El Gobierno propone un Pacto de Estado climático que combata la desinformación de los neonegacionistas

Más de 30 años después de que comenzara la Convención de Naciones Unidas contra el Cambio Climático y a una década del Acuerdo de París, la desinformación y el negacionismo están en plena ofensiva. Tanto como para que el Pacto de Estado contra el cambio climático detallado este miércoles por el presidente Pedro Sánchez incorpore una batería de medidas destinada a combatir esa desinformación y afianzar el papel de la ciencia a la hora de aplicar esta agenda política.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha repetido: “Se trata de poner a la ciencia en el centro de la estrategia”. Sánchez ha insistido en que “proteger el clima es proteger la prosperidad, no un capricho ideológico”. Y se ha referido a “una minoría que todavía se pregunta que qué tiene que ver el deshielo del Ártico con ellos. Una minoría que no discute con datos, sino con memes. Y que viraliza la mentira”.

La apuesta del Ejecutivo por esta agenda ha quedado clara con la asistencia a la presentación, escoltando a Sánchez, tanto de la vicepresidencia tercera, Sara Aagesen, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y el ministro de Agricultura, Luis Planas, quien ha destacado el “papel de los hombres del campo y el mar” a la hora de “mitigar” el cambio climático. “Escucharles es fundamental para este Gobierno”, ha dicho, en un guiño evidente hacia un sector que inició la oleada de reversión antiecológica con las tractoradas de 2024 y que se siente como caladero de votos de la ultraderecha

Sara Aagesen ha resumido: “El cambio climático ya nos pone a prueba. No actuar no es una opción. Esperamos que todos los grupos parlamentarios hagan suyo este borrador”. A la luz de las posiciones ya publicitadas por PP o Vox, no parece que eso vaya a ocurrir.

El documento aborda muchos campos. No solo los más evidentes, sino también cómo salvaguardar la biodiversidad y los ecosistemas, terrestres y marinos, de los que depende la humanidad; cómo adaptar el sector primario o la gestión de emergencias. “Son 80 medidas concretas”, ha subrayado Sánchez.

La idea de un pacto nació durante la oleada de megaincendios forestales que abrasó España el verano pasado y con el recuerdo todavía fresco de la mortífera dana que causó más de 200 muertos en octubre de 2024.

Inundaciones y fuego: los desastres violentos

Para abordar el impacto de las lluvias torrenciales y avenidas de agua, el borrador de pacto propone que se utilicen “soluciones basadas en la naturaleza como repoblaciones en las cabeceras fluviales”. Esto hace que el agua halle zonas naturales donde retenerse en lugar de acelerarse por canales y arrase urbanizaciones. En este sentido, el documento pide que se incorporen “cartografías de riesgo y actuaciones de retención naturales de agua” en la planificación territorial. Dicho de otro modo: que las casas y edificios no se levanten en lugares por donde va a pasar la riada y, al mismo tiempo, crear zonas de salida para que esa agua se frene al extenderse.

“El Estado va a financiar los planes de inundaciones de municipios de menos de 5.000 habitantes”, ha avanzado el presidente.

Para el otro impacto violento asociado por los científicos al calentamiento global, los incendios forestales de gran intensidad, se liga la prevención al aprovechamiento de los montes, por lo que se puede leer en el documento, ya que se especifica la apuesta por “las quemas prescritas y el uso del fuego de baja intensidad” además de la ganadería extensiva, el pastoreo y la “diversificación de nuevos productos forestales”. También se incorpora la potenciación del “paisaje mosaico” que mezclan parcelas agrícolas con áreas arboladas.

Como ya se avanzó al presentar las líneas maestras se pide “reforestaciones que promuevan los bosques mixtos, que mejoren la calidad del suelo, y heterogénas para favorecer la regeneración natural en caso de incendio”.

Frente al impacto ¿cómo actuar?

Un aspecto que se ha incluido en el borrador es realizar simulacros ante los eventos meteorológicos como, precisamente, una inundación o un fuego que se acerque a poblaciones. Las personas deberían contar con “protocolos claros”, se afirma, en los que haya “participación ciudadana” para hacerlos útiles. También que se integren en los planes de turismo.

En este apartado de preparación para cuando se produzca el impacto, el pacto coordinado en Transición Ecológica lleva la creación de la ya anunciada agencia estatal de emergencias o elaborar un catálogo de capacidades operativas para saber con qué contamos y dónde. Se pide que las comunidades autónomas y los ayuntamientos “redimensionen y refuercen” sus dispositivos a la nueva realidad climática.

El calor y la salud

En España el calor severo avanza año tras año. Los últimos cuatro cursos han sido los más calurosos medidos. Las olas de calor más severas y continuadas dejan cada año centenares de fallecimientos, si no por acción directa de la temperatura, si por cómo agrava la salud de personas vulnerables (como niños y ancianos) o con alguna patología previa.

Pedro Sánchez habló de crear una red de refugios climáticos en septiembre pasado. Lugares donde guarecerse de las temperaturas muy altas. Además, el borrador subraya la necesidad de adaptar al calor tanto los centros de trabajo como los centros educativos. Estos últimos ya se ven afectados directamente al haberse ampliado el verano en España y adelantado las olas de calor severo que, cada vez, se registran incluso durante el mes de junio.

“La legislación laboral debe incluir los nuevos estándares para la prevención de riesgos vinculados a la emergencia climática”, pide el texto presentado. “Incluyendo valores límite de exposición térmica, protocolos de descanso, hidratación y horarios seguros, así como un mecanismo de cese de actividad climático para trabajadores autónomos”, especifica el borrador.

El pacto apunta a que se realice una zonificación y mapa de áreas y casas vulnerables ante el calor extremo porque los episodios de temperaturas elevadísimas han mostrado que para no pocos, las viviendas no son un refugio sino una condena.

Negacionismo

El negacionismo climático ha evolucionado a nuevas formas como el retardismo que, sin atacar la existencia del cambio climático, sí pone palos en las ruedas para atajarlo. Y la desinformación es una de sus herramientas.

“Constituye un obstáculo directo para la cultura cívica de la prevención y reacción ante la emergencia climática”, explica el plan. Y señala como “la difusión intencionada de noticias falsas o engañosas sobre el clima erosiona la confianza del público en la ciencia, las normas y las instituciones”.

Se vio durante la dana de octubre de 2024 y durante los incendios de 2025. La desinformación puede “derivar en comportamientos contraproducentes” en caso de emergencia.

También está lastrando la adopción de medidas. Un ejemplo: la insistencia de la ultraderecha de Vox en el bulo de que se destruyen presas para provocar sequía y que facilitan las riadas. Una mentira adoptada por el Partido Popular en la Comunitat Valenciana al hablar de sus planes para afrontar el riesgo de avenidas.

Ante la contraofensiva neonegacionista (nacional e internacional), el Pacto de Estado propone desde crear un panel científico de expertos sobre cambio climático a lanzar campañas de comunicación preventiva para “reforzar la alfabetización climática”.

El texto habla incluso de “apoyo al periodismo medioambiental de calidad” frente a la desinformación. Ahora va al Congreso de los Diputados para ser “discutido y debatido” por todos los grupos parlamentarios. “Necesitamos a aquellos que en su momento apoyaron el Pacto Verde Europeo”, ha dicho Pedro Sánchez en referencia al Partido Popular.