Durante décadas, los mosasaurios han sido descritos como grandes depredadores marinos del Cretácico final, reptiles plenamente adaptados al océano y vinculados a ecosistemas costeros y de mar abierto. Un nuevo estudio publicado en BMC Zoology cuestiona parcialmente esa imagen al documentar el hallazgo de un diente de mosasaurio en un entorno fluvial de agua dulce, sin evidencias de influencia marina directa, en la actual Dakota del Norte, Estados Unidos. El descubrimiento aporta nuevas pistas sobre la posible flexibilidad ecológica de estos animales en los momentos finales antes de su extinción.
Dónde encontraron la pieza
El fósil, una corona dental aislada identificada como NDGS 12217, fue recuperado en la Formación Hell Creek, un yacimiento célebre por su abundancia de restos de dinosaurios como Tyrannosaurus rex o Edmontosaurus, pero prácticamente carente de fauna marina. El diente apareció incrustado en un nivel de arcillas carbonosas interpretado como una llanura de inundación asociada a un sistema fluvial, sin indicios tafonómicos de transporte desde ambientes costeros o marinos.
El entorno donde se localizó el fósil está dominado por restos de animales terrestres y de agua dulce, incluidos cocodrilos, dinosaurios herbívoros y grandes terópodos. La ausencia de ammonites, tiburones u otros organismos marinos refuerza la interpretación de un contexto estrictamente continental. Además, el buen estado de conservación del diente, sin abrasión ni fracturas atribuibles al transporte, sugiere que fue perdido en el lugar por el propio animal y no arrastrado desde otro medio.
Según el análisis morfológico
Desde el punto de vista morfológico, el diente presenta una textura finamente arrugada y quillas bien definidas, rasgos característicos de la tribu Prognathodontini, un grupo que incluye algunas de las especies de mosasaurios de mayor tamaño conocidas. Aunque el material es insuficiente para una asignación precisa a nivel de especie, los autores señalan que el ejemplar podría corresponder a un animal de hasta unos 11 metros de longitud, un tamaño incompatible con los patrones observados en individuos juveniles.
La principal aportación del estudio reside en el análisis geoquímico del esmalte dental. El equipo analizó la “huella química” del esmalte del diente para compararla con la de otros fósiles del mismo entorno y con la de los mares del Cretácico. Los resultados muestran que la señal isotópica del diente no coincide con la de ambientes marinos del Cretácico tardío, caracterizados por una composición muy homogénea, sino que se alinea de forma consistente con la de animales terrestres y de agua dulce del mismo yacimiento.
No se trata de un caso único: ya hay otros precedentes
La presencia de mosasaurios en ambientes no marinos no es completamente inédita. En Europa y África se han descrito especies más pequeñas con adaptaciones a sistemas estuarinos o fluviales, como Pannoniasaurus en Hungría o Goronyosaurus en Níger. Sin embargo, esos casos correspondían a animales de tamaño moderado y con rasgos anatómicos específicos, mientras que el hallazgo de Hell Creek apunta a mosasaurios de gran tamaño tradicionalmente considerados estrictamente marinos.
El estudio se sitúa además en un contexto ambiental de profunda transformación: el progresivo declive del Mar Interior Occidental, que durante millones de años dividió Norteamérica. En sus fases finales, este mar experimentó una desalinización gradual y la expansión de grandes sistemas fluviales, un escenario en el que algunos mosasaurios pudieron adaptarse temporalmente a aguas menos salinas o incluso dulces como respuesta a un entorno cambiante.
Lejos de reescribir por completo la historia de estos reptiles, el hallazgo matiza la imagen clásica de los mosasaurios como depredadores exclusivamente oceánicos. Más que especialistas rígidos, algunos linajes parecen haber mostrado una notable capacidad de adaptación ecológica en los últimos compases del Cretácico. Un solo diente no cambia el final de su historia, pero amplía el marco en el que se desarrolló: un mundo más dinámico y con fronteras ecológicas menos definidas de lo que se pensaba hasta ahora.