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ENTREVISTA

Mu-ming Poo, fundador del Proyecto Chino del Cerebro: “Nuestro objetivo es el párkinson y el alzhéimer”

El neurocientífico chino Mu-ming Poo, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, minutos antes de la entrevista

Antonio Martínez Ron

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Mu-ming Poo, uno de los fundadores y líderes del Proyecto Chino del Cerebro (CBP, por sus siglas en inglés), está de visita en España. Busca colaboradores para el plan con el que su país se suma a la gran carrera por entender cómo funciona el cerebro y de qué forma se pueden tratar sus enfermedades. El también director del Instituto de Neurociencia de Shanghai (ION) y miembro de la Academia China de Ciencias, tiene un amplísimo currículo como investigador —participó en la primeras clonaciones de macacos en 2017— y ha viajado con su equipo hasta nuestro país para visitar el laboratorio de Javier de Felipe, en el Instituto Cajal, e intercambiar conocimientos.

Sobre el programa chino de neurociencias aún hay muchas incógnitas, pero parece que es una apuesta firme con multitud de recursos y una gran capacidad de experimentación en macacos, un modelo animal más adecuado que el ratón por su mayor parecido con los humanos. Aunque Poo mantiene una actitud de discreción, en el mundo de la neurociencia se considera que China puede ponerse a la cabeza de muchos descubrimientos en este terreno debido a la enorme inversión y a la pujanza de sus investigadores. El neurocientífico chino habla con elDiario.es en la Residencia de Estudiantes de Madrid sobre el programa, la forma en que la guerra de Ucrania ha afectado a las posibles colaboraciones y hasta de la visión que tienen en China de la figura de Ramón y Cajal. 

¿Cómo nació el Proyecto Chino del Cerebro?

Había una oleada de interés en la ciencia del cerebro alrededor de 2012-13. La Unión Europea tenía el Human Brain Project, Estados Unidos tenía la BRAIN Initiative y Japón el Brain/MINDS, así que los neurocientíficos chinos pensamos: nosotros también tenemos que hacer algo, porque hay un interés global en entender el cerebro. Sobre todo por las nuevas tecnologías disponibles que permiten comprender sus complejas estructuras, es una nueva era.

¿Cuál es el presupuesto y cuáles son las principales metas?

Pretendemos igualar el programa europeo y está programado invertir alrededor de 3.000 millones en diez años. Queremos tener un programa del cerebro muy amplio y comprensivo. Mientras los europeos se han centrado en las simulaciones computacionales y digitales, y los estadounidenses se han enfocado en el desarrollo de la tecnología, en China es un campo nuevo, así que vamos a centrarnos en la ciencia básica. El proyecto tiene un cuerpo principal y dos ramas. El núcleo es el entendimiento de los mecanismos básicos de la cognición, y junto con eso queremos centrarnos en el conectoma, describir los tipos de células del cerebro y las conexiones entre ellas hasta tener una comprensión global, y pasar de modelos animales a primates no humanos y de ahí a humanos.

¿Su ventaja es el uso de primates en lugar de ratones como hizo el proyecto Conectoma?

El cerebro del ratón sirvió para caracterizar los tipos de células, más que para las conexiones, y se ha avanzado mucho en los últimos cinco años. Pero no sirve para entender el cerebro humano, así que, como no podemos estudiarlo directamente, lo queremos estudiar en los macacos, que son mucho más próximos y parecidos a nosotros.

¿Cuántos macacos van a emplear en sus experimentos?

Es un número mucho más pequeño de lo que se cree. En el mundo entero se usan alrededor de 50.000 macacos al año, pero para lo que es investigación pura solo se destinan unos pocos miles. La mayoría son usados por las compañías farmacéuticas para probar que los medicamentos son seguros antes de pasar al ensayo con humanos. Para el estudio del cerebro puede haber solo unos cuantos miles en todo el mundo. En Estados Unidos tienen siete centros nacionales, mientras que en China la mayoría proceden de granjas comerciales. Probablemente usemos una décima parte de las que se usan en Estados Unidos y puede que una cuarta parte de las que se usan en Europa; es decir, estamos hablando del orden de cientos de macacos, no de miles. 

En Europa tenemos normas muy estrictas respecto a los experimentos animales, ¿son más laxas estas normas en China?

El cuidado animal es internacional, se sigue el principio de las tres R, que aplica en todo el mundo, incluido China. Si algo se puede hacer un experimento en ratones, no lo hacemos en primates. Las instalaciones del mundo sigue los principios del NIH de Estados Unidos, pero nosotros vamos más allá y seguimos el protocolo alemán, que es mejor y más garantista. Hemos querido seguir los mejores protocolos para que no se pueda criticar nuestro trabajo, que además de ser aprobado por comités éticos, pasa por el filtro de la revisión de las revistas internacionales, ya que de lo contrario nuestros resultados no se publicarían.

¿Han querido sacar ventaja del conocimiento que usted y otros tenían en experimentación con primates?

Yo personalmente empecé con ranas y ratones, pero he promovido la investigación en monos en los últimos diez años, porque creo que es muy importante. Y la causa es que el modelo de ratones para enfermedades cerebrales ha fracasado de forma notable. Eso es porque el cerebro humano es muy diferente del cerebro del ratón. Por eso hay que escoger un buen modelo, que se parezca más a nosotros, ese es el principal motivo para usar monos. Es el mismo motivo por el que el proyecto japonés se centra en el uso de monos titís. Pero hay que precisar que nosotros solo dedicamos una décima parte de la investigación del proyecto del cerebro a este tipo de experimentos, la mayoría sigue trabajando con ratones. 

