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Un estudio internacional muestra cómo Franco modificó monumentos para propagar su ideología

El valle de los caídos: un ejemplo de exaltación de la dictadura

Teguayco Pinto

Un proyecto europeo liderado por una investigadora española pone de manifiesto cómo la dictadura franquista utilizó la restauración de monumentos y edificios singulares para deformar la historia y propagar su ideología. Los investigadores han creado una base de datos de obras en todo el territorio y que puede consultarse de forma gratuita.

La utilización de símbolos y monumentos por parte de la dictadura para exaltar la imagen del régimen y del propio Franco no es ninguna novedad. Sin embargo, hasta ahora no se había realizado un análisis sistemático de la conservación y restauración de monumentos durante el periodo franquista, que ofreciera una visión clara de cómo estas reformas trataban de reforzar las bases ideológicas de la España de Franco.

El estudio ha sido liderado por María Pilar García Cuetos, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, quien ha asegurado a eldiario.es que “el franquismo necesitaba elaborar una teoría de Estado y, para eso, tenía que manipular la historia”. Según esta investigadora, la importancia de estudiar cómo y por qué han sido modificados los monumentos radica en que estos son los “testimonios fundamentales de la historia” y “son los que percibe el ciudadano en el día a día”.

El proyecto cuenta con una una base de datos de más de 3.000 fichas de restauraciones, de las que 1.000 se pueden consultar a través de Google Maps.

Entender el significado de las obras

Una de las bases del proyecto es tratar de determinar el significado de cada una de las obras y sus valores culturales, ya que, según esta historiadora, “los monumentos, tal y cómo han sido transformados, transmiten una serie de valores que asumimos inconscientemente”.

La investigadora pone el ejemplo de la catedral de Santiago, que se modificó durante la década de los 50 para eliminar el coro de los canónigos. “Esta modificación se hizo porque es un santuario de la cruzada y se necesitaba un espacio donde cupieran muchas personas para celebrar la ofrenda de España al apóstol Santiago, una ceremonia que recuperó el franquismo y que ponía de manifiesto la clara inclinación religiosa del estado español”, explica la investigadora.

También destaca la restauración del jardín de los Reyes Caudillos, creado junto a la Catedral de Oviedo para exaltar la figura de los reyes de la monarquía asturiana, con los que se asimilaba a Franco. “Hoy pocas personas perciben ese significado ideológico y, al contrario, algunas lo identifican con la identidad asturiana”, afirma la historiadora.

Para García Cuetos, es importante descubrir qué monumentos han sido alterados y transformados, pero sobre todo “qué valores se les ha querido introducir”, ya que “más que transformaciones físicas, lo que hubo fue manipulación” y se realizaron “ceremonias de apropiación ideológica”.

Entre estas ceremonias destaca la de deposición de los restos de los reyes de Aragón en el restaurado panteón del monasterio de Poblet. “Fue un intento de apropiarse de un lugar de memoria reivindicado por el nacionalismo catalán”, explica García Cuetos, quien asegura que “esa ceremonia tuvo mucho impacto en la memoria y por una parte de la sociedad catalana se interpretó como una afrenta”.

“Hay monumentos que habrá que mantener”

Respecto a la gestión de las obras, García Cuetos asegura que “una cosa es eliminar una placa o un símbolo de exaltación y otra desmontar una obra”. Según la investigadora, “nadie entendería que en el centro de Berlín hubiera una estatua ecuestre de Hitler”, pero asegura que “hay monumentos que habrá que mantener y entender con su nuevo significado”. 

“Lo importante”, concluye la historiadora, “es integrar esta memoria de manera que contribuya a la cohesión de nuestra sociedad y reconocer que la única manera de pasar página es admitir que ha existido ese periodo oscuro y que no debemos exaltar a los personajes que lo hicieron posible”.

Un proyecto internacional

En el proyecto participan varias universidades nacionales, así como instituciones de Portugal, Italia e Irlanda. “Tanto Portugal como Italia han tenido dictaduras que han manipulado el patrimonio nacional y nos hemos unido con la intención de estudiar esta manipulación desde un punto de vista científico”, explica García Cuetos. 

Esta investigadora destaca que dentro del programa Horizonte 2020 hay una línea de trabajo destinada a estudiar cómo integrar en la memoria de Europa todo ese pasado que ha marcado el siglo XX en el continente. “El objetivo es integrar lo que se llama la memoria incómoda, que no es más que esa parte de la memoria colectiva que queremos borrar”, afirma.

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