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La paradoja del párkinson: Félix no puede caminar pero sí correr

Félix, enfermo de párkinson, con su hija Lou tras correr en el parque.

Antonio Martínez Ron

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Félix, de 65 años, corre por el parque junto a su hija, Lou, hasta que ambos reducen la marcha. Cuando se detienen, ella le agarra del brazo y le pide que camine, pero el hombre tiene ahora una ostensible dificultad para andar y avanza tambaleándose. “Este es mi padre, padece párkinson desde hace más de 15 años y es corredor de toda la vida”, dice Lou. “Necesita silla de ruedas y apoyo para poder caminar, pero correr…”. El vídeo que subió a las redes hace unas semanas ya tiene alrededor de medio millón de reproducciones. Muchas respuestas son para felicitarles, pero también hay muestras de sorpresa. ¿Cómo una persona con un grado de párkinson tan avanzado puede correr con esa cara de felicidad y sin dificultad?

“No salimos todos los días a correr”, explica Lou a elDiario.es. “Lo hacemos dos veces a la semana, pero a él le da la vida, le cambia hasta la cara, porque ha sido muy deportista”. Félix tiene párkinson atípico, una forma de la enfermedad que no responde bien al tratamiento y que empezó a manifestarse cuando solo tenía 46 años. En su día a día no puede andar, pero conserva la capacidad de correr prácticamente intacta. 

La idea del vídeo se le ocurrió a Lou a partir de una situación previa. Volvían de rehabilitación y trataba de hacer caminar a su padre desde el coche hasta el portal de su casa cuando el hombre se quedó bloqueado. “Una mujer se nos quedó mirando como diciendo ‘qué pena’”, recuerda. “Y le dije 'venga, papá, vamos a correr”. Y de pronto nos fuimos corriendo desde el coche al portal. La señora se quedó alucinada y me dije: esto lo tiene que saber todo el mundo“.

Esta capacidad de realizar movimientos alternativos a la marcha es bien conocida por los familiares de personas con la enfermedad y por los especialistas. El fenómeno recibe el nombre de kinesia paradoxa y se descubrió al observar que pacientes de párkinson que estaban casi paralizados podían hacer movimientos alternativos como correr o bailar. En uno de los casos más llamativos y extremos registrados en Estados Unidos, los responsables de una residencia descubrieron con sorpresa que durante un incendio los pacientes paralizados por el párkinson fueron los primeros en evacuar el edificio. Y la explicación tiene que ver con la propia arquitectura del cerebro. 

Circuitos alternativos

“Lo que sucede es que el programa motor está activando una vía distinta”, explica Juan Pablo Romero, neurólogo del hospital Beata María Ana e investigador de la Universidad Francisco de Vitoria. “El cerebro se compone de circuitos que están solapados, no hay solo una vía, sino muchas vías paralelas”. Lo que está haciendo Félix, en otras palabras, es utilizar los circuitos que no están deteriorados. “Imagina que el cerebro es como un ordenador y tiene su paquete de Office, con su Excel, su Power Point… que no te funcione uno de los programas no quiere decir que no te funcionen los otros”, explica Jaime Herreros, neurólogo del Hospital Infanta Leonor de Madrid.

“La enfermedad de párkinson se debe principalmente a un déficit de dopamina y hay una disfunción de circuitos, localizada en los ganglios basales”, apunta la neuróloga e investigadora Carmen Gasca. “Lo que primero se afecta son conductas más habituales como el caminar, el braceo o la escritura, movimientos más automáticos, más sobreaprendidos, por así decirlo”. Por eso detalles como dejar de mover los brazos al andar o arrastrar un pie son a veces señales tempranas de la enfermedad. “Cuando ese circuito más habitual está alterado –explica Gasca– se puede compensar pasando de un circuito más automático a uno voluntario, activar otras regiones relacionadas con un mayor nivel de atención”.

