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Mozambique afronta cuatro desafíos clave 100 días después del ciclón Idai

Mozambique afronta cuatro desafíos clave 100 días después del ciclón Idai

EFE

Nairobi —

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La huella del ciclón Idai, considerado el peor desastre natural de la historia reciente del sudeste africano, con más de un millar de muertos en Mozambique, Zimbabue y Malaui, sigue muy presente hoy, cien días después de su irrupción.

Idai tocó tierra el pasado 14 de marzo en la parte central de Mozambique, en la provincia de Sofala, dejando un cúmulo de más de 600 muertos y graves destrucciones en las ciudades, como la capital provincial de Beira, devastada en un 90 %.

Cien días después de esta catástrofe sin precedentes, seguida, no obstante, tres semanas después por la llegada del ciclón Kenneth en la zona norte, Mozambique se enfrenta a cuatro desafíos esenciales para los que no se anticipa una solución próxima.

1. Creciente inseguridad alimentaria

La destrucción causada por Idai en grandes ciudades como Beira, pero también en áreas rurales donde la población vivía de sus cultivos y tierras, convirtió a 1,8 millones de personas en dependientes de la asistencia humanitaria.

Dos ciclones devastadores y más de 770.000 hectáreas de cultivos arrasados después, alrededor de 2,2 millones de personas requieren todavía asistencia alimentaria en las provincias afectadas de Sofala, Manica y Cabo Delgado, según cifras de la ONU, que de no suplirse podría desembocar en una crisis alimentaria.

2. Decenas de miles de personas sin hogar

Los ciclones destruyeron o dañaron unas 285.000 viviendas, pero la falta de fondos para una respuesta duradera -cubiertas las primeras necesidades de emergencia- se traduce en que decenas de miles de afectados viven todavía en carpas humanitarias o entre escombros.

“La casa de adobe de Mónica no se cayó completamente, pero se voló todo el tejado y dos de las habitaciones se derrumbaron”, relata por teléfono a Efe un caso, a título de ejemplo, el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Saviano Abreu.

“Mónica no recibió ninguna ayuda cuando decidió regresar. Colocó de forma rudimentaria las chapas, pero la casa está llena de agujeros y llueve dentro. Las dos habitaciones continúan en ruinas”, detalla Abreu, al alegar que la situación de esta mujer en Dondo, donde vive con otros ocho familiares, es “la de muchos mozambiqueños”.

3. Niños sin una escolarización regular

El ciclón Idai destruyó más de 3.500 aulas, mientras que Kenneth dañó otras 480, afectando a casi 380.000 alumnos, según cifras de la OCHA. Aunque se han creado decenas de espacios de aprendizaje temporales, miles de niños aún en campos de reasentamiento estudian en espacios inadecuados para un buen aprendizaje.

La ayuda internacional fue fluida a la hora de responder a las necesidades inmediatas de agua, comida y refugio, pero nuevos frentes, como la reconstrucción de viviendas o la educación, no están recibiendo una financiación suficiente.

4. Mayor presencia de malaria

El ya debilitado sistema sanitario mozambiqueño se vio menguado con el paso de ambos ciclones y el daño a más de un centenar de centros de salud, razón por la que, a día de hoy, muchos pacientes no pueden ni tan siquiera recibir una atención médica básica.

Esta escasez de servicios, junto a la contaminación de las fuentes hídricas por las tormentas, ha provocado también un preocupante repunte de malaria, con más de 42.000 nuevos casos en las áreas afectadas, según Unicef, desde finales de marzo.

Patricia Martínez

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