El acuerdo migratorio de la UE para la creación voluntaria de centros “controlados” para refugiados e inmigrantes ha sido recibido con cautela por ONG, agencias de la ONU y algunos partidos políticos, mientras ningún Estado miembro se ha mostrado dispuesto a albergarlos por el momento y la mayoría apunta a que deberían estar en los países de llegada.
Según las ONG y algunas formaciones políticas, el pacto alcanzado esta madrugada no resuelve el problema migratorio y suprime en la práctica el derecho de asilo en suelo comunitario.
A su llegada esta mañana a la segunda jornada de la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aclaró que no habrá centros para acoger inmigrantes en territorio francés.
No obstante, Macron se mostró partidario de “ser más solidarios” con los países de primera llegada y apoyar un sistema similar al de los centros de acogida de Lesbos (Grecia), “donde se daba un proceso eficaz de acogida y retorno”.
En esa línea, el primer ministro belga, Charles Michel, dijo que los países mediterráneos como España “están en primera línea” para asumir la creación de estos centros.
La canciller alemana, Angela Merkel, subrayó que “hace falta solidaridad con los países de llegada”, especialmente en la frontera sur de la UE, como Grecia, Italia y España.
Merkel, al igual que Macron, abogó por que las plataformas de desembarco de inmigrantes fuera de la UE se establezcan siempre “en cooperación con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)” y respeten “el derecho internacional”.
El Gobierno austríaco, defensor de una de las líneas más duras contra la inmigración dentro de la UE, defendió que los países con frontera exterior deben evitar que los inmigrantes salgan sin control hacia el resto de Europa.
“Cuando la gente llega a Europa, a países que tienen una frontera exterior, deben ser allí atendidos, mientras no puedan ser enviados de vuelta”, aseguró el canciller, el conservador Sebastian Kurz, a su llegada a la cumbre de líderes de la UE.
Kurz se alegró de que, además, “por primera vez” se haya recogido la idea de “centros de desembarco” de inmigrantes en países fuera de la UE y destacó la buena cooperación con Libia o Egipto.
Por su parte, los países mediterráneos se mostraron cautos con la propuesta de albergar centros de desembarco pero celebraron el compromiso de recibir más recursos para gestionar la llegada de inmigrantes.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, explicó que su país ya cuenta con ellos, así como con un dispositivo “perfectamente instrumentado” para atender a asilados e inmigrantes.
“Creo que lo importante es que se vuelquen recursos económicos para ayudar a la respuesta que da España al fenómeno de la migración en nuestro país”, remarcó, en línea con lo acordado durante la primera jornada cumbre.
Por su parte, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, dijo que no se fía de “las palabras” hasta ver “qué principios, inversiones y hombres” incluye para reducir la ruta del Mediterráneo central.
Para el líder ultraderechista, las prioridades para frenar “este éxodo” deberían ser proteger la frontera externa, “no dejar sola a Italia” y desembolsar inversiones “verdaderas” y “no calderilla” para África.
Por otro lado, el acuerdo migratorio ha sido criticado por ONG como Oxfam, que denunció que la UE “descarga las responsabilidades en países de fuera” y trae consigo “la creación, de facto, de más centros de detención de migrantes”.
Las agencias de Naciones Unidas encargadas de asuntos migratorios recibieron con reservas el acuerdo al cuestionar la eventual creación de centros extraterritoriales y el supuesto internamiento de menores.
“Nos complace que se ayudará a los países costeros porque lo vemos como un asunto que debe ser gestionado de forma común”, aseguró el portavoz de la OIM, Leonard Doyle.
Respecto a estos centros, las agencias entendieron que serán “cerrados” y, aunque no es la opción preferida, se mostraron listas para ayudar a gestionarlos.
Sin embargo, se opusieron a la posibilidad de que se creen fuera de las fronteras del bloque centros como los de Libia, que “deberían cerrarse”.
Frente a la complacencia de los líderes comunitarios, el acuerdo también fue censurado por la portavoz del grupo de los Verdes en la Eurocámara, Ska Keller, quien aseguró que esta cumbre “entierra el derecho al asilo en Europa”.
“Los jefes de Estado y Gobierno siguen la agenda de la extrema derecha y esto no debilita a la derecha, sino todo lo contrario”, advirtió Keller.