Hay pacientes con párkinson que están paralizados y van perfectamente en la bicicleta. Y si a un paciente le haces caminar por un pasillo y le pones objetos que tenga que esquivar va a caminar muy rápidamente, pero si no, se va a quedar paralizado

Juan Pablo Romero neurólogo e investigador de la Universidad Francisco de Vitoria

“Yo tengo un paciente que toca el piano perfectamente, pero luego se queda bloqueado al caminar”, explica Ana Rodríguez, neuróloga de la unidad de trastornos del movimiento del hospital de La Paz. Y lo puede hacer porque es algo que aprendió mucho después que los movimientos más automatizados que se deterioran principalmente en el párkinson. “Se alteran estructuras que se han formado desde el nacimiento para caminar sin pensar, abrir la boca para comer… El acto de correr o montar en bicicleta se aprende a posteriori y se usan otras conexiones que están intactas en estos enfermos”, explica.

Cada uno con su “truco”

En España más de 150.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa y cada año se diagnostican unos 10.000 casos nuevos, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En la consulta es habitual ver que los pacientes con síntomas motores que no pueden andar se desbloquean con diferentes estrategias, ya sea con pistas visuales, sonidos rítmicos o cuando se coloca un obstáculo en su camino. Es el hecho de tener que prestar atención lo que marca la diferencia. Este pequeño gesto hace que su cerebro active una vía alternativa a la que tienen bloqueada.

“No todos los pacientes usan los mismos trucos”, indica Romero. “Vas a encontrar a pacientes con párkinson que están paralizados y van perfectamente en la bicicleta. Y si a un paciente le haces caminar por un pasillo y le pones objetos que tenga que esquivar va a caminar muy rápidamente, pero si no, se va a quedar paralizado”. 

Yo tengo pacientes que van a clases de baile y te dicen que cuando suena la música se les mueven las piernas solas, que pueden desplazarse haciendo acrobacias y giros y, sin embargo, caminar les cuesta mucho

Jaime Herreros neurólogo del Hospital Infanta Leonor de Madrid

Para José Obeso, especialista en párkinson y director del Centro Integral de NeuroCiencias del HM CINAC, lo más extraordinario son estos casos en que el paciente arranca a andar con un pequeño cambio. “No deja de fascinarme que cuando a alguien se le congela la marcha, se le ponen pistas en el suelo, como papeles separados para que la longitud de la zancada la pueda realizar con cierta comodidad, y sale del bloqueo por completo. El paciente sigue caminado, porque está usando una referencia y un circuito diferentes”, asegura. 

En una revisión de este tipo de casos publicada en 2019 en la revista JAMA Neurology, se recopilaban varias grabaciones de pacientes aplicando distintas estrategias. “Los ejemplos incluyen caminar mientras se hace botar rítmicamente una pelota, cruzar las piernas al caminar o pasar por encima de un bastón invertido”, explicaban los autores. En el vídeo se ve a personas que se desbloquean contando los pasos, arrastrando los pies rítmicamente como si patinaran, caminando de lado, montando en patinete o subiendo escaleras. Y el cambio es tan radical que parece inverosímil. 

“Yo tengo pacientes que van a clases de baile y te dicen que cuando suena la música se les mueven las piernas solas”, asegura Jaime Herreros, “que pueden desplazarse haciendo acrobacias y giros y, sin embargo, caminar les cuesta mucho”. En todos estos casos, los pacientes han encontrado el modo mental que les permite activar un circuito alternativo. “Se ve todos los días”, explica Julián Benito, neurólogo del hospital Doce de Octubre. “Es conocido que los pacientes con ciertas estrategias, como ponerles delante un puntero láser o un bastón, mejoran la marcha”. En su caso recuerda el caso de un paciente que no podía andar, pero se movía con rapidez si botaba una pelota de tenis. “Es como si se cortara la carretera que une Madrid y Barcelona, pero hay una alternativa, las redes que están al lado intentan suplir ese problema”, sentencia.

“A algunos de ellos la esposa le pone un pie delante para que arranque cuando se quedan bloqueados, los estímulos visuales funcionan muy bien”, dice el doctor Obeso. “Siempre les aconsejamos poner en casa unos colores en el suelo a modo de paso de cebra para que vayan fortaleciendo esa vía visual para dar el paso”, indica la doctora Rodríguez. “Las pistas pueden ser visuales, el pie, o puede ser un sonido, un pitido o decir ‘uno, dos’ en voz alta y empiezan a caminar”, señala la doctora Gasca. En el caso de Félix y su forma natural de correr, a su juicio está ocurriendo lo mismo. “Entran en juego dos aspectos, que algo te gusta y lo vas a hacer mucho mejor y por otro que estás usando un programa distinto al de andar”. 

