momento no existían entrenamientos dedicados a personas con enfermedades crónicas o trasplantados. “Aunque somos el primer país del mundo en donación y trasplante, en cuidados, hábitos de vida saludable y ejercicio hay mucho por hacer. En lo público no hay nada”, asegura la especialista. “La idea era aplicar toda la información que recabé para mi tesis doctoral en personas trasplantadas. Empecé a informar a la gente. Ahora hemos cogido un poco de forma”.

“Muchos vienen porque no saben qué hacer, porque no tienen información. A veces, simplemente, por fatiga general”, comenta la entrenadora.

Estela, una profesora de Física y Química con trasplante renal, entrena cada semana con Sonsoles y su equipo. “Entreno desde el 2018, quitando los meses de la pandemia. Vivo en Madrid, pero trabajo en Villanueva de la Cañada. Tengo un problema renal y cuando di con ellos en redes sociales acababa de ser trasplantada. Tenía la sensación de que debía hacer algo de ejercicio y por eso les llamé”, comenta mientras hace bicicleta estática en un gimnasio en el centro de Madrid.

Durante la sesión de ejercicio, Estela comenta con los entrenadores cómo se encuentra o las molestias que se acumulan en la espalda. En la sala se entremezclan las palabras que describen los dolores con las explicaciones de los ejercicios. La fatiga sigue y ya se acerca el fin de semana. “Estoy mejor. Esto me ayuda a centrarme. También me ayuda a que los dolores que puedo llegar a tener se me pasen mucho antes”, dice sin dejar de pedalear. “La diálisis me lleva muchas horas y, aparte de esto, solo me da tiempo de salir a andar. El fin de semana salgo algo más. Para llegar al instituto me tengo que acostar sobre las nueve de la noche, y me pongo en la máquina de diálisis hasta las seis de la mañana”, relata.

“Quitarte el miedo a poder moverte” es el primer paso, dice su entrenadora. “Cuando hay una intervención de esas características, lo primero es pensar en no hacer nada, a ver si me va a pasar algo. A partir de aquí, lo que intentamos es que se mejore la condición física, pero también todos los parámetros bioquímicos que necesita una persona para estar lo más sana posible. Porque toman mucha medicación”, indica.

Sonsoles también ha puesto en marcha una aplicación llamada Renal&Go que puede descargase de manera gratuita. Con ella el usuario, con enfermedad renal o trasplante, puede seleccionar su situación clínica y recibir unas pautas de entrenamiento. “No es un entrenamiento personalizado, pero es una guía de por dónde puedes hacer las cosas, recomendaciones y contraindicaciones”.

Los entrenamientos terapéuticos son el puente entre el hospital y la vuelta al deporte. Algo así como lo que va después de un proceso de rehabilitación, explica Sonsoles, que ahora mismo trabaja con 50 pacientes. “El hospital solo contempla la enfermedad, no contempla la salubridad. Y nosotros estamos en esa segunda parte”, concluye.

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