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Detectan restos de tabaco en las manos de la mayoría de los niños, incluso en hogares donde no se fuma

Un fumador apaga un cigarrillo en el cenicero de un espacio público

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Los niños pequeños lo tocan todo: alfombras, mesas, juguetes, ropa… y luego se tocan la boca y la cara. Y en esas manos con las que lo tocan todo hay nicotina, fumen o no sus padres. Así lo muestra una investigación de la Universidad Estatal de San Diego y de la Universidad de Cincinnati, que publica este lunes la revista JAMA Network Open.

Los investigadores han empleado un novedoso método de frotado de las manos de niños de hasta 11 años de edad para medir los niveles de nicotina. Esta sustancia presente en el tabaco sirve como indicador de la exposición al llamado 'humo de tercera mano', el residuo químico del humo del tabaco que queda en el polvo y en las superficies después de que alguien fume o vapee.

El resultado es que más del 97% de los 504 niños del estudio tenían algún nivel de nicotina en las manos. Y lo que es más sorprendente, más del 95% de los niños que vivían en hogares en los que no se fumaba y en los que estaba prohibido fumar seguían teniendo nicotina en las manos.

“Este estudio llena un vacío importante. Hemos investigado mucho sobre el humo de tercera mano en casas particulares, coches, hoteles y casinos, pero no hemos tenido acceso a poblaciones clínicas”, señala Georg Matt, de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU).

A menores ingresos, más nicotina

Los investigadores, en una nota de prensa, indican que, si bien es necesario educar a los padres y a otros miembros de la familia para que reduzcan la exposición de los niños al humo de tercera mano mediante la prohibición de fumar en los hogares y en los coches, esta mera prohibición podría no ser suficiente para proteger a los pequeños.

Melinda Mahabee-Gittens, médico de urgencias pediátricas e investigadora del Hospital Infantil de Cincinnati, ha dirigido la recogida de datos para el proyecto: “Uno de los resultados de esta investigación debería ser incluir el humo de tercera mano como parte de los programas de educación para dejar de fumar de los padres.”

La estudio muestra, además, que los niños de familias con menores ingresos tenían una cantidad significativamente mayor de nicotina en las manos que los niños de familias con mayor renta.

Además, los hijos de progenitores negros –estadísticamente en hogares con menores ingresos por unidad familiar– tenían mayores cantidades de nicotina en las manos que los hijos de padres blancos o de familias multirraciales.

Con la COVID, todo el mundo pasa más tiempo dentro de casa. Si vives en un entorno donde la gente fuma o solía fumar, vas a estar más expuesto al humo de tercera mano

Georg Matt Investigador de la SDSU

“Los niños de bajos ingresos y los hijos de padres negros son los que más sufren esta exposición involuntaria; esto es una llamada de atención para proteger a niños vulnerables y es algo que se pasa por alto cuando se abordan cuestiones relativas a la desigualdad en los hogares”, dijo Penélope Quintana, profesora de salud pública en la SDSU y coautora del estudio.

“Con la COVID, todo el mundo pasa más tiempo dentro de casa. Si vives en un entorno donde la gente fuma o solía fumar, vas a estar más expuesto al humo de tercera mano que antes”, añade Georg Matt: “Este estudio subraya aún más la importancia de la calidad ambiental en interiores”.

Los investigadores tienen previsto seguir analizando otros marcadores de exposición al humo de tercera mano e investigar los resultados en materia de salud.

Esperan, además, que su investigación respalde prohibiciones de fumar más estrictas y que incluso pueda dar lugar a normativas por las que agentes inmobiliarios, arrendadores y propietarios tengan que revelar los niveles de humo de tercera mano en los inmuebles.

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