Emociones fuertes

Porque, además de la integridad de los circuitos neuronales, hay que tener en cuenta el factor emocional. Algo que les produzca felicidad, como la carrera en el caso de Félix, o que les provoque un sobresalto y un aumento de dopamina, puede desbloquear temporalmente los circuitos. Es muy parecido a lo que se ve en la famosa escena de la película “Despertares” (Penny Marshall, 1990), en la que pacientes paralizados agarran la pelota al vuelo. “Cogen la pelota porque se despierta algo que sobrepasa los ganglios basales”, explica Romero. 

“He oído de casos que a lo mejor han tenido un evento muy estresante y de repente lo han hecho, es un efecto muy recortado en el tiempo, en el que se dispara el nivel de atención”, confirma Gasca. Esto también explica por qué cuando los pacientes van a la consulta caminan mejor que cuando estaban en casa. “Les tengo que explicar que es normal”, dice la especialista, porque el hecho de estar ante el médico cambia las condiciones y su respuesta.

Cuanta mayor riqueza de redes neuronales, mejor prevención para evitar males en un futuro. Tenemos pacientes a los que les da un ictus del área del lenguaje dominante y dejan de hablar en castellano, pero hablan perfectamente el idioma secundario

Ana Rodríguez neuróloga de la unidad de trastornos del movimiento del hospital de La Paz

¿Es recomendable que hagan este tipo de ejercicios o es peligroso dado su estado? Los especialistas coinciden en que son una herramienta útil. “Es recomendable, si el paciente tiene algo que desencadene una movilidad es una herramienta que tiene que usar sin miedo a gastarla, porque no está determinado por hacerlo muchas veces”, indica el doctor Romero. “Todas estas estrategias que mejoran por esa vía son una forma de rehabilitar este tipo de trastornos motores”, señala Carmen Gasca. “Es bueno que lo hagan, pero siempre supervisados, hay muchos fisioterapeutas que son los que les dan las pautas adecuadas”.

Salidas de emergencia

¿Y qué nos dicen estos casos extremos sobre el cerebro humano? A juicio del doctor Obeso, esto es una prueba de que la capacidad de caminar mientras hacemos otras cosas ha sido tan determinante en nuestra evolución que nuestro encéfalo ha desarrollado muchas ‘salidas de emergencia’. “Hay muchos sistemas de compensación, porque quedarse bloqueado podía ser una cuestión vital”, señala. Una muestra de esta capacidad de resistencia es que para que surjan los primeros síntomas más leves el párkinson hay que haber perdido ya entre un 60 y 70% de dopamina. “Hay que perder mucho para que haya manifestaciones, porque el cerebro va compensando”, señala. “Y se llega al extremo de que, si hay poca dopamina pero una situación grave como un incendio, el sistema nervioso todavía encuentra una vía de compensación para moverse”. 

Para la doctora Rodríguez, la lección que dejan este tipo de casos es que es bueno activar vías sensoriales de todo tipo desde pequeños, por si en un futuro tenemos una enfermedad y el cerebro necesita compensar un déficit. “Cuanta mayor riqueza de redes neuronales mejor prevención para evitar males en un futuro”, sentencia. “Es como aprender un idioma”, añade. “Tenemos pacientes a los que les da un ictus del área del lenguaje dominante, pero son bilingües y dejan de hablar en castellano, pero hablan perfectamente el idioma secundario, como pueda ser el inglés o el francés”. 

Para Lou, esta vía de escape que ha encontrado la naturaleza es una pequeña bendición en su vida diaria. “Para mí es como devolverme un poco a mi padre”, concluye, “porque sinceramente mi padre no es mi padre desde hace muchos años. Para mí, verle sonreír, y que pueda disfrutar — porque él lo dice, ”me siento libre cuando corro“ —, es lo que más nos gusta a los dos. Y creo que en el vídeo se ve perfectamente”. 

Vídeo: Clara Rodríguez

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