El modelo de ratones para enfermedades cerebrales ha fracasado. Eso es porque el cerebro humano es muy diferente del cerebro del ratón

Esta aproximación con primates, ¿ayudará a desarrollar medicamentos contra enfermedades como el alzhéimer y el párkinson? ¿De qué forma?

Esa es la idea. Creas un mono mediante edición genética, que lleve un gen que afecte a su comportamiento, ya sea la esquizofrenia o la depresión, y obtienes un animal que es un modelo de la enfermedad. Es un proceso lento, tenemos monos que tienen dos o tres años y aún no han expresado los síntomas de la enfermedad del párkinson o el alzhéimer. Así que habrá que esperar unos años. Pero tenemos animales con una enfermedad muy parecida.

¿Ya han tenido éxito con alguna enfermedad cerebral?

Ya tenemos modelos de depresión y ansiedad, los hemos usado para probar nuevos medicamentos y son muy útiles. De momento, somos los únicos en el mundo en tener este modelo de depresión-ansiedad. Los animales desarrollan estos síntomas porque los manipulamos genéticamente y cuando anulamos un gen expresan este desorden, incluso el insomnio. El más efectivo es el medicamento contra la depresión en el modelo animal, y para estos ensayos solo hemos usado 15 monos. Cuando le damos un medicamento, los síntomas desaparecen; cuando dejamos de dárselo, el mono muestra de nuevo depresión.

Tenemos modelos de depresión y ansiedad, los hemos usado para probar nuevos medicamentos y son muy útiles. De momento, somos los únicos en el mundo

Además de la depresión, ¿cuál es su principal foco de interés?

Lo que más nos interesa es el alzhéimer y el párkinson. Ahora queremos acelerar la progresión de la enfermedades en los modelos, estamos intentando manipular genéticamente a estos animales para que desarrollen los síntomas antes y podamos hacer pruebas de tratamientos antes, quizá en dos o tres años. 

¿Ustedes también están trabajando en neuroestimulación, ahora que está tan de moda por el proyecto Neuralink?

Como comentaba, el programa tiene un cuerpo y dos ramas. El núcleo de la investigación básica es la cognición, y una rama se dedica al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, incluyendo estos modelos de enfermedad en monos de los que he hablado. La segunda rama está dedicada a la tecnología inteligente, que incluye los interfaces cerebro-máquina, como la que se usa en el proyecto de Neuralink y otros muchos proyectos. Hacemos modulación de señal cerebral y estamos al mismo nivel que el resto de laboratorios del mundo. También disponemos de neuroprótesis para controlar brazos robóticos con el pensamiento. 

Hacemos modulación de señal cerebral y estamos al mismo nivel que el resto de laboratorios del mundo. También disponemos de neuroprótesis para controlar brazos robóticos con el pensamiento

¿Cree que con esta inversión China se puede poner a la cabeza en estas tecnologías?

Queremos estar en la frontera. Se ha hecho tanto trabajo previo, en especial en Estados Unidos, donde han trabajado en estas tecnologías en los últimos 40 años, y también en Europa, que no creo que vayamos a ser líderes en neuromodulación, pero podemos ponernos al mismo nivel.

¿Cuál es el propósito de esta visita a España?

Queremos establecer colaboraciones con muchos países, hemos hecho visitas a Francia, Alemania, Suiza… Y el Instituto Cajal es el lugar en el que la neurociencia nació originalmente, la neurociencia empezó en España.

¿Es Santiago Ramón y Cajal conocido en China?  

Oh, Ramón y Cajal es muy popular en China, sobre todo porque sus dibujos son muy valorados. Sus ilustraciones son tan bonitas que a la gente le encantan. Hay un libro que se titula The Beautiful Brain, en inglés, que se ha traducido al chino y se está vendiendo muy bien.  

Ramón y Cajal es muy popular en China, sus dibujos son muy valorados. Sus ilustraciones son tan bonitas que a la gente le encantan

Entonces, ¿cómo resumiría el proyecto chino? ¿Qué van a a aportar ustedes a esta carrera?

Creo que nuestro proyecto hará muchos progresos en el conectoma y que trazar las conexiones de las neuronas en los monos nos dará una base de datos muy valiosa. Tenemos laboratorios de Inteligencia Artificial que están colaborando en el análisis de los datos, es un proyecto tan grande que es mil veces más complejo que el Proyecto Genoma Humano y por eso necesitará la colaboración de los neurocientíficos de todo el mundo.

¿Ha habido obstáculos a esta colaboración por la situación política internacional tras la invasión de Ucrania? 

En la neurociencia básica no hay problemas políticos, porque todas las sociedades quieren acabar con las enfermedades del cerebro. Igual que pasa con el cambio climático, tiene que ser un esfuerzo internacional. No es como otras áreas como la Inteligencia Artificial, donde unos quieren adelantarse a otros. Estados Unidos cree que no hace falta colaboración internacional porque piensan que ellos se bastan, pero nosotros no pensamos así, y tratamos de colaborar con todo el mundo. Los científicos queremos colaborar y el gobierno de Estados Unidos no, pero eso a los investigadores no les importa (risas). 

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